La historia de cómo conocí a Matthew es algo complicada.
Desde que recuerdo y era pequeña, mi afición hacía el dibujo y el diseño me llenaban por completo, de hecho mi madre decía que tenía un talento gigante y que debía explotarlo para poder llegar a ser alguien más grande. Pues ella siempre decía que todos ya éramos alguien a pesar de no tener un empleo o una profesión famosa. Mi padre comenzó a llevarme a talleres y cursos de dibujo, pintura y escultura, artes manuales y manejo de programas para dibujo en las computadoras. Diseño digital y manual. Era un estuche lleno de monerías.
Al cumplir los 22 años ya había salido con varios chicos, los cuales me decían que estaba loca por enfocarme tanto en lo que me gustaba, así que literalmente los mandaba a la mierda. Esto era mi vida y si no te gustaba pues la puerta estaba muy grande.
Mis dibujos llegaron a ser más detallados, más difíciles y complejos, llegaba a detallarnos tanto que parecían irreales. No es por presumir, pero mis manos tenían un don inquietante e interesante.
Llegué a tener un tipo de galería y exposición en un pequeño museo de Long Beach, California. Fue realmente una sorpresa, pero acepté sin regateos y ahora algunas de mis ideas están tatuadas en algunas personas, eso es realmente sorprendente.
Y ahí es donde conocí a Matthew. Si, precisamente fue él quien me habló por primera vez, no lo conocía mucho, solo sabía que tocaba en una banda y que era bastante famoso, pero a decir verdad…no tomé eso en cuenta pues yo estaba en lo mío.
Comenzamos a sacar plática, él quería tatuarse uno de mis dibujos y quería invitarme a una fiesta para conocer a sus demás compañeros, también quería que le diseñara algunos banners para la banda, algunos dibujos para camisetas originales, tazas, bla bla bla…mercadotecnia, era trabajo así que no me negué.
A los 25 los chicos seguían buscándome para los dibujos de su banda, no era la única ahora con la que trabajaba, tenía a otras 6 bandas a las cuales les hacía y promocionaba diseños para su mercadotecnia, la paga era muy buena y el trabajo excesivo, a veces dormía poco y a veces no sabía lo que era dormir.
— ¿Necesitas ayuda?
Lo miré. Zacharias era un sujeto introvertido pero a veces solía amenizarme el ambiente, él era tranquilo y me hacía sentir cómoda.
— Por ahora estoy bien – sonreí de costado — ¿Ya te hartaron?
— Si, solo se la pasan compitiendo a ver quién se echó el pedo más fuerte…a veces pienso que no crecen jamás – sonrió de costado
— ¿James es el que comienza con todo esto, no es así?
— Si, él jamás va a crecer – rió de nuevo al beber despacio de su tasa con café — ¿Y ahora qué haces?
— Bueno, James me pidió una idea básica para la nueva portada de Nightmare, así que estoy haciendo mi mayor esfuerzo
— Él tiene ideas muy locas, sería bueno que le preguntaras como qué le gustaría, yo confío en su mente retorcida
Sonreí despacio y él me miraba tranquilo como siempre. Luego de unos minutos largos se fue para dejarme trabajar tranquila, a veces me gustaba que me miraran…a veces no. Solía viajar con ellos a las giras para darme una idea de cómo era su vida y así poder plasmarlo en un dibujo para ellos. Cuando no tenía mucho trabajo, me gustaba hacer dibujos de ellos y sus cosas dementes, los 5 chicos eran distintos y eso era lo agradable de estar con ellos a diario.
Mis manos hacían magia a cada instante, pero algo estaba pasando en mí. Me dolía la cabeza tremendamente y fue repentino, y es que apenas comenzaba a trabajar. Mi estómago comenzó a sentir una revolución, un revoltijo increíble que me llenaba de nauseas, mis ojos lloraban y mi saliva era más líquida y constante. Saqué mis anteojos para tallarme los ojos y enfocar después…pero me costaba bastante trabajo. Comencé a sudar frío y quise levantarme de la silla pero caí al piso. Tomé el mismo con mis manos, me dolía mucho la cabeza y mis ojos se empañaron dejándome caer en un profundo sueño.
NARRA James
— ¿Tienes cigarrillos?
— No…se me terminaron – rió
— ¿Entonces de qué sirves, Gates?
— ¡Hey! Al menos no parezco locomotora
— Como sea…iré a ver si Lois tiene
— Quizá…
Caminé despacio por los pasillos, estábamos en la casa de reunión en Los Angeles, California, solíamos venir acá para grabar, dar ideas y proseguir con el nuevo disco. Suspiré al mirar por las paredes aquella trayectoria que nos ha dejado marca. Mataba por in cigarrillo, además aprovecharía para ver si Lois a avanzado con el dibujo para la portada del nuevo disco, apenas llevábamos el demo de la canción que sería el primer sencillo.
Toqué la puerta y no recibí respuesta.
— Lois…soy yo ¿Puedo pasar? – siguió sin haber respuesta — bueno…voy a entrar
Al hacerlo no la miré en ningún lado, caminé despacio por la habitación y a lo largo la miré tendida en el suelo, de repente las ganas de un cigarro se esfumaron y no sentí el momento en el que corrí para sostenerla entre mis brazos.
— Hey…hey Lois…reaccionar….muñeca
Ella no se movía y comencé a desesperarme. Coloqué mis brazos en forma cómoda para levantarla y acomodarla en el sofá que no quedaba muy lejos. La dejé ahí y salí a ver a los chicos.
— Emm ¿Amigos? – me miraron todos de repente — supongo que debemos llamar a una ambulancia o llevar a Lois al hospital
— ¿Qué pasa? – dijo Zack algo preocupado — acabo de salir de con ella…y estaba bien – corrió al estudio y yo miré a los demás
— No se… solo entré y estaba en el suelo – dije asustado
— Ahora llamo a la ambulancia – Matt corrió al teléfono y comenzó a marcar
Regresé con ella, el pulso era bajo pero seguía respirando, su piel comenzó a tornarse pálida y yo me asusté bastante.