Capitulo 5

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—     Llaves del auto, ya…chaqueta, ya…letras de canciones, ya…

—     Se te olvida algo – me miró deteniendo sus manos y paré mis labios al notar su sonrisa

—     Oh…un beso a mi novia – me dio un pico lindo — ya

—     Ve con cuidado ¿si? Te esperamos para cenar

—     De acuerdo

—     ¿Matt? – se detuvo en la puerta y giró a verme — te amo

Hubo un pequeño silencio pero me sonrió de nuevo. Se acercó y plantó sus gruesos labios sobre los míos, el aire que respiraba era limpio y más ahora que estaba con él.

—     Yo también te amo

Le sonreí sin poder evitarlo y no lo detuve más, se fue a su cita con Jacobson y yo me quedaría dibujando algunas cosas. Se retrasaron con el disco de Nightmare, pues cada quien tomó sus vacaciones, se estaban organizando para la boda de Brian, Zack tenía algunos problemas con su nueva esposa, Johnny estaba feliz y distraído y James…bueno James era feliz siempre, aunque en estos últimos días lo hemos estado notando algo distante. Se ha descuidado un poco pero se ve feliz por ahora y eso me mantiene bien.

Perdí la noción del tiempo dibujando, hacía rayas y mis manos se movían solas. Por acá por allá…hasta Mateo se entretenía viendo a mamá explayarse sobre las hojas de papel inmensas que abarcaban la mesa de dibujo. Sonreí al verlo algo cabizbajo y es que no me di cuenta que a era hora de ir a dormirlo, pero necesitaba cenar algo.

—     Ven bebé, vamos a tomar algo de leche al menos

Me sonrió suave y lo acomodé en su cuna, con un enorme biberón con leche tibia. Sus ojos se iban cerrando. Era tan perfecto como su padre: ojos hermosos de color verde, tez blanca, hoyuelos en sus mejillas, cachetón y gordito. Matt era un bebé enorme y Mateo un bebé chiquito…era como su doble o algo así, sonreí al imaginármelos juntos vestidos igual, aunque no sé si lo deje tatuarse tan joven…eso ya lo veré. Sus ojos quedaron cerrados, saqué la mamila y lo cubrí bien con la sabanita.

—     Te amo, mi amor

Escuché el teléfono y lo atendí…era Matt que ya venía con la cena y cuando le comenté de que Mateo estaba dormido, no dudé en sacar a relucir mis ganas que tenía de papá. Sin más colgué y fui al closet, busqué ese hermoso atuendo de noche que había comprado hace unos días con la próxima esposa de Brian, era una chica fabulosa y alocada, así que le hice caso y en realidad me gustaba como se me veía puesto, a pesar de que era pequeño acentuaba mi figura y a él se que iba a encantarle. Me arreglaba el cabello, no se cuánto tardé, pero Matt ya se estaba tardando bastante, intenté llamarlo pero antes de que marcara mi celular comenzó a vibrar.

—     Hola James – sonreí de costado

—     Lois, ha ocurrido un accidente

Me quedé en blanco, pensé que sería cualquier cosa estúpida, ellos siempre suelen bromear así pero ahora James se escuchaba bastante preocupado y eso no me gustaba

—     Q…¿Qué clase…d…de…de accidente, James?

—     Es…es Matt, Lois, tuvo un accidente de auto…estoy en camino a tu casa…

—     O…ok…

Colgué y por la cabeza se me pasaban muchas cosas. Resbalé y caí sentada al piso, mi bebé estaba dormido ¿Qué hago? Matt no puede estar mal, él tiene que estar bien porque sin él qué voy a hacer. Sentí la puerta y salí de mi transe al levantarme del piso, era James que me miraba serio, su barba comenzaba a crecer y su cabello de la misma manera.

—     Mateo está dormido – dije en shock aún

—     No te preocupes, vamos a llevarlo…luego vemos donde podemos dejarlo ¿si?

—     De acuerdo…i…iré por él

Caminé a su habitación y yo me cambié rápido de ropa, me puse unos jeans y una camiseta, tenis y una sudadera. El sudor era tan pesado que parecía que cargaba un enorme costal de rocas en mi espalda, la incertidumbre me estaba invadiendo y no quería entrar en pánico y despertar a mi bebé, su llanto me haría querer romper todo. Lo cargué con cuidado tratando de cubrirlo del aire. Subí al auto de James mirando por la ventana y sintiendo ese inmenso nudo en mi garganta.

—     ¿Está bien? – se me quebraba la voz

—     Está inconsciente pero sus signos vitales están bien, solo me dijeron eso por teléfono, en cuanto supe vine por ti…

—     Oh

—     Estará bien, Lois, él es de madera buena – sonreí al seguir manejando

—     Lo…¿Los demás chicos lo saben?

—     Si…ya están allá

Manejaba tranquilo y yo que parecía maraquero, me temblaban hasta las pestañas. A lo largo miramos el hospital y bajamos despacio del auto, cargué bien a Mateo el cual seguía durmiendo como roca. Las paredes frías de los hospitales siempre me dieron pavor y algo de nostalgia, no me gustaban estos lugares y menos sabiendo que hay alguien a quien amo aquí dentro.

—     Por ahora no podemos entrar a verlo, lo están arreglando

—     De acuerdo – dije en silencio cuando Brian se acercó a poner una mano sobre mi hombro

—     Ven, siéntate

Me senté aún aferrándome a mi bollo, lo cubrí bien, no quería que las luces lo despertaran, miraba a la nada, solo quería verlo y saber qué es lo que tenía o qué es lo que pasaba, me estaban comiendo las ansias. 

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