— No puede ser tan malo ¿O si?
— No lo sé, James…esto es extraño y…no sé si quiera que piensa él sobre esto
— Bueno, Matt está algo shockeado, no se esperaba esto
— Y claro…yo si ¬¬
— Bueno…lo siento, quizá sea mejor que lo llame
— Tengo miedo de verlo – agaché la mirada y sentí su mano tomarme el mentón para enfocar mis ojos sobre esos color azul que me encantaban — no te vayas, por favor
— De acuerdo, me quedaré aquí contigo…
— Tengo hambre
— Yo igual…la comida de aquí es un asco…pero seguro ya te dejarán salir
— Si…eso espero, tengo antojo de una pizza
— ¿Ya empezamos con antojos?
— ¡¡Cállate, James!!
Reímos ambos, sentí sus manos apretar las mías y tranquilizarme.
El pequeño bollo que estaba dentro de mí tenía apenas 2 meses de cocimiento, Matt estaba distanciado ahora y era lo que menos necesitaba. Por suerte tenía a un amigo cerca, si no me mataría enseguida. En mi vida jamás programé un embarazo tan pronto, si quería tener bebés pero más adelante, ahora no sé qué rayos pasaría. Matt y yo ni siquiera éramos novios o algo formal…solo la pasábamos bien…solo practicábamos, y creo que la práctica dio resultado.
Después de unas horas, y con el diagnóstico dado, me dejaron salir y James me acompañó sin problemas. Llegamos a una pizzería local y pedimos una gigante, ya no podía beber cerveza, así que, para mi pesar, pedí una soda clara. Comenzamos a comer y yo permanecía en silencio, pensando que mi vida tomaría otro rumbo de ahora en adelante. No sabía si en verdad quería mudarme de nuevo a México con mi familia, no era fácil y más ahora con el nuevo gobierno…quizá me quede con mis tíos, ellos siempre me han visto como una hija…y lo de la escuela tengo que ver bien qué pasará con los semestres y…
— Hey… ¿Al menos estás disfrutando la pizza?
— ¿qué? – él rió y yo me sonrojé — lo siento…estoy…tratando de organizar mi vida
— Estarás bien, si Matt no reacciona prometo ayudarte
— Estás loco…eres un amor, Rev
— Lo se – masticó una enorme rebanada y sonreí al mirarlo
— Quizá me mude con mis tíos a Chicago, tienen una casa enorme junto al lago…así que…creo que será mejor
— Eso es muy lejos de aquí…eso no me gusta
— Lo se James pero ¿Qué más puedo hacer? No me puedo atener a que Matthew reaccione…y no me puedo atener a ustedes porque…ustedes tienen su vida, yo tengo que arreglar la mía y sola no puedo
Comencé a entrar en pánico. Esto no estaba bien, se supone que esperar un bebé es lo mejor que hay, pero aquí el problema es que yo no lo estaba esperando pero tampoco quiero borrarlo del mapa, sumándole a todo esto que es hijo de Matt, pero lo que más me dolía es que no fuera él el que ahora estuviera frente a mí.
— No llores, bonita
— No estoy llorando – me limpié las mejillas con el suéter — me arden los ojos
— Llorar no está mal, Lois…y lo sabes
Miré a otro lado y ahí si dejé que mis lágrimas se desbordaran. Sentí que se levantó de la silla y sus enormes y largos brazos me rodearon por completo, sometiéndome en un capullo perfecto donde nadie podía hacerme daño, me sentía protegida…James era como un hermano mayor, mi complemento y mi pilar, era la ayuda que necesitaba ahora, la compañía y el amor que él me brindaban: no necesitaba de nadie ni nada más.
++++
— Estaba pensando en que si es niño…deberías llamarlo…Mateo
— ¿Por qué?
— No lo se…suena mejor que Matthew…
— Pues lo voy a pensar… ¿Y si es niña?
— Kathia
— Ese me gusta más…tienes buena creatividad para los nombres
— Hago lo que puedo
Me acompañó a casa y se quedó un rato, me sentía devastada y cansada, en cualquier momento debía llamar a mis padres y darles la noticia, pero no me sentía con ánimos así que dejaría pasar un par de semanas. Vivía sola en un departamento cerca del estudio de los chicos, de hecho Matt vino un par de noches a quedarse aquí, hablando de él…lo extrañaba muchísimo.
Después de unas largas horas James se fue y me quedé sola. Me imaginé yo embarazada acariciando mi vientre, sola…sola, completamente sola. No quería pensar en eso, más bien me imaginaba un escenario lindo donde Matt aceptaba todo esto y salíamos adelante, pero eso se esfumaba al recordar que estaba en el mejor arranque de su carrera y que eso estropearía sus planes.
— No te preocupes, pequeño bebé…tu mami va a amarte…y aunque tenga miedo, no te hará falta nada…él ni nadie nos va a detener.