Entre risas y abrazos, las chicas y yo invertimos mucho tiempo, estaba tan emocionada que no dejaba de verme en el espejo, ya quería que llegara Matt y me viera, se que iba a gustarle. Pronto Natalia acomodó mi cabello de una forma bonita, incluso le puso un broche con un moño en negro.
— Deberías ponerte un negligee
— No tengo ninguno – pronuncié algo avergonzada — ay no que vergüenza
— Ay ¿Por qué? A Matt le encantará – Victoria mordió su labio inferior
— ¿Tu ya lo has hecho con Brian?
— ¡¡Claro que si!! Tengo uno de cada color – rió al acomodarme los bucles que quedaban en la punta de mi cabello rosa
— No lo se…
— Tengo uno nuevo ahora mismo en una cajita en mi bolso
— ¿Ya lo tenían planeado, cierto?
— Algo así – Natalia me miró sonriente — y además ya no tarda en llegar
— ¿quieres verlo? – Vic sacó la cajita
Me mordí el labio inferior, esto era una locura, jamás usé uno y no se siquiera si iba a verme bien. Suspiré entonces y asentí despacio. Ellas sonrieron al sacar la lencería de esa cajita bien forrada de color rosa pastel.
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— Que te diviertas – ellas tomaron sus cosas y caminaron a la puerta
— Saludos a James y a Brian
— De tu parte, bonita – Victoria meneaba las caderas y ese abultado cabello rizado, se podía decir que era mis mejores amigas.
El auto se fue alejando de mi casa y yo cerré la puerta al regresar la mirada a aquella cajita que quedó sobre la barra en la cocina. Mordí de nuevo mi labio inferior y caminé precavida a mirarlo. Era bonito pero no sabía si iba a verse igual sobre mi cuerpo, decidí llamar a Matt…aunque me daba algo de miedo hacerlo, en mi sueño lo llamé y jamás regresó…pero me atreví a hacerlo, y lo hice.
— Hola cariño ¿Pasa algo?
— No…solo quería saber si ya vienes
— Si, de hecho ya me estoy despidiendo – sentí las risas atrás — “Hola Loiis, te amo” – la voz de James me hizo reír y regresaron el teléfono a Matt — ¿Quieres que lleve algo para cenar?
— ¡No! Ya…ya he preparado yo la cena – mentira…
— De acuerdo…te veo en 15 minutos ¿si?
— Ok…
— Lois
— ¿Si?
— Te amo
La piel se me erizó “Yo también te amo, Matt” ambos colgamos y sin más caminé a tomar el negligee y llegué al baño. Me desnudé por completo y me rasuré todo el cuerpo, a decir verdad fue sencillo, por suerte era casi lampiña. Me di una ducha al cuerpo sin lastimar ni dañar mi cabello recién pintado y arreglado. Entonces miré aquella ropa y me la puse.