fallin' all in you; hwang hyunjin

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Capítulo dieciséis:
"Decisiones y disculpas"
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Lentamente y con pereza arrastro mis pies. No quería venir a clases, sólo quería quedarme bajo mis calentitas mantas e ignorar a todos y todo lo que me rodea.

Mis ánimos están por el piso.

Si hasta hace poco parecía ser una nueva Steph, que le sonreía a la vida porque se sentía bien consigo misma, hoy soy la Steph insegura y deprimente.

Empezaba a llamar la atención por mí aspecto, la chica invisible que solía ser quedó atrás, muchos volteaban a verme porque me veía bien.

Pero hoy es todo lo contrario, ahora que la mayoría sabe que existo, sólo me ven con muecas de asco, algunos hasta se preguntarán qué pasó conmigo en tan corto período de tiempo.

Pero no podría importarme menos. Yo no busco la aprobación de ellos.

Apenas me digné a peinar mi cabello ésta mañana y mi cara no tenía una pizca de maquillaje, además de eso mi desánimo es tanto que hasta un ciego lo notaría.

Es entonces que bajo las miradas —para nada discretas— de los demás estudiantes llego a mí salón de clases, dándome cuenta que todos se encuentran en grupos, conversando y riendo entre sí, siendo ruidosos a primera hora.

Con cierta pesadez dejo mi mochila sobre la mesa y me dejo caer sobre la silla.

El bullicio en el salón es demasiado, o tal vez sea debido a mi estado anímico que se siente así, sea como sea me molesta. Y no es sólo el hecho de que estén haciendo escándalo desde temprano, es que por primera vez en mucho tiempo me siento verdaderamente sola.

Nunca antes me ha importado eso, porque crecí de esa manera, estaba acostumbrada a interactuar poco y por lo general nadie reparaba en mi presencia, pero desde que conocí a Jisung eso comenzó a cambiar y, ahora que no está, su ausencia me pesa en demasía.

Me acostumbré a oírlo hablar sin parar, me acostumbré a su risa y a sus chistes, me acostumbré a su presencia. Me acostumbré a él.

Nunca antes había tenido un amigo y, cuando finalmente lo tuve, ni siquiera supe valorarlo, poco a poco él fue integrándose y fue ganándose mi cariño. Tal vez yo no fuera muy expresiva pero sí que disfrutaba de estar con él.

Nuestra relación tal vez lucía rara ante los demás, pues él habla hasta por los codos, es sumamente ruidoso y enérgico; mientras yo soy todo lo contrario, callada hasta el punto en que no se nota mi presencia, pero quizá por eso éramos amigos, porque él estaba dispuesto a hablar y no dejar el silencio reinar, y yo estaba dispuesta a oírle cada cosa que decía. Supongo que es cierto eso de que los opuestos se atraen.

Sin embargo, ambos tenemos lo mismo en común; somos unos marginados sociales sólo por no ser lo que los demás quieren que seamos.

Me siento pésimo, perdí una amistad sin siquiera conocerla a profundidad y, lo que antes me daba igual, ahora me hace eco. Siento algo de culpa por haber permitido que me alejaran de él y no haber intentado nada para evitarlo.

Sin darme cuenta ya estamos en el primer receso, no me quedé dormida pero quedé en una especie de trance en la que sólo éramos mis pensamientos y yo. Me doy cuenta que incluso la mayor parte del salón ha salido del aula.

Por el rabillo del ojo veo a uno de mis compañeros venir en mi dirección y no es hasta que lo tengo enfrente que me doy cuenta que se trata de Kim Seungmin.