No te desesperes

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Uno, dos, tres, cuatro... contaba los pedidos que mamá tenía atrasados por un corte de luz, si esto fuera enero estaría todo derretido como la esperanza de que Brandon aceptara mi solicitud de amistad.

Tenía bien en claro que todo el delirio había empezado la noche anterior, con dos predicciones fatales en mi mente si no me aceptaba la solicitud: Que ya se había olvidado de mí y que mi dignidad dejaría de existir.

— ¿Podes ser un poco más rápida? Tiene que estar terminado antes del mediodía— me ordeno mamá

— Hago lo que puedo — dije sin mirarla tratando de envolver tres docenas de medialunas y una docena de donas.

En ese momento quería ser Emma. Una chica medianamente bonita, mayor de edad, con una carrera profesional, con un novio nuevo (más encantador que los dos anteriores) y que al parecer ocultaba bien sus problemas.

— ¿No pensaste en empezar un curso de algo que te llame la atención? — Su pregunta apareció de repente.

— Si algo me hubiera ''llamado la atención'' estaría buscando como loca poder empezar— dije haciendo muecas de disgusto

Mamá dejo lo que estaba haciendo y con una mirada perdida al suelo extendió sus brazos hacia la mesa.

— Estas a días de cumplir los veinte, la secundaria la terminaste a duras penas, Tenes una sola amiga que la vez cada año, nunca me contaste si te gusto o gusta alguien y no quieres estudiar nada ¿Cómo puedo estar tranquila? — dijo mamá con la preocupación a flor de piel.

— Tenes todo el derecho a preocuparte ¿Qué esperabas? ¿Que sea igual a las demás incluso a mi hermana?

— ¡Esto es algo serio, Sofia! Todos preguntan por vos y...

— ¿Te doy vergüenza? ¿Es eso? — solté con mucha ira, ignorando su dolor.

—No... cómo vas a pensar...

— Entiendo que debe ser complicado tener una hija que no pueda amoldarse a esta sociedad, pero yo no la obligaría jamás a hacer algo que no le guste.

El timbre que no paraba de sonar, fue mi momento de respirar hondo. Mamá salió con los pedidos sin mirarme, sin decir nada. afortunadamente pasaron a retirarlos, pero desafortunadamente no había una excusa para salir.

A los diez años empecé a ver la realidad, aunque era una niña.

En la escuela el bullying me hacía más pequeña, sin carácter. Mis compañeras se burlaban de mi haciéndome a un lado en todo, literalmente.

¿Alguien sabia de esto? Por supuesto que no. ''Me aburre jugar'' era mi frase de todos los días cuando la realidad era que me echaban de sus grupitos y Brandon se daba cuenta.

El me hacía reír, incluso varias veces nos llamaron la atención en momentos de lectura. ¿Hacia algo malo para recibir tanto rechazo? Nada, absolutamente nada.

Mi refugio era la timidez, cuanto menos me conozcan menos me harán sufrir. Que manipulador y estúpido pensamiento.

Cuando de pequeño nos marcan, de grandes volvemos a ser pequeños.

Mi IPhone no paraba de recibir notificaciones, me ruboricé pensando que llegase a ser Brandon.

Holaaa

Sofiaaa

Estas

¿Ahí?

Contéstame

Te extraño

Era Lara, mi única amiga. La última vez la deje en visto porque sus preguntas eran extremadamente densas en cuanto a mi vida amorosa. No llegaba a tolerarlas.

Yo también te extraño, pero no mucho

Conteste después de dudar. Me quede en su chat, cosa que nunca hacia y esperé que contestara

¡Milagroso encontrarte en línea!

Tenía las ganas y la necesidad de contarle a alguien sobre Brandon

Estoy esperando un mensaje, no te emociones. Si pretendes que te cuente, nos vemos ya mismo en Starbucks frente al Parque Rivadavia y no te tardes, por favor.

Ok. Nos vemos allí

Ella vivía en el barrio de Flores y yo en Caballito. Barrios unidos, pero amistad a distancia. Llegue en menos de cinco minutos, el colectivo de la Línea 26 realmente era una luz. Lara no estaba, elegí el lugar más cercano a la vidriera y esperé... Lara de mi corazón, ¿dónde estás metida? Los empleados ya empezaban a mirarme raro porque no había pedido ni siquiera un simple café, no tenía hambre.

Volví a mirar preocupada por la ventana. Ahí estaba, caminando a pasos agigantados sabiendo lo tarde que se le había hecho un domingo demasiado tranquilo. Antes que me llenara de sermones hablé primero:

— Estas perdonada, Lara.

— Lamento esta tardanza, pero dame un abrazo que hace mucho no te veo

No buscaba llamar la atención, pero al hacerme levantar de la silla y gritar a los cuatro vientos que estaba más linda ya era tarde.

— Bueno, bueno, empecemos antes que me arrepienta.

— Te escucho— Me dijo super intrigada

— Brandon, se llama Brandon. Le envié una solicitud por Facebook, pero hasta ahora no hay señales— Solté un largo suspiro

— Sofia, eso no significa nada— me miro seriamente.

— Hay otra cosa, creo que no vive en Argentina sino en California. Es todo lo que sé. Fuimos compañeros de la primaria y creo que me gustaba un poco, ya sabes, amor de la infancia — Sentí un fuego en mis pómulos luego de contar mi pobre historia. Una vergüenza.

Su rostro de pura apatía me daba desconfianza

— Si esperabas otra cosa, perdóname...

— ¡No! Está bien... es muy interesante— dijo ella con una sonrisa falsa

— Hasta acá llegue. Toma un café, yo me voy— agarré mi bolso, estaba decidida.

— Quédate, Sofí por favor— me hizo señas para que me vuelva a sentar

— Es una estupidez, lo se

— No, no lo es. ¿Cuándo empezó todo esto?

— Ayer— respondí tratando de sentarme nuevamente

— Hay tiempo. Si no te acepta puedes optar por un mensaje priv...

— Ni lo pienses. Voy a esperar

No iba a rebajarme tanto.

— Pero ¿Por qué nunca me dijiste que alguien te gustaba?

A un beso de distancia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora