Y si... ¿me enamoré?

73 9 0
                                    

Llego el primer domingo, el único franco de Lara. Estuvo más de cuarenta minutos sin dejar de hablar como una cotorra de lo feliz que estaba en su nuevo trabajo. Todas las noches llamábamos a nuestros padres fingiendo que éramos uña y carne, inseparables. Mama levanto sospechas, pero despeje sus dudas con la mejor excusa posible '' ella es mi guía'' '' por eso viajamos juntas'' '' sin ella no puedo'' etc. Me dolió mentir de esa forma, pero no tenía otra opción. Si decía la verdad, iba a preocuparse aún más. Tome la decisión después de varias horas de confusión mental que los domingos eran exclusivos para mí y para Lara. No teníamos tiempo de charlar, disfrutar del tiempo sino de vernos, saludarnos y acostarnos a dormir. Domingos sin salidas, sin trabajo, sin Brandon Garner. El acepto mi propuesta, pero con la condición de una videollamada por las noches, sin dudarlo hicimos trato.

Era bonito imaginar lo cerca que estábamos.

Nos trajeron el almuerzo a nuestra habitación, ordenes de mi amiga. Disgustamos una rica pizza de Pepperoni, un clásico estadounidense. Ambas miramos la mesa, pero preferimos comer en la cama. Cada porción era un picante de fuego.
El pepperoni era el centro de la atención. Tome un poco de Sprite
para disimular el incendio cuando Lara no dejaba de mirarme. Intentaba encontrar algún misterio.
—¿Esto es enserio, Sofia?

— ¿Sobre qué? — dije haciéndome la desentendida

Lara se puso seria, yo diría que hasta un poco molesta.

— Tengo buenas y malas— comencé antes que ella
— Primero la mala

— La mala es que la relación con Max no es tan buena que digamos, es un adolescente... un poco caprichoso, muy diferente a su hermano. Pero lo que es aún peor es que su madre es psicóloga y no sabes en la manera que me observa. Debo admitirlo, me da un poco de miedo.

— Ay por favor, Sofia, no seas tonta— dijo conteniendo la risa
— ¿Y la buena? Dilo ya

— Brandon Garner es mucho más de lo que imaginaba, él es increíble— al responder, recordé cada momento juntos. Su sonrisa, su manera de hacerme reír, su belleza misteriosa, en fin, una caja de sorpresas.

— Eso suena muy bueno, demasiado. — me guiño un ojo. Ya entiendo por qué Liliana te observa mucho.

— Soy muy obvia, tenías razón... ¿Quién puede ocultar cuando alguien le gusta?

Mi pregunta no tuvo respuesta, di por sentado que no hay nadie que pueda controlar ese sentimiento. Es como un torbellino de sensaciones, la más linda del ser humano.

Entre preguntas y respuestas no había respiro para terminar de comer, en el silencio del hotel escuchamos como unos tacones se acercaban hasta nuestra puerta.
Hubo silencio, ambas miramos para ver qué pasaba cuando de pronto aparece un papel debajo de la puerta.

Caminé sigilosamente hasta la entrada y levanté el sobre. Los tacones siguieron su camino y el sobre rojo ya estaba en mis manos.

Lara se acercó super emocionada para ver de qué se trataba el juego cuando sentí ese perfume.

Lo abrí rápidamente sabiendo de quien se trataba

Sofí:

Quise sorprenderte en un aburrido domingo. Sabía que iba a ser difícil entregarte esta carta, pero si ya estas leyendo es porque pude lograrlo. Mas que una carta, es una invitación para mañana. Necesito que apenas abras los ojos recuerdes que los lunes no son más tediosos que los domingos porque tienes una salida conmigo. Estate lista antes de las diez porque pasare a buscarte. Una gorra, anteojos y mucha emoción (porque hace calor) Espero que no te hayas sonrojado como todas las veces, por cierto, el rojo te queda muy lindo.
PD: Los domingos te extraño mucho
Bran.

A un beso de distancia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora