🔥C A P Í T U L O 6🔥

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Su mirada era peligrosa, espeluznante sería la palabra adecuada para definirla llena de furía y aparentemente enfado, algunas gotas de sudor caen en el suelo, al parecer aquella adolescente temía lo que la Bestia podría hacerle, sin duda alguna tenia que temer ya que por su culpa llevaba un uncuento untado en una de sus manos.

La mirada de Bels se encontraba fija en el amo, temblando cada centímetro de su piel.

-Señor yo.. Argumento con un sin fin de nervios los cuales no le permitian hablar con entendiemiento -Lo siento, de verdad no fue mi intención replicó al instante de surpirar y elevar su vista al cielo pidiendo misericordia de su señor hacía ella.

La Bestia se levanta sin dejar salir ninguna palabra de su boca, los labios de Bernardo se encontraban sellados era como si estubiera pensando que hacer con la ineficiente criada novata. Se levanta del suelo encharcado sin pestañar o dejar de mirar friamente a Bels quién se encontraba de pie tratando de acercarse a ayudarle.

Jamás en toda la vida habia visto las pupilas mientras se dilataban, su mirada entre negro o marrón reflejaba un alto grado de intensidad, lamentablemente habia llegado la hora de castigar a Bels con una sanción de la que nunca olvidará.

La Bestia da algunas zancadas para acercarse aún más a la joven la cual se encuentra anonadada viendo como su amo se balancea hacia ella, sin pensarlo Bernardo le propinca una gran cacheta ta cual hace que la adolescente inexperta caíga al suelo justo en uno de los charcos que habia dejado, el golpe se escuchó como si algún objeto de vidrio se hubiese caído y roto en millones de pedazos, Bels voltea su vista para así poder ver aquella mirada fatidica, y aquella sonrisa malefica que siempre se posaba en su rostro al momento de dañar a los demàs.

Eso era lo que realmente estaba haciendo "dañar a los demás" quemar su mano y ahora esto, eso era abuso de autoridad, infringir los derechos al trato de cada persona, eso era romper la autoestima y sobre todo el derecho de poder explicar como verdaderamente sucedieron las cosas, a la Bestia no le importaba el punto de los demás, la única verdad, el único punto valido siempre era el suyo.

-Hasta que no aprendas hacer las cosas, no dejaré de recordar como debes de trabajar y reaccionar ante tu amo inutil. Replicó dando una vuelta de ciento ochenta grados quedando el rostro de Bels detrás su espalda.

Así que aquello era recordar como debía hacer su trabajo, con siemples palabras Isabels podía entenderlo, no era necesario usar violencia para que la joven muchacha entendiera.

-Por cierto estas castigada eso significa que no puedes almorzar y que no se te ocurrar probar bocado ya que si lo haces te encadenaré a una silla y luego seras la comida de los cocodrilos. Murmuro caminando por el pasillo hasta perderse entre la ofuscación, la misma oscuridad que hay en su alma. Bels pusó en duda que a ese cruel animal se le pueda denominar ser humano, era mucho para referirse a Bernardo Stormy.

Sinceramente jamás pensó que el aristócrata fuera tan cruel, por mencionar la palabra "castigo" inmensidad de ideas pasaron por su magín, imaginar a su amo encadenando a sus sirvientes o incluso propinandoles latigazos a sus cuerpos para así marcarlos de por vida.

Bels creería la capacidad del Tormento de imponer castigos pesados y severos a sus criados por el simple hecho de no "obedecer" a sus ordenes? La respuesta era un si, aquella bestia le había mostrado de todo lo que decian era verdad. Ahora si que aquel animal era capaz de encerrar a Bels o a cualquiera de los demás en una zotano, lleno de ratas, humedad y sobre todo oscuridad y soledad.

El reloj marcó las doce del mediodía indicando que habia llegado el almuerzo, las tripas de Bels rugían, el cansancio no ayudaba mucho y las energias perdidas no tenían con que ser reparadas, no podía cruzar bocado, la falta de carbohidratos solo se podía tratar de reponer tomando agua y consumiendo una que otras frutas de la dispensa sin que nadie la viera, ¿aquella obra no rompía el castigo impuesto por el amo? Eran simplemente algunas frutas, recordando sus palabras el castigo implicaba en no almorzar, cosa que se le hizo bastante dificil ya que el olor a caldo de pollo se respiraba por toda la cocina.

-¿Porqué no puedes probar bocado? Preguntó Irma analizando el rostro de Bels, el cual todavia se dejaba observar con moretones a causa de la bofetada que le dió el amo en la aurora.

Bels recordó aquella escena inolvidables donde la Bestia la agredió por segunda vez y le prohibió almorzar, miró los rostros de los demás sirvientes los cuales se encontraban curioseando a la espera de su respuesta.

-El amo te castigó ¿Verdad? Insistió Irma sirviendo su caldo en un tazón, luego de sentarse en su espacio.

-Que comes que adivinas replicó la joven dando leves suspiros e inclinando su rostro, para observar la madera clavada del suelo.

-¿Y ahora que hiciste? Preguntó Adonis probando un bocado de la sopa mientras observaba a Bels como si ella fuese la culpable de lo que habia pasado.

¿Porqué todos piensan que la culpable es Bels? El único culpable era aquella Bestia despiadada la cual le gustaba maltratar a sus empleados.

-¡No quiero tener que recordar la peor escena de toda mi vida! Explicó la joven levantando la vista para observar a los que se encontraban fijamente estudiando sus palabras.

Era evidente que el Señor Stormy le fascinaba sembrar panico y pavor en sus empleados, eso estaba más que claro, durante mucho tiempo esa horrible Bestia arruinaba la libertad de expresión de las personas lo que a la joven le molestaba realmente era ese pequeño punto, por personas como Bernardo era por que Bels queria estudiar derechos y por bandalos como él era que el pueblo estaba en malas condiciones cada día. El único lugar al que debería de ser bienvenido es a la cárcel.

Sin embargo sabiendo que la Bestia es aparentemente la peor escoria con la que a tenido contacto una pequeña y minuciosa parte de si misma tenía curiosidad por saber más acerca de su vida, necesitaba indagar mas a fondo para poder decifrar los códigos escondidos con lo que se encontraban sellados los candados de alta seguridad. Tenía un sin número de pregunta sin respuesta, siendo hoy el mejor día para responder cada una de ellas, una parte de Bels le suplicaba que no lo hiciera mientras la otra parte le pedía que sí.

Necesitaba saber de su pasado, de sus misterios y vivencias, la intuición es maldita cuando se trata de querer imaginar que en el fondo del corazón de Bernardo pudiera existir cálidos abrazos, besos que transportan a otro planeta y sonrisas que iluminan los días oscuros.

El Tormento Del Infierno©/Completa/✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora