🔥C A P Í T U L O 25🔥

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¿Su mujer? ¿La bestia le estaba pidiendo a Bels ser su mujer? Aquello era un sueño o era realidad?

Bels se quedó estupefacta al escuchar que su amo, su señor, la Bestia del pueblo y su adorada fantasía le estaba pidiendo ser su mujer, sus ojos hicieron contacto fijamente sus pupilas se dilataron y un inmenso calor recorrió su cuerpo como si su interior se estaba quemando con tan solo ver su rostro frente al suyo.

El silencio de parte de ambos la hizo templar por los nervios, las penumbras en la que se encontraba los aposentos del amo no ayudaba mucho, la vista de la muchacha contempló unas cuantas velas encendias siendo aquellos los únicos destellos que se podian observar en aquella habitación.

Su proposición le propinaba pavor, ya que a su majín se asomó aquel momento en el que los labios de la Bestia hicieron contacto con los de Esthela. Al recordar la escena de la aurora en el gimnasio le propinó dos bofetas las cuales hicieron que la Bestia la observara con una mirada descifrable, no era de odio o incluso de querer decapitar su cuerpo.

—¿Que demonios te pasa Isabels?¿Porqué haces esto? —cuestionó con el rostro desconsertado y la misma postura mientras sus ojos se vuelven cada vez más ofuscos.

Aquella muchacha tenia algo que la protegía ya que nunca, ninguna mujer habia tenido la osadía de abofetear al tormento sin pagar las consecuencias en cambio Isabels a tenido el privilegio de hacerlo tres veces, recordando que por su arranque de dignidad la primera vez pagó muy cara las consecuencias.

Pero aun asi ese animal sin escrupulos y dignidad era el culpable de todo incluso era el culpable hasta de los celos que tenia en ese instante la jovencita.

—Besas a Esthela en mi cara y ahora me pides ser tu mujer, al parecer el señor se volvió loco yo no soy como Esthela ella es una mujer que busca su dinero y placer a cambio de nada.— Exclamó dando media vuelta encaminó sus pasos hasta la puerta.

Encaminarse hasta la puerta y dejar a la Bestia asi por así, no creo que eso sea la mejor decision.

El animal dibujó sus sendas hasta tomar a la joven de un fuerte agarre impidiendo que salga de la alcoba. La anatomía griega de la Bestia se aferro de la cintura de Isabels con sus enomes manos mientras su respiración se sentía detrás de su nuca, su reputación provocó que la jovencita se le erizerizaran cada bello de su cuerpo, su intimidad se tornó acalorada y sedienta de tenerlo cerca mientras el musculoso mordía sus labios al imaginarse a la noble Bels sin ropa rodeando cada zona de su cuerpo las sabanas de su tálamo, sus manos recorrian cada parte del cuerpo de la señorita mientras ella cerraba los ojos y colocaba su mano libre cerca de su testa para unir sus cortas respiraciones las cuales cada segundo que corria se convertian en gotas de pasión. Bels dió media vuelta quedando frente al rostro sonrojado del tormento.

Se tornó rojo ya que la muchacha se percató que su miembro se volvió duro detrás de sus nalgas confirmando su sentir al observar con sus ojos cafés lo que tanto anhelaba ver.

—Te deseo, te quiero cerca, te quiero a ti Isabels! —replicó el hombre mientras depositaba un tierno beso en la frente de una Bels emocionada por las palabras de su amo.

A Bels le gustaba, le movia el tapete, era su mad grande fantasia, era el hombre que una vez soñó encontrar en su camino.

  Le gustaba escuchar  las palabras que salían de los perfectos labios de la Bestia sin embargo sus recuerdos permanecian en su mente, aquella imagen de Esthela y de Bernardo an la estancia de la criada le seguía atormentando su paz emocional.

¿Y si estaba jugando con sus sentimientos? ¿Si en verdad  no siente lo que dice sentir? ¿Y si la lastima? Eran las cuestiones que los adentros de la joven se realizaban mientras su calor incursionaba en su cuerpo inerte con ideas las cuales pueden ser verdad o tal vez mentira.

—Si en verdad me quieres ¿Porqué besaste a Esthela?—Preguntó Bels tomando su cintura, observando como ella misma se reflejaba en su ojos misterio. Sus cuerpos se encontraban unidos, la vista de la muchacha en ciertas ocasiones se posaban por su gran musculatura poseedora de placer y de pasión por parte de la jovencita de veinte años.

—Cuando se desmayó amablemente la llevé hasta su estancia y luego sin darme cuenta por algún motivo me besó, te juro que fue ella quién lo hizo no me interesa para nada Esthela, es una mujer demasiado resvalosa para mi gusto, la mujer que me gusta la apodé Bels desafío. —terminó de argumentar colocando encima de su mejilla un tierno beso, del cual emanó una gran ola de calor recorrer su cuerpo.

Esthela besó a la Bestia ya que se percató de la presencia de Bels, sin duda alguna era peor que una serpiente, su veneno es letal y su lengua una daga mortal.

La bestia tenía razón al decir que la mujer de ojos claros y de cabello largo era una vagabunda materialista, su único interés es convertirse en la señora de mansión a costa de la infelicidad de las personas que se encuentran en su entorno.

Desde el primer instante en el que Bels desafío a la Bestia mas temida de Butterfly se convirtió en el objetivo por ello todos los castigos, los encadenamientos, las tareas pesadas y miradas crueles y desafiante todo aquello era por hacer que isabels se cabreara y desistiera de seguir convirtiendose en su peor reto además de que tenia el deber de atormentarla para que los demás criados le temieran y respetan como siempre lo han sabido hacer.

—Alguna vez te has acostado con Esthela—cuestionó la muchacha recordando aquella occasión en la que la señorita le comentó haber pasado toda la noche con el señor de la mansión.

Pasaron algunos segundos y sus ojos seguían fijos en los de Bels, sus enormes manos se encontraban rodeando su cintura el cuerpo de La muchacha permanecía en entero contacto con el de la Bestia.

—No, nunca me he acostado con esa mujer, he aprendido a seleccionar las mujeres querida jovencita.—remarcó una leve sonrisa con una inusual mirada romantica y acalorada.

Aquella conversación entre Esthela e Isabels fue un total fiasco, ella le presumió algo que no habia pasado, nunca la Bestia a tocado el cuerpo de aquella vanidosa mujer, ahora si que Bels comenzaba a saber el lado oscuro de la envidiosa de Esthela.

—Si, quiero ser tu mujer, desde que te ví por primera vez deseé que no fueras una Bestia sino más bien un Principe azul como en los cuentos de hadas.

El Tormento Del Infierno©/Completa/✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora