La directora. [Taissa Farmiga & Sarah Paulson]

Capítulo 46 - "El reencuentro"

-Lo siento. -se disculpó Sarah agarrándole la cara después del beso.

Taissa no le dijo nada y la volvió a besar, luego de unos largos segundos se separaron.

-De verdad, lo siento. -se volvió a disculpar.

-Sarah no pasa nada, de verdad. -le dijo sonriendo. -¿entramos? -le preguntó agarrándole la mano.

Se miraron tiernamente y comenzaron a caminar hacia la casa, Taissa abrió la puerta y entraron.

Sarah dejó el bolso en el sillón y notó una botella de champagne casi vacía en la mesa y su sonrisa se desdibujó un poco. La joven notó cómo miraba la botella y por fin rompió el silencio.

-Si hubieras llegado un poco más temprano. -dijo en voz baja riendo.

-¿Qué? -le preguntó ya sin ni siquiera una mueca en la cara, totalmente seria.

-Que... -al verla tan seria no pudo terminar de explicarse porque aquel champagne que había bebido apenas unos minutos antes ya le había hecho efecto y una carcajada se le escapó.

-Taissa yo no puedo hablar así. -le dijo dirigiéndose al sillón a buscar su bolso.

-Espera, espera, espera. -se apresuró a decir mientras le agarraba el brazo para que no siga caminando.

Sarah se dió vuelta y ambas quedaron muy cerca, la joven notó el perfume frutal que tenía y no pudo evitar cerrar los ojos, como si en ese acto pudiera sentir mejor la fragancia.

-Taissa me voy. -le dijo viendo cómo sus ojos estaban cerrados, la directora creía que estaba muy ebria y que no podía hablar con ella de esa forma, estaba decidida a retirarse.

-Por favor no te vayas. -le suplicó aún con los ojos cerrados.

-No podemos hablar así, ni siquiera estás mirándome.

-Yo no vine a hablar. -le comentó abriendo los ojos con una sonrisa pícara.

Sarah no pudo evitar que una sonrisa le saliera y en un acto reflejo bajó la cabeza, como si eso evitara que Taissa no se diera cuenta de aquella sonrisa.

-¿Y tú? -le preguntó agarrándole el mentón.

-¿Yo qué? -le respondió aún con la cabeza gacha.

-¿Tú viniste a hablar o a qué?

La joven le subió la cara y se acercó a ella, ambas podían sentir la respiración de la otra. Se miraron unos segundos hasta que Taissa acercó más su cara y le dió un pequeño beso en la comisura de los labios, se separó y la miró a los ojos, acto seguido se fundieron en un beso un poco violento, como si fuera el último beso de sus vidas.
Sin darse cuenta terminaron en el sillón, la joven tenía arriba suyo al amor de su vida, casi no podía creer aquel sueño hecho realidad, sus manos paseaban por la espalda de aquella mujer hasta que sin darse cuenta sintió su trasero, lo apretó con más fuerza para sentir el cuerpo entero de Sarah arriba suyo.

-Para... -le suplicó separando su cara de la de Taissa.

-Por favor no me pidas que pare. -le dijo la joven jadeante, saliendo de aquel beso que la había dejado sin aliento.

-Estás ebria Taissa, por favor para. -le volvió a decir mientras, su ya ex alumna, no paraba de besarle el cuello.

-No estoy ebria. -le aseguró separándose de ella y mirándola a los ojos, unos ojos que lo decían todo, definitivamente estaba un poco ebria.

Sarah pudo notarlo enseguida al verla y la alejó, así levantándose y dirigiéndose a su bolso, el cual esta vez había quedado en el piso.

-No podemos hacer nada si estás así.

-Está bien, entonces hablemos.

-Nada. -le dijo Sarah dirigiéndose a la puerta.

-Sarah, por favor no sé si podremos tener otra oportunidad de hablar. -le rogó Taissa caminando hacia ella.

-Lo hubieras pensado antes.

Sarah salió por la puerta sin pensarlo ni un segundo más, caminó hacia su auto y con un nudo en la garganta comenzó a conducir.
Por el contrario, Taissa se quedó sentada en aquel sillón en el que hubieran pasado muchas cosas si comenzaba a pensar las cosas antes de hacerlas.
Todavía tenía toda una noche por delante, no estaba tan ebria, así que se recuperaría de aquel estado e iría a buscarla con la ayuda de sus amigos.