Capítulo 26 - "La peor noche"

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Taissa no le dió mucha importancia al nombre y comenzaron a caminar más rápido.

Cuando llegaron a la casa de Elizabeth estaban todas las luces prendidas.

-Mis padre están despiertos. Me matarán.

Cuando entraron los padres de Elizabeth estaban, efectivamente, despiertos.

-Oigan lo siento, es mi culpa. -dijo Taissa rápido.

-Tranquila Taissa, debemos llevarte a tu casa. -le dijo la madre de Eli, Ashley, con un tono muy extraño.

-Si, está bien. Iré por mis cosas y me cambiaré. -comenzó a caminar hacia las escaleras.

-Es mejor que vayamos ahora. -le dijo la señora esta vez más fuerte.

-¿Qué? ¿Por qué? -le preguntó Elizabeth confundida.

-Tu hermana llamó y quiere que vayamos lo más rápido posible, es tu madre.

-¿Qué le pasó a mi madre? -exclamó acercándose rápidamente hacia ella.

-Es mejor que vayamos.

Taissa, Elizabeth y Ashley salieron. Subieron al auto y comenzaron en camino, que de por si no era muy largo. Llegaron en menos de 7 minutos y Taissa bajó corriendo. Había una ambulancia y una patrulla de policía.
Taissa vió a su hermana llorando y se acercó a ella corriendo.

-¿y mamá? ¿qué le ocurrió? -le preguntó sacudiéndola.

-No, no lo sé... -estaba llorando mucho y casi no podía hablar. -entré a su recámara para darle su pastilla porque le dolía la cabeza y estaba durmiendo... -paró unos segundos porque no podía hablar, estaba muy nerviosa. -La quise despertar y no despertaba, entonces llamé a la policía y el policía cuando llegó llamó a la ambulancia, pero no hicieron nada. La tienen ahí adentro. -cuando dijo esas últimas palabras ambas se abrazaron.

-Tengo que ir a verla. -le dijo Taissa después de unos segundos.

-No puedes entrar, no te dejarán.

Taissa comenzó a correr hacia adentro pero un policía la detuvo.

Les pidieron que esperaran ahí afuera unos minutos más, esos minutos se convirtieron en una hora, y todavía no sabían nada. Así que Vera decidió ir a hablar con alguien. Taissa estaba sentada en la vereda con su amiga y Ashley. Las tres abrazadas.

-¡NO!

Escucharon un grito y las tres se pararon al mismo tiempo. Era Vera, estaba tirada en el suelo llorando.
A Taissa se le cayó el mundo, se daba una idea, aunque no quería que fuera real y trató de imaginar cualquier otra cosa, cualquier cosa antes de lo que estaba imaginando. Se acercó a su hermana sin queres escuchar lo que le iba a decir.

Se sentó al lado de ella y la abrazó. No necesitó que le diga nada, ya lo sabía, sólo se abrazaron.

Esa fue la noche más larga de su vida, esperar que vengan a buscar el cuerpo de su mamá, ver cómo se lo llevaban, ver cómo se la arrancaban de su lado para siempre.
Al otro día a la mañana se realizaría el pequeño velorio que le harían, no sería tan grande, ya que su madre había pedido de ante mano que la cremaran y que sus cenizas descansen en alguna playa.
Su causa de deceso había sido un paro cardiorrespiratorio. Falleció de un segundo para otro, según los médicos no sufrió, ya que le ocurrió mientras dormía.
Cuando estaban saliendo del crematorio Taissa vislumbró tres sombras. Una adelante y dos un poco más atrás. La de adelante era demasiado conocida, una de las de atrás no tanto y la tercera no tenía ni idea. Cuando estaban más cerca pudo ver bien quienes eran, una era Sarah, el otro su padre y la tercera tenía idea pero no quería que fuera cierto.

Taissa salió corriendo para abrazar a Sarah. Vera ya tenía idea de su relación, pero decidió no frenarla ya que sabía que aunque no lo aceptara, su hermana la necesitaba en un momento tan difícil como ese y aparte no quería armar un escándalo.

-Lo siento tanto mi amor. -le susurró Sarah al oído.

-Lo sé.

-Hola hija. -las interrumpió una voz masculina.

Ambas se separaron y Taissa saludó con un beso seco a su padre.

-Sarah el es mi papá. -se lo presentó.

-Hola señor, un gusto. -Sarah le estiró la mano.

-El gusto es mío. Eres..

-Soy la... -basiló unos segundos.  -la directora de su hija.

-¡Ah que bien! Un gusto conocerte... -se quedó en silencio esperando a que le diga el nombre.

-Sarah. -le contestó ella.

-Sarah, bien. Gracias. Soy Thomas. -le dijo muy amablemente. Sarah le sonrió. -Ella es...

-Con permiso. -interrumpió Taissa a su padre sin querer escuchar el nombre de esa mujer, y se dirigió a su hermana de la mano de Sarah.

-¿Nunca nos presentó a esa mujer y viene con ella? -le reclamó furiosa a su hermana.

-Cállate. -le dijo su hermana con los ojos hinchados de tanto llorar y mirando las manos agarradas de ambas.

Su padre se acercó a ellas.

-Hijas lo siento mucho. -les dijo y las abrazó a las dos.

Sarah se corrió a un lado.

-Ella es Kate Walsh, mi esposa. -les dijo agarrándole la mano a la mujer.

-Hola. -le dijo Elizabeth amablemente.

-Ya sabemos el nombre papá, pero me parece una falta de respeto que la tengamos que conocer aquí. -le reprochó Taissa.

-Ya hija, no es lugar ni momento. -la regañó Thomas.

-Lo mismo te digo.

Se alejó de ellos unos segundos, comenzó a respirar profundo ya que le dolía mucho la cabeza, estaba mariada y le costaba respirar. Luego miró desde lejos a Kate; de hecho era muy bonita, pelo rojizo, ojos celestes y una tez impresionantemente lisa, parecía que se la cuidaba mucho, y su cuerpo era como de una deportista.

Después de estar unos minutos más allí se dirigieron todos a la casa de Taissa. Aunque Sarah decidió irse a su casa.

A Taissa le costó mucho volver a entrar ahí, esa casa estaría sin su mamá, estaría vacía por siempre aunque hayan muchas personas. Cuando al fin entró decidió ir a su habitación a bañarse sin decir una palabra.

-Taissa debemos hablar contigo. -le dijo Vera seriamente antes de que se dirija a su recámara.

-¿Qué ocurre? -le dijo preocupada.

-Siéntate. -le ordenó su hermana. Ambas se dirigieron al sillón.

Después de casi un minuto en silencio, Vera lanzó:
-Temo que deberás irte con papá a Los Ángeles.

La directora. [Taissa Farmiga & Sarah Paulson] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora