Estaba Erick poniendo la ofrenda.
Colocaba una hojaldra
después un pan de almendra
y por último una sema.
Cada pan le hacía agua la boca.
Aun que sea una fruta quería deleitar.
pero bien sabía que todo era para ofrendar.
La tentación le ganó
Un pan se comió.
Cuando la calavera llegó.
Un sape le acomodó.
- ¿No sabes que a la ofrenda se le coloca y no se le retira?
Le decía la muerte con ojos de ira.
Ahora por tragón
te llevaré derechito al panteón.
Para que cuando toque que te ofrenden
y alguien te quite la ofrenda
no pongas ninguna queja.
Porque por eso llegaste al inframundo
y aquí no hay pan de difunto.
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Calaveritas literarias
PuisiLes comparto una serie de rimas divertidas y nostálgicas referentes a la tradición mexicana del día de todos los Santos.