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Pov.Mae

Me sentía algo mareada, recordé un poco lo de lo que había pasado y me pare de golpe. Tenía que salir de allí y hablar con los chicos. Alguien tomo mis hombros, era Estheban o al menos se parecía a él, pero no estaba completamente segura.

La negrura volvió y caí en sus brazos, sentí que me acomodaron en un lugar cálido y acomodaron una manta a mi alrededor. Caricias empezaron en mi cuero cabelludo. Mis parpados pesaron y quede profundamente dormida.

—Te amo. —Un beso en mi frente y unos pasos lograron que mi corazón se acelerara, pero por más que me esforzaba no podía abrirlos, no podía pedirle que se quede por más que quería que lo haga.

 —Un beso en mi frente y unos pasos lograron que mi corazón se acelerara, pero por más que me esforzaba no podía abrirlos, no podía pedirle que se quede por más que quería que lo haga

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—Está despertando. —Las voces a mi alrededor se habían silenciado poco a poco.

—Tengo que ir por ellos, tengo que encargarme de que estén bien. —La luz fastidio al inicio, pero me levante bruscamente de la cama. Me tomaron por los hombros he intentaron volver a recostarme en la cama, pero no lo permití.

—Mae, estábamos bien. Estamos aquí contigo, ahora recuéstate. —La voz de Estheban me dejo calmarme y me volví a recostar.

—Creo que el pendejo cambio después de todo. Para ser el fin del mundo cayo muy bajo, rompió todos nuestros códigos, pero es su problema.

—Ahora yo soy el despreciable, que rápido cambian los papeles. Mataste a varios de mis hombres, solo porque uno te dio una nalgada.

—No tenían por qué tocarme.

—¿Qué eres?

—Una linda mariposa, ¿Quieres verme volar?

—No voy a soportar tus estupideces, quiero me seas clara y concreta. Si no quieres que algo malo le suceda a alguno de tus amiguitos. —Una risa amargada fue lo que salió de mi cuando termino de amenazarme.

Un hilo de gas se liberó desde mi dedo meñique y lo acerque a él, una de mis venas se empezó a volver negra.

—Tú no estás en condiciones de amenazarme y para que te quede en claro que si alguno de los que vino conmigo tiene el más pequeño rasguño. Le daré tus tripas a los infectados después de que mueras de la manera más dolorosa que se pueda ocurrir. Esto no es juego Lee Siu. No te tengo el más mínimo temor, pero espero que tu si a mí.

El hilo de gas le rodeo el cuello y se tensó, cuando empezó a costarle respirar lo solté y cago bruscamente al suelo.

—Estas jodidamente loca. —hablo mientras sobaba su cuello.

—Lo sé.

—Tengo que hablar contigo en privado, prometo que no le pasara nada a las personas con las que viniste. Aunque no hubieran venido porque tendrán que volver de donde vinieron.

—¿Por qué?

—El virus se encuentra en potencia aquí, hay otra persona que puede hacer lo mismo que tú. Dereck Nath solo que el gas que el libera es blanco. Sabemos que viene hacia aquí, él es un verdadero peligro.

Proyecto: ArlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora