16

11 3 0
                                    

Pov.Mae

—Ya te dije que no voy a jugar contigo. Busca a otra persona.

—Tú no estás haciendo nada, han pasado cerca de dos horas desde que te hicieron esa cosa. Y en ningún momento Lucas dijo que no podrías jugar videojuegos.

—Y yo en ningún momento te dije que quería jugar contigo. —Llevaba medio hora peleando con Fred sobre los venditos videojuegos.

—¿Desde cuando eres tan aburrida?

—Desde que me hicieron un hueco en un hueso, desde ese momento. Quiero dormir y recuperar energías.

—Está bien. —Me observo por un rato y se sentó a mi lado en la cama. —Solo porque estas muy adolorida y agotada te voy a dar mimos hasta que te duermas.

—¿Cómo cuando era pequeña?

—Exactamente, ahora a descansar. —Empezó a masajear mi cuero cabelludo, me dormí rápido tenía que aceptarlo. Mi debilidad era esa, mis venas habían dejado de ser negras después de los exámenes. La sangre había sido completamente negra.

No me desperté hasta el día siguiente, Estheban me había encontrado dormida, simplemente me dio un beso en la frente, me deseo buenas noches y me arropo antes de irse a su habitación. Yo me había levantado antes que él y el dolor en el pecho no era fuerte, era algo bastante soportable.

—Buenos días. —dije entrando a su habitación, su ropa estaba tirada en piso. Su cabello estaba apuntando a todos lados. Tenía que aceptar que se veía muy sexy a sí, dios santo Mae deja de violar al pobre chico con la mirada.

Su abdomen marcado y su cuerpo bien formado hacía que se viera de maravilla, tenía un ligero bulto que no era algo que se veía con normalidad, maldición es hora de subir la mirada y de levantarlo antes de que mires más de lo que ya hiciste.

—Amor, es hora de que te levantes. Ya es tarde. —Empecé a dejar besos por su cara, su mano paso peligrosamente como una caricia por mi pierna.

—Buenos días princesa, ayer iba a dormir contigo, pero ya estabas dormida cuando llegue.

—No te preocupes. Vamos a desayunar, apuesto que Amaya nos debe de estar por llamar. Creo que los demás ya estaban despiertos, no escucha nada en sus habitaciones.

—¿Los estabas espiando mientras dormían?

—Claro que no, solo que tengo los oídos muy sensibles.

—Aja, ¿te duele mucho? —Hablo mirando el parche.

—Nop, el dolor es muy tolerable. No te puedo mentir que ese examen talvez haya sido una de mis peores decisiones, pero traerá las respuestas que necesitamos y mientras tengamos todas las piezas del rompecabezas más rápido mejor.

—Bueno te creo. —Se levanto y saco ropa de sus cajones, para meterse al baño a cambiar. Lo espere unos minutos tirada en su cama, era cómoda. Su habitación estaba decorada de una forma sencilla pero muy bonito. Una duda cruzo por mi mente, ¿él sabía que en algún momento estaría quedándome aquí? Mi habitación estaba decora muy a mi gusto y me había echado en la cama de Fred el otro día que fui a molestarlo y se sentía la diferencia que la cama de él y de la Estheban. —¿Qué pasa? Tienes una cara como si estuvieras en otra dimensión.

—¿Sabías que en algún momento estaría aquí? Me refiero por lo bien decorada que esta mi habitación.

—Sabía que en algún momento vendrías a quedarte al menos una noche, no sabía que sería por el virus. Tenía en mente que te pelearías con tu padre escaparías de él, yo iría como tu príncipe azul a rescatarte y darte un lugar donde pasar la noche. Pero la verdad es que nunca has necesitado a un príncipe azul.

Proyecto: ArlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora