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Pov. Mae

—Me gustaría saber cuánto tiempo más estaremos aquí. —Abigail buscaba quejarse de todo y estaba a nada de botarla. Lo que me impedía hacer eso era nuestra alianza.

—Esperaremos hasta que ellos suelten información en el sistema, no han encontrado nada útil. Necesitamos algo con que podamos atacarlos. No podemos hacer nada por el momento. Ni siquiera sabemos con exactitud en donde están.

—Sabemos que están en la América. —Y cuando pensaba que ella no podía ser más estúpida demostraba lo contrario.

—Claro como América es tan pequeño.

—Es un país, no es como si hubiera mucho. El tiempo que estuvimos aquí lo pudimos haber pasado buscándolos.

—Es que tu naciste a si de estúpida o con el tiempo fuiste ganando esa capacidad, por qué ser tan tarada no es normal. América es un continente. —Robert soltó una pequeña risa y siguió con lo suyo.

—La tarada eres tú, América es un país.

—¿Alguna vez estudiaste en realidad o te la pasabas follándote a los profesores siempre? Abigail, tengo toda tu información. Todo lo que has hecho en tu miserable vida ya lo sé. No te iba a permitir quedarte como si nada, no creas que no llegue a encontrar tu registro escolar. —Ella simplemente se fue molesta, más tarde se le pasaría el berrinche y vendría de nuevo. Así era siempre.

—No deberías ser tan dura con ella.

—No lo seria si tuviera la más mínima gana de llevar las cosas en paz. Ella viene, pero no para que nos hagamos amigas o que nos toleremos. Ella viene a joderme y no estoy de humor para eso las 24 horas del día.

—Concuerdo con Mae, no es porque sea mi hija, pero es cierto. Ella lo intento solo que Abigail prefirió otra cosa. Con tal que solo sean cosas así y que no se terminen matando todo bien.

—Bueno entonces ambas deberían de empezar a ser más tolerantes. —Derek no me dejo responder y me arrastro hasta donde estaba Abigail. —Ustedes dos se empezarán a llevar bien. —No sé qué hizo, pero unas esposas se formaron, eran el virus.

—Esto se acaba así de fácil. —Me puse a ver a Abigail intentar desarmarla con más virus, pero no pudo.

—Tienen solo una opción y es llevarse bien. —Derek se empezó a ir, pero no lo dejaría, si él podía hacer eso con el virus yo podía hacer cosas mejores.

Le cree una jaula de virus, tenía barrotes muy altos. Estaba rodeado y no había forma de que el saliera.

—Tu desarmas las esposas y yo desarmo eso. Si no lo haces te quedas allí hasta que nuestras esposas se desarmen. —Tenía que aceptar, no había formado esa jaula para que se quedara allí por un largo tiempo.

Eso consumía mucha energía mantenerlo por su tamaño, las esposas no gastarían mucha energía en cambio esa jaula sí.

—Te cansaras pronto, yo puedo aguantar esto, pero no más de sus ustedes dos.

Me fui molesta y me olvidé le Abigail.

—Auh, sabes estamos unidas por el momento, ¿no?

—Nunca me olvidaría de alguien tan irritante como tú.

—Quiero ir al baño.

—Me estas jodiendo, ¿no fuiste antes?

—No, yo no sabía que él me iba a esposar a ti. Si no vamos me orinare, prefieres que me orine encima o llevarme al baño. —A regañadientes fuimos al baño, estire la mano manteniéndola lo más alejada posible y me voltee. —No vayas a voltear.

Proyecto: ArlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora