Capítulo 16

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Sólo fue un roce fugaz y delicado cómo el aleteo de un colibrí. Una suave unión entre sus labios que dejó a Seungkwan anhelando más.

Ninguno abrió los ojos, sus rostros aún cerca, sintiendo las respiraciones contrarias. Tal vez uno de ellos hubiera echo otro movimiento, profundizar un verdadero beso. Pero cuando Seungkwan quiso tomar la iniciativa el tono de mensajes entrando a su celular los volvió a la realidad.

El castaño se alejó de Hansol, cómo si tal proximidad fuera errónea. No quería verlo a los ojos y descubrir lo que aquellos ojos albergaban. Con manos temblorosas revisó los mensajes que aún no dejaban de llegar.

Todos eran de Jeonghan, la mayoría disculpándose por su tardanza, luego preguntando dónde se encontraban tras buscarlos en todo el centro de patinaje. Los últimos eran deseándole una buena noche y que no se enojara con él por dejarlos olvidados.

<<Odien a Jisoo, no a mí. Fue su culpa>>. Ese fue el último mensaje que llegó.

Seungkwan testeó una rápida respuesta. A esas alturas ya ni se acordaba de Jeonghan y la "salida" de esa noche.

Guardó su celular. Su mirada recayendo en el vaso de café, el cual solo le había dado dos sorbos desde que lo compró. A su lado, Hansol lo veía atentamente, podía sentir el calor de su mirada sobre él. Ese era el momento de hablar, pero ninguno sabía que palabras formular.

—Seungkwan... —La voz suave del menor le obligó alzar la mirada. —¿Me dirás por qué llorabas? ¿Fue por mi culpa, dije algo malo?

La preocupación tanto en su voz como en todo su rostro provocó que el estómago de Seungkwan se encogiera. Eran escasas las veces que Hansol lució preocupado, estás se debían a reprobar una materia cuando eran niños, pero nunca por él, no por pensar que le hizo algo malo.

El castaño negó.

Odiaba sentirse pequeño y sin su falta de confianza. En esos instantes volvía a ser cómo si ambos eran extraños. ¿Llegaría un momento en que dejarían de sentirse así?

—Sólo me puse sentimental, es todo. —Era un verdad a medias, Hansol no necesitaba saber el resto. —Después de todo, tus palabras me hicieron recordar cuando éramos buenos amigos.

Hansol rió sin ánimos. Su mano se posó muy cerca de la suya, un mínimo movimiento y ambas podrían enlazarse a la perfección, justo cómo lo hacían antes.

—Sólo buenos amigos ¿Eh? —Esas breves palabras alteraron algo dentro de él. Miró con detenimiento a Hansol, tratando de descifrar algún mensaje en esas palabras, pero lo único que su cerebro logró procesar fue la mirada llena de ternura que el menor le brindaba. Entonces, Hansol golpeó con su dedo índice la punta de su fría nariz. —Kwanie, mi mejor amigo.

Kwanie. Muchas noches deseó volver a escuchar a Hansol llamarlo así, y justo ahí, cuando hace breve minutos su mente y sus sentimientos eran todo un caos, lo volvía a llamar de esa tierna forma, trayendo con ello un paz que no sentía en años.

Hansol apoyó la frente sobre la del mayor. La ternura aún brillando en sus ojos y su aliento calentando su corazón.

—Porque aún lo somos ¿Cierto?

Seungkwan quería responder con un "sí", pero dudó. Las dos letras temblando en la punta de sus labios con otras cientos de palabras que se guardó por años, la mayoría no muy amigables o felices.

El agradable tono de llamada interrumpió el momento, dándole tiempo de ordenar sus ideas. Seungkwan dejó pasar la primera, pensando que era Jeonghan, pero cuando una segunda llamada entró supo que no era el chico de cabellos largos.

➸ Verkwan 💫 El chico con la sonrisa más hermosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora