El corazón de Seungkwan latía con desenfreno, incluso minutos después de encerrarse en su habitación con la excusa de cambiarse de ropa por algo más cómodo. Luego de deshacerse del abrigo y desabotonar la camisa, sus manos no dejaron de temblar.
No sentía para nada el frío de la noche, su piel estaba caliente; deseaba tomar una ducha pero tampoco quería hacer esperar a Hansol, aunque tal vez una rápida ducha relajaría sus músculos y calmaría su ritmo cardíaco, pero al final no lo hizo, debía enfrentar a Hansol cuanto antes.
Seungkwan tomó una profunda respiración antes de abandonar su habitación. No debía estar nervioso, sólo iban hablar cómo buenos amigos. No debía alterarse ni pensar de más luego de aquel beso en el pasillo, el cual aún lo tenía temblando y con una placentera sensación en su pecho.
Hansol estaba en el sofá, luciendo bastante cómodo y confiado mientras sus ojos viajaban por la sala. No había mucho que ver, el lugar era diminuto y simple, pero los escudriñadores ojos de Hansol le hicieron creer cómo si su apartamento tuviera algo digno de admirar.
—¿Q-Quieres tomar algo? —Ofreció cuando el menor notó su presencia. Hansol negó. Y Seungkwan se quedó estático, no sabiendo que decir o que hacer a continuación. Empezó a sentirse cómo un extraño en su propio hogar.
—¿Por qué no tomas asiento? —Sus ojos viajaron hacia el chico rubio, quien le sonreía con leve diversión.
Seungkwan obedeció, sentándose en el extremo opuesto del sofá.
Escuchó a Hansol suspirar, pero no quiso voltear. De repente encontraba muy interesante la pintura de tonos azules que su mamá le compró cuando se mudó al edificio.
Sintió el espacio junto a él hundirse y luego un par de brazos rodearlo. Esperó tensarse y entrar en pánico, cono siempre sucedía ante cualquier leve tacto, pero para su sorpresa todo su cuerpo se inclinó en busca del calor y la firmeza de Hansol, refugiándose en aquel abrazo.
—No te quiero lejos de mí —Susurró el menor, para luego depositar un beso en su cabeza y empezar acariciar sus cabellos. Seungkwan escondió el rostro en el pecho de Hansol, ese espacio de piel sintiéndose como un refugio.
Ninguno de los dos conocía el tiempo que estuvieron en ese sofá, abrazándose, pero Seungkwan sabía que debían hablar y no simplemente sumergirse en la cálida sensación que era estar en los brazos del otro. Aún así, no hizo ningún ademán de separarse o de articular alguna palabra.
Quería congelar ese momento un ratito, sólo un ratito más.
💫
—Seungkwan —La voz de Hansol llegaba de muy lejos. Él no quería abrir los ojos, estar acurrucado en el pecho del menor era lo mejor del mundo, debería dejarlo disfrutar un poco más. —Seungkwan. —Volvió a llamar, ésta vez pellizcando su mejilla.
—Estaba empezando a quedarme dormido —Dijo con un puchero tierno, el cual no se percató que hacía.
—Aún es muy temprano para ir a dormir —A su pesar, también quería dormir con el mayor acurrucado entre sus brazos. Seungkwan abrió la boca para objetar pero Hansol se adelantó —Tengo que contarte muchas cosas.
Seungkwan sintió cómo el ambiente daba un repentino cambio. No estaba seguro sobre lo que Hansol debía contarle, ni siquiera quería escucharlo, pero debía hacerlo. No le quedaba de otra.
El castaño asintió. Se alejó de Hansol, no creía capaz de prestarle atención si lo tenía demasiado cerca, ya que aún deseaba acostarse en su pecho y dormir.
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➸ Verkwan 💫 El chico con la sonrisa más hermosa
FanficDesde pequeño Boo Seungkwan era un niño extrovertido, lleno de felicidad y con una enorme pasión por el teatro. Chew Hansol desde la muerte de su madre se volvió un niño tímido, guardando silencio en un rincón del salón hasta que nadie notaba su exi...