—Entonces, son hombres lobos y yo soy su.... ¿Mate? — ambos asienten. Esto se pone cada vez más extraño, reconsidero que estoy en un sueño y nada de esto es real — Auch.
—¿Por qué te lastimas? — pregunta Axel tomando mi brazo donde me pellizque.
—Es real — susurro.
<<Ay, no>>
<<¿Dónde me metí?>>
Empujó con mí mano el plato de comida casi vacío que me sirvieron y apoyó los codos en la mesa, me tapo el rostro, incrédula. ¿Cómo es posible que una cueva me haya traído a un mundo de hombres lobos? Eso solo sucede en los libros de fantasía, no en la vida real.
Supongo que vine por alguna extraña razón. Sabía que la lluvia nos avisaba de algo.
—Lo es, rojita — escucho que me dice Alex.
Quito las manos de mí rostro y los miró a ambos.
—Necesito pensar. ¿Podría darme una ducha?
Ambos asienten con la cabeza y comparten una extraña mirada, el que se acerca a mí es Axel. Quizás darme un baño me ayude a tranquilizarme y buscar la manera de escapar con mis amigas.
—Sígueme — su voz se oye algo decaída. ¿Por qué? ¿Será la conexión? ¿Sabrán que tengo planeado irme?
Me levanto de la silla y lo sigo, subimos las escaleras y mis perversos ojos lo repasan de arriba abajo, espalda ancha y hombro igual, se puede notar que se ejercita. ¿Hará pesas? O ¿Saldrá a correr en la mañana?
<<¿Por qué estoy imaginándomelo?>>
<<No seas pervertida As, recién lo conoces>>
Pero no puedo negar que una parte de mí tira hacia él, hacía ellos, es algo totalmente loco. Jamás me sucedió con ningún hombre y me asusta.
Abre la puerta donde desperté y se hace a un lado para dejarme pasar primero, avanzó ingresando y él se queda parado en la puerta.
—El baño está por ahí. Te traeré algo de ropa.
Asiento.
—Axel. Yo tenía una mochila ¿Sabes dónde está?
—Si, la tengo en mi cuarto. La ropa se mojó así que la colgué — me da una pequeña sonrisa.
—Oh, gracias. — me remuevo nerviosa — este.
—¿Qué necesitas?
<<¿Por qué me siento tan nerviosa?>>
—Yo... necesito ropa interior — susurro, sonrojada mirando hacia otro lado.
—Oh — se aclara la garganta, visiblemente incómodo, o eso es lo que yo creo — ahora te traigo.
—Gracias, voy a... — señaló el baño dándole a entender que estaré ahí.
Asiente mordiéndose el labio y desaparece de mi vista. Me encamino hacia el baño, abro la puerta e ingreso, por seguridad pongo la traba y empiezo a desvestirme.
Me acerco a la ducha y abro la manija. Empieza a salir agua tibia, meto un pie y luego el otro. Pongo mí rostro bajo el agua, respiró hondo y cierro los ojos.
Que locura, estoy en la casa de dos hombres lobos que dicen que soy su Alma Gemela y mis amigas están con sus mates, yo no puedo estar aquí tranquila sabiendo que pueden estar en peligro, no los conozco.
Una parte de mí muy pequeña confía en ellos y la otra no, debido a que me mostraron que si son lobos con eso ganaron que les crea, es raro que no me haya asustado, algo debe estar mal en mí. Lo primero que haré es asegurarme de que están bien mis amigas.
Agarró en jabón y lo pasó por todo mí cuerpo, el jabón huele a Jazmín. Me enjuagó y escurro mí cabello despacio, estiró mi mano y tomó la toalla que está colgada en la pared, la envuelvo alrededor de mí cuerpo.
Un golpe en la puerta me hace dirigir la mirada hacia ahí.
—¿Sí? — pregunto.
—Rojita, soy yo. Traje tu ropa.
Entre abro la puerta solo con poco para asomar mi cabeza, tiene una mano tapando sus ojos y con la otra me tiende mi ropa, una pequeña sonrisa se forma en mi rostro. Recibo la ropa.
—Gracias. Espera.
—¿Sí?
—Me gustaría poder ver a mis amigas. Estoy preocupada por ellas, me quedaría más tranquila si puedo verlas, aunque sea a una de ellas, por favor.
Sus ojos negros esta vez me miran fijamente, estoy casi suplicándole con la mirada. Tal vez me equivoque y no me ayudaran, me dejaran encerrada en esta casa, eso logra que algunas lágrimas caigan de mis ojos. Tomándome por sorpresa abre la puerta por completo y sus brazos me envuelven, permanezco tiesa. Su perfume llega a mi nariz.
—Tranquila — deja un beso mí cabeza, suspiró lentamente y me relajo en su pecho — sé que estás confundida y quieres ver qué tus amigas están bien. Pero entiende una cosa no podemos dejarte ir, estuve mucho tiempo buscándote, ambos estuvimos buscándote. Perdimos las esperanzas y llegaste en el momento justo. No puedo dejarte ir, eso me destrozaria. Eres nuestra mitad.
Eso sonó un poco posesivo de su parte. Tampoco es que me vayan a obligar a estar con ellos, entiendo su miedo, pero tengo mi propio mundo. Me separo de sus fuertes brazos.
—¿Ustedes están de acuerdo en estar conmigo?
—Si, no nos molesta compartir — lo miró con una ceja arqueada — mates podés tener hasta seis.
—¿Seis? — jadeo impactada, seis hombres compartiendo a una mujer. ¡Qué locura!
—Si.
—¿Yo voy a....?
—No — gruñe con las cejas fruncidas — eres mía y de Alex.
Asiento lentamente procesando toda la información que me está dando, bien. Una mujer puede tener hasta seis hombres a su lado, no sé qué opinar al respecto.
—Haremos una cosa. Me contactaré con el Alfa del oeste, él tiene a una de tus amigas y veremos si me otorga el permiso de ir a su manada.
—¿Podré verla? — le pregunto con una sonrisa de oreja a oreja.
—Haré todo lo posible.
—¡Si! — me lanzó a sus brazos tomándolo por sorpresa — ¡Gracias!
—De nada. No me molesta que me abraces, al contrario, me encanta, pero estás — reacciono y me doy cuenta que todavía estoy en toalla. Lo observó nerviosa —No quiero perder el control.
—Si....eh..Gracias.
¡No sé olviden de votar! ❤
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Astrid
Fantasy¿Cómo reaccionarías si al acampar con unas amigas te perdieras en una cueva que te llevara a otro mundo con dos hombres lobos que te consideraran su propiedad?