Capítulo 14.

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Me despierto desorientada y con un dolor de cabeza espantoso. Miro a mi alrededor y frunció el ceño al ver las paredes blancas, una máquina a mi lado sonando, claramente estoy en un hospital.

Intento sentarme pero noto una intravenosa en mi brazo izquierdo que me provoca una mueca de dolor. Recuerdo levantarme de la silla con la intención de ir al baño y luego de eso todo se volvió borroso.

¿Algo me habrá caído mal?

Suspiro mirando el techo. Dirijo mis ojos a la puerta cuando esta se abre provocando un sonido.

Julia entra mirándome aliviada.

—¡Por fin! Me tenías muy preocupada.

—¿Qué pasó?

—Te desmayaste — me contesta obvia sentándose a un costado de mis piernas.

—Eso lo sé, ¿Pero sabes el por qué?

—No sé. La doctora que te atendió me dijo que tenían que hacerte unos exámenes.

—¿Exámenes? — balbuceo.

—Pero tranquila seguro no es nada grave.

Asiento con la cabeza intentando tranquilizarme.

—¿Cómo me trajiste?

—Llame al idiota de Aiden.

—Oh, tu marido.

—Futuro marido — me corrige guiñándome un ojo. La puerta se vuelve a abrir y una mujer mayor ingresa con una bata blanca.

—Señorita Harrison, que bueno que esté despierta — exclama la doctora con unos papeles en la mano.

—Hola doctora. ¿Sabe que me paso? ¿Tengo algo? ¿Es grave?

—Te hicimos varios chequeos, tienes que descansar más y alimentarse señorita Harrison. Ahora que lleva una vida dentro de usted.

—¿Vida? ¿De qué habla?

—¡No puede ser! — chilla Julia asustándome.

—No me diga que tengo una enfermedad y me quedan pocos días.

Me interrumpe con una sonrisa y negando con la cabeza.

—No, usted está embarazada.

La miró con los ojos abiertos, mi corazón se detuvo y volvió a latir en cuestión de segundos. ¿Ella acaba de decir que estoy...?

—¿Qué dices qué dijiste?

—Usted está embarazada.

¿Qué?

Mi labio inferior tiembla. Eso quiere decir que estoy esperando un hijo o hija de dos hombres lobos.

—¿Estoy embarazada? — mi voz se rompe en la última palabra.

Una lágrima se me escapa y rueda por mi mejilla, sin saber cómo reaccionar miró a Julia quien me dedica una sonrisa de apoyo y toma mi mano dándole un apretón.

—Efectivamente.

—Vas a ser mamá.

No respondo, me quedo absorta en mis pensamientos tratando de organizar mis ideas y de averiguar qué voy a hacer. Todo es muy confuso y rápido. Por primera vez no tengo idea de cómo seguir.

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