Capítulo 11.

34.3K 2.5K 525
                                    

Luego de esos increíbles orgasmos, nos quedamos acostados recobrando energía, más bien yo, ellos si tienen aguante. Estoy en el regazo de Alex quien besa mi cuello y hombro con lentitud.

—Siempre he tenido una fantasía — Confieso de repente, Alex alza la mirada y Axel quien está acostado al lado nuestro hace un sonido para que continúe. Mis mejillas se tornan rojas.

—¿Qué fantasía?

—Anda, dinos.

—Olvídenlo.

—Ya hablaste.

—Mi fantasía es... Es hacerlo con dos hombres — musitó bajando la voz.

—Ya la cumpliste.

—No, no hablo de eso.

—Oh, un trío.

Afirmo con la cabeza sonrojada. Ambos comparten una mirada y luego me miran a mí.

—Y nosotros estamos dispuestos a cumplirla — los labios de Alex rozan los míos — si quieres por supuesto. ¿Quieres sentirnos a ambos en tu interior?

No voy a desaprovechar esta oportunidad como dice el dicho el tren solo pasa una vez.

—Sí.

Los dos me observan con una sonrisa que promete mucho, mucho placer.

—Ponte en cuatro — me ordena Alex.

¿Mm?

Al ver que no me muevo ningún músculo me da una nalgada provocando que me sobresalte, protesto pero acató su orden como toda una sumisa. Me dejan espacio en la cama colocándose de pie, apoyo mis manos en la cama junto con mis tobillos quedando en cuatro.

—Hermosa vista. — Mi cuerpo es una gelatina, tiembla. Las manos de Alex toman mis glúteos y jadeo al sentir su lengua ahí abajo, muerde mis nalgas y eso me vuelve loca, me calienta. Ya parezco un horno.

De imprevisto siento su dedo en mi ano, lo está dilatando. Se hunde lento, frunció el ceño y gimoteo de dolor, duele.

—Tranquila — susurra Axel acariciando mi espalda. Entra por completo haciéndome soltar un suspiro, no me imagino lo que dolerá con su miembro.

Después de dilatar mi segundo agujero siento la punta de su miembro, aprieto con fuerzas las sábanas que están todas arrugadas por nosotros, su primera embestida me deja sin aliento por poco pierdo el equilibrio. Sus manos toman con firmeza mis caderas mientras se mueve lento, muy lento.

—Ya está preparada — Informa Alex saliendo de mi interior.

Sin más habla Axel se sienta en la cama y toma mis caderas, lentamente su miembro grueso entra en mí, gimo ante la sensación de estar estirada y llena.

—Inclínate un poco.

Acato su mandado, oh entiendo, las manos de su gemelo separan un poco mis nalgas para conducir su polla.

—Relájate — susurra mirándome fijamente.

Finalmente entra provocando que cierre los ojos. Mi fantasía se está cumpliendo.

—Oh, sí.

Los dos comienzan a moverse a un ritmo de contragolpe, uno salía y el otro entraba para que no me sintiera vacía. Jadeo clavando mis uñas en los hombros de Axel. La habitación se llena de gruñidos y gemidos. Ambos me follan duro y salvaje.

Mi visión se tornó irregular cuando una oleada de placer recorre mi cuerpo.

(....)

—Me encanta tu collar — me comenta Emily.

Hace unos veinte minutos llegamos, los chicos se fueron al despacho de Evan a hablar cosas de Alfas. Emily y yo estamos en el jardín, el patio trasero de la bellísima casa de su novio tomando un café con algunas galletitas caseras. La noche que estuve con los Alex y Axel fue la mejor de mi vida, no solo hablo del placer que experimente sino que sentí una conexión y eso me provocó un nudo en el estómago. Una semana pasó ya desde ese día, tuvimos salidas y algunos toqueteos pero no me permito llegar a decir que estamos saliendo.

No puedo permitirme enamorarme, si confieso que me atraen más de lo que me imaginaba y son increíbles, me hacen reír y olvidarme de mi mundo unos segundos.

—Gracias. Los chicos me lo regalaron. — Sonrió viendo mi collar y vuelvo a mirarla, está radiante.

—Así que. ¿Los aceptaste?

—Mejor no hablemos de eso. ¿Cómo te lo pidió?

Emily me escribió una carta avisándome que se comprometió, por esa razón estoy visitándola.

—No me cambies de tema. Anda, dime soy tu amiga.

—Meacosteconellos.

—¿Eh?

—Me acosté con ellos.

—Wow.

—¿Por qué te sorprendes? Si ya sabías que lo iba a hacer.

—Sí, pero no tan rápido.

—Mira quien habla la que se va a casar — le digo divertida.

—No tengo nada para argumentar — ambas reímos — ¿Y sentiste algo?

—No, no sentí nada — miento, moviéndome en la silla.

Ambos me hicieron sentir viva, me hicieron parecer otra Astrid, una persona totalmente diferente. Me permiten ser la yo de antes. Fue como si olvidara todo y naciera una nueva yo, eso me hace sentir realmente extraña, me tomó demasiado pensar y tomé la decisión de irme lo más pronto. Creo que si no me voy antes ya será demasiado tarde para mi corazón.

—¿De verdad? — asiento tragando saliva, sus ojos marrones me inspeccionan — ¿Nada, nada?

—Nada.

Emily me mira fijamente mientras toma su café, seguramente buscando algún indicio de que miento pero estoy segura que no lo va a encontrar. Estos años aprendí a controlar mis emociones y no reflejarlas en mis ojos.

—Está bien. ¿Entonces cuál es el siguiente paso?

—Irme. Ya sé dónde aparecimos, solo tengo que buscar la forma de llegar.

—¿Entonces esta es nuestra última vez juntas? ¿No? — pregunta con la voz entrecortada.

—Ay, no — me levanto de la silla y me acerco a abrazarla — sabes que me quedaría, pero si no vuelvo ahora será más difícil — más difícil alejarme de ellos — entiéndeme, tengo una vida allá. Sabes qué desde un principio como era el plan, me acostaba con ellos y después volvería a mi vida anterior.

<<¿Por qué la idea me parece algo repulsiva ahora?>>

<<¿Por qué siento esta sensación de culpa? ¿Por qué siento mi corazón acogerse?>>

—¿Qué? — dos voces detrás de mí se hacen presente.

Ay, no.

¡No sé olviden de votar!❤

¡No sé olviden de votar!❤

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
AstridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora