Epílogo.

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Ya pasó un mes desde que volví con mis dos hombres lobos, definitivamente volver fue una decisión correcta.

Están siempre a mí lado cuidándome y amándome.

Conocerlos fue lo mejor que me pasó, creí que mi vida era perfecta, pero estaba equivocada ellos son lo que la hacen perfecta. Al principio me negaba a seguir lo que mi corazón dictaba, sentía miedo de volver a salir lastimada. Es una sensación horrible porque no sabes cuándo vas a ponerte de pie otra vez y seguir como si nada.

Ellos derribaron cada una de mis barreras y me conquistaron el alma.

Estoy viviendo un sueño del que no quisiera despertar nunca. A veces nos dejamos llevar por el miedo o por el camino "fácil". Pero si no nos arriesgamos ¿Cómo sabes que lo que dejamos atrás es el camino correcto?

Hay que ser valientes y fuertes. Luchar contras esas inseguridades y esos miedos por qué no nos lleva a nada, solo nos hace hundir en un pozo donde encontraremos dolor.

¿Sabes cómo se siente la sensación de estar completa?

Pues yo hace poco la descubrí, es una sensación única. Es no sentirte sola, no sentir más temor y dolor. Solo una increíble paz, es como cuando vas a tu lugar especial, cierra los ojos, suspiras y no escuchas absolutamente nada.

Los seres humanos cuando sentimos que están invadiendo nuestro territorio, es decir nuestros corazones, ponemos una barrera, tratando de lastimar a los que nos invaden. Aunque por dentro nos estamos muriendo lentamente por dañar a lo único que nos hace sentir diferente, eso es porque dejamos que nuestros miedos ganen. Pero está bien sentir miedo, eso nos hace humanos. No somos de hierro, lo único que podemos, es ser valientes y demostrarle a la vida que nosotros decidimos nuestro camino.

Entendí que todo pasa por algo, me fui porque creí estar viviendo mí felicidad, pero no fue así. Mí embarazo fue como un golpe en la mejilla para darme cuenta que mí felicidad está al lado de mis lobos.

Sé que fue egoísta de mi parte usarlo, soy consciente de eso también sé que los lastimé, pero me dejé llevar por el placer y sin darme cuenta abrí mi corazón.

No estaba en mis planes enamorarme, pero me enamoré profundamente y sin ellos no respiro.

—Amor, ¿Ya estás lista?

La voz de Alex me hace volver a la realidad. Me acerco al espejo, llevó puesto un vestido rojo hasta las rodillas con la espalda descubierta, unas sandalias del mismo color y el pelo suelto.

Acarició mí panza, ya se nota mí embarazo.

—¡Si! ¡Entra!

La puerta se abre y por el espejo veo que se queda tieso viéndome.

—¡Diosa Luna!

Me doy media vuelta riendo.

—¿Qué te parece?

Se acerca hacia mí mirándome de arriba a abajo.

—Estás muy buena. Me dan ganas de quitarte todo.

—Ni se te ocurra — lo señaló, el muy descarado se ríe.

—¿Qué te parece un rapidito? — toma mi cintura con ambas manos y las encamina hacia mis glúteos donde los estruja fuertemente.

—No, nada de rapiditos.

—¿Por qué? — protesta como niño pequeño.

—Porque ya me cambié. Y tarda bastante, además me bañe.

—Está bien — se rinde y me da un casto beso deseándome por uno más largo — cuando volvamos de la boda voy a estar dentro de ti.

Me guiña un ojo y riendo lo empujo.

AstridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora