Ausencia

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La comida seguía apareciendo en la habitación, así que al menos Theo no pensaba matarla de hambre, pero no tenía el valor suficiente como aparecer y darle una explicación al respecto de su comportamiento tan irracional, pero no podía esperar más de una persona como él.

El hecho de que sus amigos no estuviesen preocupados por ella, le hacía creer que había dicho algo que debieron creer como para no estar tan interesados en si estaba bien o no, aunque había desaparecido de la nada, sin cumplir su promesa de quedarse al final para limpiar el lugar por ellos mismos, sin magia.

Sin duda deberían estar bastante enojados con ella, como para no buscarla por tres días, y tragarse todo lo que Theodore hubiese podido decirles, ¿y si le había dicho a Draco que ella había aceptado casarse con él?

Aquello la estaba volviendo completamente loca, tenía que salir de ahí, tomó del agua aunque no tocó la comida, tendría que haber puesto algo, porque los golpes se estaban desvaneciendo, pero aun así tenía dolor en algunas partes de su cuerpo.

Draco observó el lugar, era el quinto día que Ginevra no se había parado ahí, y él se estaba cansando de eso, se suponía que estaría pendiente de su negocio, ese que tanto soñó y detalló hasta el más mínimo detalle.

Se levantó cuando observó a Nott fuera del lugar, observándolo bastante nervioso, cuando notó que Draco lo vio, corrió apresurado perdiéndose entre la gente, como el asqueroso gusano escurridizo en el que se había convertido los últimos días en que había querido preguntarle la razón por la cual Ginevra no había aparecido y se había marchado tan de repente.

—No, yo no he hablado con ella –comentó Luna, frunciendo el cejo.

—Yo tampoco –contestó Tim.

—Oigan ¿se fijaron que los únicos en el menú son Draco y Luna? –Se quejó Pansy.

La vista de todos se enfocó en el menú, y en efecto, había un par de bebidas con el nombre de los rubios, Draco sonrió y Luna rió divertida ante el descubrimiento de su amiga, que parecía bastante indignada.

—Tu nombre, el de Rolf y Tim, aparecen en bebidas del menú secreto y exclusivo de los conocedores.

—Claro, no te creo.

—Veamos.

Luna se distrajo llamando a un camarero que se acercó apresurado, Ginny había dejado especificado que aunque toda la gente tenía que tener un trato digno y bastante personalizado, sus amigos tenían que ser tratados un poco mejor.

—Quiero un Pansy, por favor –pidió Luna.

—En seguida ¿algo más que se les ofrezca? –Cuestionó.

—Saber sobre tu jefa –comentó Draco.

—Ginny no ha venido, solo su novio, Theo, a dar órdenes y marcharse rápido.

—Escurridizo escarabajo –bramó Draco.

La mirada de Draco se enfocó en el resto de sus amigos, bastante convencido de que tenía que buscarla, no le gustaba para nada lo que estaba pasando, y una ausencia tan prolongada en alguien que estaba tan ilusionada por la apertura de su negocio, no era normal.

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