Ruptura

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Los ojos de Draco estaban fijos en el rostro de Ginny, hacía más de media hora que se había quedado dormida, ella le había pedido que se quedara ahí, pero cuando lo dijo, él pensó que se refería al apartamento, no en la habitación, mucho menos que se recostara junto a ella, nunca habían hecho algo semejante, así que no podía dejar de mirarla fijamente.

Aún tenía señal de golpes que la poción que le habían dado no había desvanecido por completo, estaba furioso, si ella no le hubiese pedido que se quedara, en ese momento estaría buscando a ese imbécil y moliéndolo a golpes, era lo mínimo que merecía por tratar así a Ginny, y no conforme con golpearla, la había mantenido encerrada, totalmente aislada, aun así, ella en su berrinche, se había negado a comer.

Tampoco había dormido mucho, por la esperanza de encontrar una forma de salir de ahí, la dejaría descansar y la llevaría a Ollivanders, porque se había quedado sin varita, tendría que comprar una nueva, aunque eso era lo de menos.

Los ojos de Ginny se abrieron lentamente, los de Draco estaban fijos en ella, sus bonitos ojos grises estaban atentos en su rostro, suponía que tenía que lucir bastante mal al respecto.

— ¿Ya amaneció? –Preguntó somnolienta.

—Sí, has dormido al menos un día y medio por la poción.

—Y ¿te quedaste ahí todo este tiempo?

—No, fui al trabajo, pero el elfo estuvo pendiente de ti, pero me alegra que despertaras cuando ya estaba aquí, para que no pensaras que te abandoné.

—Eres responsable, no te culpo por ir a trabajar, debería hacer lo mismo –sonrió.

Ginny se sentó sobre la cama, el dolor muscular había desaparecido al igual que el cansancio, sonrió, no sabía si era por la medicina o por el hecho de tener a Draco ahí con ella, se giró un poco para poder verlo sobre su hombro.

—No les he dicho a los demás lo que pasó –informó.

—Descuida, les... bueno ¿podrías pedirles que vengan? –Se encogió de hombros –me quedé sin varita.

—Bien, pero vamos, tienes que comer algo, y ya que quieres ir a tu negocio, podemos comer algo ahí, mientras supervisas y al mismo tiempo, hablas con los otros.

—Gracias por todo, Draco.

—No agradezcas –acarició su mejilla cuando se incorporó.

Ginny observó al rubio salir de la habitación y sonrió, le gustaba la forma en que se movía en su apartamento, tan cómodo, como si fuese también de él, negó, era demasiado pronto para aventurarse a aceptar lo que sentía por él, después de la tormentosa ruptura que había tenido con Nott.

Draco los apareció en el callejón Diagon, fueron primero con Ollivanders y después a la cafetería, Pansy, Tim, Rolf y Luna ya los esperaban ahí, las chicas se levantaron apresuradas, para asegurarse de que realmente ya estuviera bien, mientras los chicos despotricaban al respecto de la actitud de Nott, el hecho de que Tim agradeciera a Draco el haberse encargado agitó su respiración.

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