Capítulo 15

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Mis ojos se fueron abriendo lentamente ya que el sol parecía estar en su punto más alto y daba en mi rostro molestándome. Estiré un poco mis brazos y me asusté al no ver a Scott a mi lado, así que decidí levantarme, doblar las sabanas y llevarlas junto con el colchón a nuestro escondite. Me desvíe como hacíamos normalmente con Scott y antes de llegar, deje las cosas sobre el suelo, pasé mis dedos entre mis cabellos intentando acomodarlos.

Mierda Eva, hace cuatro días que no te bañas ¿No sientes asco? –preguntó mi mini yo a lo que le respondí mentalmente "Claro que lo siento, hoy mismo hablaré sobre eso con Scott ¿Llevamos cuatro días aquí? Wow"

Termine de "arreglar" mi cabello y caminé hacia el escondite, ahí estaba él con la pala en mano y sin remera, había estado haciendo el trabajo mientras que yo dormía ¿No es un amor?

Tranquila Eva, llevas el cartel en la frente de "prohibido enamorarse"

Y lamentablemente eso era cierto, pero también era cierto que Scott me gustaba y nada podía hacer para evitarlo, menos estar perdida con él lejos de mi casa sin comida. La comida era algo de lo que nos faltaba es solamente que era como lo más importante y debía resaltarlo.

-Buen día- lo salude y él se giró quedando enfrente mío. Me dio un beso en los labios y seco la transpiración de su frente.

-Buen día Eva, me levante temprano, quiero terminar esto de una vez- dijo él volviendo al trabajo.

-Lo sé, pero déjame que te ayude.

Incliné mi cabeza hacia arriba y el sol penetraba entre los árboles y comenzaba a hacer calor. Dejé el colchón en su respectivo lugar y fui en busca de mi pala para ayudar a Scott, también sería mi refugio y no quería que él hiciera todo el trabajo.

-Deja Eva, yo puedo.

-Ya cállate, sé que necesitas ayuda.

Él no dijo nada y yo sonreí victoriosa, aunque tenía muchas ganas de seguir durmiendo, teníamos que trabajar, era para ambos no para él, aparte nuestra seguridad estaba en riesgo, ya iban a hacer dos noches de que habíamos visto a Mocdoty comiendo a esa pobre chica y luego no volvimos a observar nada más, pero tenía miedo, debíamos estar muy alerta por si acaso.

-¿Sabes la hora? –le pregunté mirando el reloj que llevaba en su muñeca.

-Sí, son las nueve de la mañana- dijo con una sonrisa.

-¿Y a qué hora te despertaste? –le pregunté.

-A las seis- dijo mientras que seguía trabajando.

Con razón iba tan avanzado. Se notaba a kilómetros que habría cavado al menos unos diez centímetros más en todo el pozo, era una cantidad enorme lo crean o no. Lo que me llamaba la atención era el sol ¿Cómo podía estar en el punto más alto si eran las nueve? ¿Eso no pasa como a las dos de la tarde? Ignoré mis pensamientos ya que la razón más lógica era Charles Mocdoty y seguí cavando.

Unas dos horas después como a las once de la mañana, habíamos cavado más o menos otros diez centímetros entre los dos, veníamos rápido y eso era una buena noticia, si seguíamos así quizás para la tarde lo tendríamos terminado y podríamos dormir allí, aunque luego recordé los bichos que hay en la tierra y comencé a dudar seriamente sobre el hecho de tener que tirar el que era nuestro colchón en ese pozo que probablemente estaba lleno de lombrices y quien sabe que otra clase más de bichos.

-¿Podemos dejar aquí? Estoy exhausta.

-De acuerdo- dijo Scott- El sol ha comenzado a bajar, esto me está dando miedo, recién son las once.

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