Capítulo once.

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Acababa de amanecer, el rocío cubría las hojas y el pasto, el Sol se levantaba majestuoso, iluminando cada rincón del lado Este de Dashuri. Toka y Gjeth bailaban descalzos, en una gran planicie cubierta de flores blancas. Giraban rápidamente, agarrados de las manos, sonreían tontamente, felices. Gjeth estaba avergonzado, con las mejillas rosas.
Giraron tan rápido que a Toka se le enredó un pie entre unas hierbas, y tropezaron, rodaron un poco y cayeron uno al lado del otro. Seguían riendo.
Toka se quedó viendo al firmamento, fascinada con la transición de colores, Gjeth la observaba a ella, atento. Hasta que no pudo más y la besó.
Toka, tan brusca  y alocada como siempre, dejó de lado la vergüenza y subió encima de él. Gjeth estaba más rojo que nunca. Se había tapado la cara con sus manos. Pero sus orejas lo delataban.
Toka levantó el manto que cubría el cuerpo de él, dejando descubierto su pecho y su estómago, tan lampiños, tan perfectos.
Era el cuerpo de un chico joven que no pasa de los veinticinco años. Sin músculos marcados. Toka lo recorrió con las yemas de los dedos, lo que hizo que Gjeth se erizara completo.
- Adoro esto.
- El… que…
- Como te pones cuando juego contigo, es tan… adorable. Eres adorable Gjeth. Me encantas.
- Yo… me vuelvo loco, cada vez que lo haces, no se que hacer… con mis manos. - dijo con el rostro aún cubierto.
- Yo sé qué puedes hacer. - tomó sus manos, y las puso lentamente en sus caderas, él la veía asombrado.
Comenzaron a besarse apasionadamente, él se levantó un poco, quedando sentado y Toka en cuclillas sobre él. La tomó por el cabello con la mano izquierda mientras la derecha continuaba en sus caderas.
Ella tenía las palmas de sus manos en la espalda de él, por debajo de la túnica.
Todo era cada vez más rápido, más apasionado, llegarían al siguiente paso de un momento a otro, cuando fueron interrumpidos…
Una leve sacudida hizo que se detuvieran, se vieron a los ojos, confundidos. Otra sacudida, la confusión dio paso a las preguntas. ¿Qué fue eso? ¿Por qué en este momento?
De pronto el suelo comenzó a moverse, de arriba a abajo, en una vibración constante, seguía siendo leve, pero era repentina. el suelo parecía moverse a ritmo de una respiración agitada.
Gjeth y Toka se levantaron del suelo y con una sola mirada se comprendieron. Él se alejó primero. Corrió algunos metros y se convirtió en fénix, lanzando corrientes de aire, luego lo siguió Toka, ambos produciendo el sonido clave para reunirse.
En él monte ya los esperaban Dritha y Errësirë.
- Se exactamente que es.- dijo Toka a sus hermanos, extrañamente tranquila - es un movimiento de las placas del planeta.
- ¿Es catastrófico? ¿ En que nos afectara? - Dritha se veía francamente preocupada.
- La vibración fue poca, es normal que suceda de vez en cuando.
- Pero ya no recuerdo cuándo fue la última vez que paso.
- Pasa a cada rato. Solo que como te la pasas volando y en otros lugares no te das cuenta.
Hizo toda una exposición, englobando todas y cada una de las posibles causas por las que sucedía la vibración, pero la más preocupante era:
- Sucede naturalmente cada cierto tiempo, pero esta vez fue anormal, eso significa que nuestros amigos están molestos, cualquiera de los dos. El movimiento agresivo del agua, o el de la lava que avanza por debajo de la tierra también lo provoca.
- Y hablando de nuestros hermanos… ¿Dónde están?
- Zjaar debió regresar hace unos días, vi a las nuevas criaturas peludas que trajo, pero. A Akulli no la he visto. - Errësirë estaba sereno, pero su mirada denotaba burla. - es obvio que están molestos uno con el otro y por eso no se presentaron a la reunión.
- Akulli debe estar molesta con Zjaar porque se va a cada momento a sus aventuras terrestres y trae criaturas raras. - comentó Dritha.
- Para mi que está enojada por qué quiere ser dueña de Zjaar y de todo lo que él hace, y la verdad es que es imposible, nuestro hermano es un espíritu libre y aventurero, han pasado miles de años, en los que hemos estado juntos, hemos disfrutado del planeta y hemos avanzado bastante. y es increíble que Akulli siga tan atrasada y odiosa.
- tranquila querida - dijo Gjeth tomando su rostro. - respira, piensa en cosas lindas, no puedes vivir en paz si te la pasas odiando a Akulli.
- no la odio querido, solo me desespera lo suficiente, siempre nos está interrumpiendo con sus tontas peticiones, creo que ya es tiempo de dejarla sola. La mayoría de las cosas que hemos aprendido han sido gracias a los tantos viajes que Zjaar se ha dado por la tierra. y puedo asegurar, que si la tierra no existiera, nuestro hermano se pasaría explorando el universo en busca de nuevas experiencias y aún así Akulli no estaría satisfecha. propongo pues, dejarla sola.
- no creo que sea correcto de nuestra parte por qué…
- Dritha - interrumpió Errësirë - todos tenemos cosas que hacer, debemos seguir nuestras tareas para hacer este planeta habitable y seguro, además… nosotros tenemos… cosas que hacer… y Akulli nos ha interrumpido en momentos muy… importantes, recuerda que también te has enfadado. así que yo secundo  a Toka.
- buena elección. ¿Gjeth? ¿Dritha? ¿qué dicen?
- yo estoy con Toka también, pero, no hay que hacer caso omiso. para estar tranquilos todos, podemos dejar pasar la siguiente ocasión, pero si insiste, deberemos estar presentes, ¿qué piensas de mí opinión Dritha?
- es perfecta. entonces vámonos, esto estará entre nosotros cuatro, pero quiero que sepan que si ocurre otra vibración o algún problema relacionado con ellos, yo mismo los mandaré llamar.
Todos levantaron el brazo izquierdo con la mano extendida, y chocaron los puños al centro del círculo que crearon, un pequeño ritual que tenían, para darse a entender que estaban todos de acuerdo.
Después de esto, Dritha y Errësirë se alejaron volando, cada quien a una dirección distinta. Toka y Gjeth se quedaron en el monte, viéndolos alejarse, haciéndose puntos en el horizonte. Luego, Toka tomó las manos de Gjeth y le preguntó:
- ¿en que estábamos?
- eh… no lo sé, tú dime.
- ¿qué te parece si continuamos aquí en el palacio?
- pero, estamos al aire libre.
- lo sé, pero eso lo hace más divertido.
- ¿ Y si alguien nos ve?
- ¿crees que Dritha y Errësirë se esconden para hacerlo?
- no… no lo sé, no me gustaría saberlo. - Gjeth estaba sonrojado de nuevo.
- vamos oh gran Zoti del viento y de la brisa… - jalándolo de su túnica, lo arrastró al centro del "Palacio".
El monte "Më e Lartë"  es el lugar más elevado del planeta, siempre fue punto de referencia para los Zoti y los Fénix más grandes, en una de tantas visitas que hizo Zjaar a la tierra conoció los grandes templos romanos, y se enamoró de la gran construcción que era en aquel momento el templo de Garni, ubicado en Armenia y que había sido hecho para adorar al Dios del Sol.
así que su idea inicial era construir uno gigantesco en Dashuri, para el disfrute de sus hermanos Zoti y de quién lo necesitara. así que a su regreso y cargando con el los materiales necesarios, pidió ayuda y entre todos lo construyeron, exactamente igual, solo que con pilares y suelo de mármol y veinte veces más grande, sin paredes, solo techo, suelo y pilares, de modo que todo el lugar era libre a la vista y a la frescura del viento y de la altura.
Akulli, Toka y Dritha, siendo hembras perfeccionistas, le habían agregado sus detalles.
Akulli agregó fuentes bellamente labradas y con agua pura y corriente. también agrego una gran Terma en forma de rombo, para seguir disfrutando del agua
Toka había agregado los jardines de alrededor, con árboles frutales, y setos.
Dritha, había puesto antorchas en todos los pilares, listas para ser encendidas por Zjaar en las reuniones nocturnas.
Gjeth y Errësirë simplemente apoyaron a las hembras en su trabajo, pero fue Zjaar quien siguió trayendo objetos del planeta tierra, mesas de madera largas, sofás antiguos, sillas de madera labradas, lámparas para fuego, telas para vestirse y decorar, recipientes de bronce para servir fruta y agua…
y justo en medio del palacio, donde hacían las reuniones, había una hoguera interior, rodeada por seis sillones de madera, cubiertos con telas finísimas. mesas llenas de fruta fresca y flores, los pilares centrales tenían en lo alto, aldabas con sus respectivas antorchas, infinitas al igual que la hoguera, que gracias a la magia, nunca se apagarían.

Poder ElementalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora