CAPITULO 3 ¿UN RIVAL?

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-Atención él es nuestro romeo Terrence Baker –Dijo James orgulloso –Algunas personas tal vez le suene el apellido, pero de una vez aclaro que no fue por eso que me decidí a escogerlo, pronto lo verán y entenderán porque lo elegí.

Candy nerviosa dio un vistazo a su novio, quien estaba sentado en las butacas observándola aparentemente aunque pudo notar que también miraba hacia otros lados, tal vez a las jóvenes que tenía a su lado, pero no estaba segura.

-Bien harán su audición señoritas con el joven Terrence –Adelante

"¡¿Qué?!" pensó molesta no lo podía creer

-Tranquila, pecosa, seré gentil cuando pases –Susurro mientras pasaba a su lado

-¿Pecosa?

-Te ves hermosa hoy... ¿Qué harás saliendo? Imagino que al trabajo... te acompañare

-No, gracias, mi novio está aquí

Anthony lo fulminaba con la mirada, no sabía porque aquel joven le hablaba con tanta familiaridad a su Candy, pero no podía permitirle acercársele más.

Candy miro a Anthony y le sonrió en señal de que estaba bien y después le lanzo una mirada de molestia a Terrence y se alejó de ahí.

Terrence miro a Anthony y le sonrió burlonamente, lo cual el rubio tomo como si le estuviera declarando la guerra.

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Ya habían pasado todas las jóvenes que iban por el papel de Julieta, lo cual daba gracias al cielo, Anthony quien aún esperaba a que su novia hiciera su aparición en el escenario ya pronto porque ya quería irse para pasar un tiempo con ella antes de llevarla al trabajo.

"Aunque no la entiendo...no tendría necesidad si quisiera...podría tener todo, como se lo merece...no entiendo su afán y además no es bien visto" pensó molesto

-Hola buenas tardes –Candy salió a escena, sonrió a las personas que observaban la audición –Mi nombre es Candice White

-Bien señorita White ¿Porque papel viene?

-Por el de Julieta

-Bien adelante

Terrence salió a escena también, estaban interpretando la parte final de la obra, por lo que ella debía permanecer inmóvil mientras Terrence actuaba su parte.

-¡Oh! ¡Amor mío! ¡Esposa mía! ¡La muerte, que ha saboreado el néctar de tu aliento, ningún poder ha tenido aún sobre tu belleza! ¡Tú no has sido vencida! ¡La enseña de la hermosura ostenta todavía su carmín en tus labios y mejillas, y el pálido estandarte de la muerte no ha sido enarbolado aquí

Candy escuchaba atenta y extasiada cada palabra perfecta de Terrence mientras permanecía con los ojos cerrados -¡Ah! ¡Julieta querida! ¿Por qué eres aún tan bella? ¿Habré de creer que el fantasma incorpóreo de la muerte se ha prendado de ti y que el fantasma incorpóreo de la muerte se ha prendando de ti y que ese aborrecido monstruo descarnado te aguarda en esas tinieblas, reservándote para manceba suya? ¡Así lo temo, y por ello permaneceré siempre a tu lado, sin salir jamás de este palacio de noche sombría! ¡Aquí! Aquí quiero quedarme con los gusanos, doncellas de tu servidumbre ¡Oh! ¡Aquí fijaré mi eterna morada, para librar a esta carne, hastiada del mundo, del yugo de mal influjo de las estrellas!... -Sintió como Terrence la abrazaba, pudo sentir su aliento y por una extraña razón deseo que el final llegara rápidamente, pues deseaba besar al joven que podía pronunciar cada verso, cada palabra tan exquisitamente como si lo sintiera en verdad.

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