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ISABELLE OBSERVÓ CON ATENCIÓN al vampiro que estaba sentado apenas a unos centímetros de distancia. Él se encontraba observando el tablero de ajedrez, pensando en su próximo movimiento. Habían estado jugando a lo largo de unas dos horas y media, empezaron con las cartas y en algún momento, se detuvieron para recibir una llamada. Los Cullen habían dicho que estaban presenciando la búsqueda de primera mano, esperando a que las noticias en Forks pudieran calmarse rápidamente. Las personas estaban recorriendo el área, revisando el bosque y los lugares más profundos, donde su cadáver podría estar escondiéndose. Sumado a eso, ellos habían tocado la puerta de los Cullen, preguntando por la joven perdida. Edward había evitado mencionar de más, sabiendo que los oídos de la muchacha estaban pendientes de cualquier detalle que involucrase a su familia. Hasta donde se sabía, supuestamente el equipo de búsqueda estaría en el bosque por todo el transcurso del día. Si las cosas terminaban, probablemente podrían regresar a Forks al día siguiente.
Jasper Hale había sacado un tablero desmontable, que parecía entretenido. Se preguntaba cuántas cosas tenía guardadas en su mochila, pero no se atrevió a hacerle esa pregunta en voz alta. Agradecía que él estuviera constantemente involucrando a un nuevo juego, para que ella no estuviera pendiente de lo que estaba sucediendo a unos kilómetros de distancia. Había estado funcionando hasta ese entonces, porque Isabelle era una muchacha que cuando tenía una actividad frente suyo, no podía concentrarse en otra cosa. Estaba totalmente enfocada en poder ganarle al vampiro con experiencia. Justo en ese mismo momento, Jasper movió su ficha, sacando del tablero a uno de sus peones. La joven masculló una maldición y prosiguió a pensar en su próximo movimiento.
—Es algo injusto.— murmuró ella, pensando en qué debía hacer. El Hale le estaba ganando a grandes escalas; mientras él permanecía con la mayor parte de sus fichas intactas, Isabelle estaba tratando de proteger las pocas que le quedaban.
—¿Qué es injusto?— preguntó él, arqueando sus labios en una sonrisa. Isabelle no quitó sus ojos de sus fichas, necesitaba conseguir una manera de ganar, pero lo estaba viendo poco probable.
—Es mi segunda vez jugando y me estás golpeando como nunca nadie lo hizo.— murmuró ella, sin tratar de sonar enojada, o como una niña con uno de sus caprichos. Simplemente sabía que contaba con desventaja.— Deberías tener algo de paciencia, teniendo en cuenta de que eres un experto en este juego. Eres mucho mayor que yo, ¿No es así?
Él guardó silencio y creyendo que lo había ofendido en cierto punto, ella levantó su mirada. No quería ofenderlo en ningún sentido, simplemente hacerle saber que al menos, podía hacer algún movimiento torpe de vez en cuando, así ella podía estar a la par. Jasper estaba sentado también en la cama, justo en frente suyo. Ambos se habían puesto cómodos, ella se quitó su peluca y sus zapatos, mientras él se había sacado también sus zapatillas. El maquillaje en su propia cara le estaba comenzando a dar comezón, pero se negó a sacarlo. Observó la sonrisa en los labios de Jasper, parecía divertido en estar en aislamiento con ella.
