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ISABELLE PRINCE NO SABÍA la razón exacta por la que se sentía tan nerviosa. Su cuerpo actualmente no reaccionaba de la misma manera en la que una vez lo había hecho, cuando era una humana común y corriente. Antes, sus manos y su espalda solían sudar y sus mejillas se ponían extremadamente rojas. Le sucedía eso mismo en su clase de educación física, así como también cuando estaba preparando un examen importante. Ahora, su propio cuerpo se mantenía completamente intacto, pero sabía que estaba nerviosa. Se sentía inquieta y no podía quedarse simplemente sentada en el sillón de la sala de estar. Un par de ojos se encontraban mirándola con atención y se preguntó si él notaba lo que estaba sucediendo en ella. Quizás le podía dar una mano para descubrirlo.
—Oh, realmente estás aprendiendo a jugar.— murmuró Jasper, cuando ella derribó el caballo de su oponente. No le quedaban muchas piezas con las que defenderse de sus ataques, salvo el rey y la reina. En cambio, Izzy aún mantenía varias de ellas y podía usarlas para ganar esa partida. Desde esas veces que había jugado con Rosalie y con Jasper, podía admitir que estaba completamente obsesionada con ese juego que había sido desconocido para ella.
—¿Aún no quedó claro que quiero ser la mejor en todo?— bromeó hábilmente, cuando vio al vampiro mover una de sus fichas. Simplemente quería aligerar su propia tensión, que no sabía de dónde había salido. Se arrepintió al instante, porque el rostro de Jasper pareció cambiar un poco. La sonrisa abandonó sus labios y parecía curioso por algo.
—¿Eso fue una broma? Nunca antes jamás habías bromeado conmigo, eso fue lindo.
La muchacha regresó su atención al tablero. No quería mencionar en voz alta que jamás había tenido a alguien con el que hacer ese tipo de comentarios. Sus hermanos eran muy pequeños para interpretar cuando las palabras eran dichas con ironía o con burla, así que había evitado decir algo que ellos se lo podían tomar en serio. Su hermana mayor era la única que había aceptado sus bromas, pero desde que se había ido, nunca tuvo la necesidad de hacerlo nuevamente. Creía que Amy era probablemente la más bromista de la casa, ella parecía sacada de uno de esos programas de televisión, en donde aparecía James Corden o Jimmy Fallon. Formuló una pequeña sonrisa, mientras movía su próxima ficha. Jasper había dicho que eso era lindo y de alguna manera, la colocó aún más nerviosa de lo que ya se encontraba. Era una locura el como apenas unas palabras lograban hacer que se sintiera así. Estaba algo avergonzada por lo que sucedió cuando perdió todo tipo de razón al oler al hombre desconocido. Había corrido sin esperar por Rosalie y se sentía algo culpable. Pero, lo que más le avergonzaba era que había declarado en voz alta que había extrañado a Jasper. Era algo verdadero, porque en esos últimos días había anhelado compartir la presencia del vampiro. Parecía ser uno de los Cullen más interesados en ella y el único chico que jamás había decidido hablarle por algo más que unas estúpidas tareas. Él quería conseguir una buena relación, se lo había dicho sin tapujos. Sin embargo, afirmar que había extrañado todo de él se sentía un poco demasiado como para ser declarado en voz alta. Estaba claro que Jasper había sido quien lo dijo primero, pero, ¿Había estado bien decir lo mismo? ¿Los amigos hacían eso?
