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ISABELLE PRINCE ESTABA confundida. No sabía exactamente el tiempo en que habían demorado en abandonar y regresar al bosque, pero no había tardado mucho más de diez minutos. Guardó silencio, mientras los ojos de Edward la observaban atentamente. Pensó en la pequeña manta, comprendiendo rápidamente en que el intruso debió haber estado en el momento en que ella recogió la tela y cuando también la dejó en el suelo. De otra manera, no hubiese desaparecido de una manera fugaz y sin dejar siquiera una evidencia de su ubicación. Ella había querido recorrer el bosque por un momento, pero Rosalie y Emmett se ofrecieron a hacerlo por ella, porque creyeron que era más seguro mantenerla en la casa. Izzy aceptó, su enojo comenzó a disminuir y creyó que enojarse por cosas que no podía cambiar no iba a servir de nada. Los Cullen no necesitaban más de su imprudencia, así que se mantuvo con su trasero apoyado en el sillón de la sala de estar. Para su suerte, el olor había abandonado su cuerpo y ahora tenía un aroma floral que le daba picazón en la nariz, sin embargo, toleraba esa molestia, antes que sentir el cadáver cada vez que aspiraba a su alrededor. También, sintió sus sentimientos movilizarse y drenarse por sus extremidades, se trataba de una calma recurrente, que la ayudó a poder mantener sus pensamientos lejos de la línea de peligro.
—¿Estás haciendo lo mismo que antes?— preguntó ella, en voz baja. Jasper la miró.— ¿Ahora no quieres tomar mi mano?
Se arrepintió de ello al instante, porque había tratado de sonar como una inocente pregunta, pero creyó que no había nada de inocente en ello. Se preguntó a si misma la razón por la que había abierto la boca, pero no le encontraba un sentido que pudiera mencionar en voz alta. Y a decir verdad, podía admitirse a si misma que le gustaba la mano de Jasper sujetar la suya. Había una calma que se trataba de mucho más que sus dones, tal vez su amistad floreciendo y calmando sus preocupaciones más intensas. Escuchó la carcajada de Edward y observó también la incomodidad de Jasper, mientras le daba una mirada mal intencionada a su hermano.
—¿Él tomó tu mano?— preguntó Esme, apoyándose también en el sillón.— No sabía que los amigos hicieran esas cosas, tal vez me quedé perdida en el tiempo.
Isabelle frunció su ceño, escuchando que la palabra amigos había sonado algo irónica en su voz. Sin embargo, no trató de tomarse a mal su tono de voz, tampoco esa mirada sospechosa que pareció darle la mujer a su hijo adoptivo. No tenía experiencia siendo amiga de alguien más, pero la interrupción de Rosalie y Emmett entrando en la casa, cortaron cualquier tipo de tensión.
—¿Han encontrado algo?— preguntó ella, mientras se levantaba de un salto.— ¿Dieron con él?
Rosalie negó.— Su rastro desapareció como si nunca hubiese estado aquí.
Isabelle regresó a apoyarse en el sillón, sintiéndose algo decepcionada ante ese hecho. Había pensado en que al menos conseguirían un nuevo rastro, pero estaban dando con un callejón sin salida. Negó con su cabeza y trató de hacer oídos sordos a sus intentos de querer recorrer el bosque por si misma. Rosalie y Emmett llevaban mucho más tiempo siendo vampiros y estaba segura de que ellos sabían perfectamente cómo encontrar a una persona. Sin embargo, ese hombre que la secuestró debió ser astuto, lo suficiente escurridizo como para escaparse mucho más rápido que el resto. Sus pensamientos regresaron a él, creía que se trataba de un hombre, porque su voz había sonado especialmente masculina. Sin embargo, eso no significaba que estuviera completamente segura de quién podía tratarse. Había visto demasiadas películas y documentales, como para saber que nunca las cosas resultaban ser como aparentaban y siempre había una vuelta de tuerca. No sabía si ese era el caso.
