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ISABELLE Y JASPER LLEGARON A LA conclusión que luego de ese dulce beso, todo se sentía mucho más relajado. La joven apenas pudo darse cuenta de que ya estaban en la casa, hasta que escuchó a Rosalie Hale hablar y llamar por su nombre. No sabía qué había pasado en la casa de Amy, tampoco sabía lo que estaba ocurriendo con el vampiro rubio, pero todo se sentía extraño. Demasiado extraño. Sin embargo, prestó atención a las personas que estaban a su alrededor, encontrándose con que Rosalie, Emmett, Alice y Edward los estaban esperando ansiosamente en la entrada. La visión de todos ellos le resultó aún más nostálgica, pensando en que nada duraba para siempre y que ellos también se irían eventualmente. Tal vez había sido la conversación con su hermana, o podía tratarse de sus recuerdos tristes de cuando su padre había muerto y abandonado a toda una familia entera, pero todo aquello le recordaba que nada duraba para siempre, incluso ellos que eran unos inmortales. Cruzó sus ojos con cada miembro de la familia, entendiendo de antemano que parecían preocupados al verla ser cargada por el rubio y también al ver su rostro extremadamente serio. Creyó que debía hacerles saber que no había sucedido algo tan terrible, porque más allá de lo sucedido en la mañana, no había intentado asesinar nuevamente a nadie. La única persona que había salido herida era ella misma y eso apestaba.
—¿Qué sucedió? ¿Está todo bien?— preguntó Rosalie, mirando a ambos con nerviosismo. Antes de que creyeran que todo era aún peor, Isabelle regresó sobre sus pies y les entregó una sonrisa que no llegaba a ser real.
No tenía idea de cómo comenzar a contarles todo lo que había sucedido ese día, porque simplemente pensó que necesitaba pensar y pensar, hasta que de alguna manera, pudiera entender que todo estaba siendo una locura. Intentando mantener su voz estable, les explicó a todos ellos tratando de dar los detalles posibles, mencionando la aparición del hombre y lo que ocurrió antes, la fotografía que llegó hasta sus manos y también, la historia que le había contado su hermana minutos antes. Supo al ver todos sus rostros que ellos estaban igual de sorprendidos que ella, Rosalie corrió hasta su lado para darle un abrazo y Alice las acompañó, tomando su mano y diciendo que necesitaba un tiempo para asimilar todo ese infierno en el que estaba viviendo. Por su parte, Emmett le brindó una sonrisa amable y alentadora, pero Edward se quedó completamente serio y con sus ojos en ella. Luego de contarles lo más importante, Isabelle subió las escaleras, despidiéndose de todos los presentes y permaneciendo en la habitación por unas buenas horas, tanto que escuchó los autos ir y volver, junto a las voces en el piso de abajo. Los Cullen habían intentado hablar lo suficiente bajo como para que ella no pudiera ser capaz de escucharlos, pero sus oídos recogieron toda la conversación que mantenían en susurros. Estaban preocupados de lo que significaba ese hombre, así como también, la simple idea de que fueran familia. Isabelle se resguardó mirando la ventana por horas enteras, dándose cuenta de que cuando se sentía mal, podía estar con la mirada perdida en un sólo árbol y creer que simplemente habían pasado unos cinco minutos, cuando en realidad, habían sido cinco horas.
