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LOS CULLEN ESTUVIERON CONDUCIENDO por varios kilómetros más. Había guardado silencio en todo ese momento, creyendo que la charla que había tenido con la niña cambió la visión que había tenido en ese último tiempo. Dándole una mirada fugaz a Jasper, pensó que ese había sido uno de sus mejores días. Se había divertido jugando y aprendiendo juegos nuevos, sin pensar en que en ese mismo momento, una madre estaba lamentando la pérdida de su hija. Había sido la primera vez en esos últimos días en el que se sintió viva. Estaba muerta, pero cuando había estado en la habitación del motel comenzó a pensar en que podía recuperar su humanidad. Él había mencionado que eran amigos y que estarían para ella. La evidencia estaba presente, ellos la habían acogido en su casa y ahora trataban de ayudarla a no arruinar más las cosas. Era agradable tener un amigo, incluso cuando nunca antes había tenido uno.
Luego, la charla amigable que había tenido con la pequeña desconocida le dio aún más esperanzas. Se sentía mucho mejor, era algo que realmente había marcado la continuación de sus días. Aún así, dejó sus emociones restringidas en el margen, pensando en que tenían muchos temas de los que preocuparse momentáneamente. El desarrollo de su vida era importante, pero en ese momento debía organizar sus prioridades y sabía que primero debía encontrar un lugar donde quedarse. Cuando finalmente pudiera regresar a Forks, intentaría encontrar alguna manera de poder regresar con su familia y poder controlar su sed de sangre. Quizás nada sería lo mismo, tal vez no podría regresar a casa y continuar viviendo en una pequeña casa con sus hermanos. Sabía que no podría tolerar permanecer en un espacio tan pequeño y cerrado, oliendo sus aromas. Pero, si se preparaba para verlos alguna que otra vez y en algún espacio abierto, probablemente podría darles alguna visita. Realmente rogaba por verlos al menos una vez más, y luego intentaría encontrar la manera de hacerlo funcionar. Hasta ese entonces, debía mantener la distancia de la policía. El problema de los pueblos pequeños era que las noticias fluían aún más rápido que el agua. Para la mañana, todos sabían que una chica había desaparecido en Forks y que su familia estaba haciendo una búsqueda extensa. Había visto los carros de policía pasar unas cuantas veces, mientras ellos iban avanzando por los pueblos. No sabía si todo se centraba en su búsqueda, pero cada vez que un nuevo auto aparecía, ella intentaba esconderse entre los asientos.
—¿Dónde iremos ahora?— preguntó ella, interrumpiendo el silencio que había durado más de tres horas. Sintió los ojos de Jasper mirar a su rostro y ella también le otorgó una mirada. Recordó haber saltado encima suyo, mientras estaba tan feliz por querer ser su amiga. Ahora, comenzó a sentir un poco de vergüenza por su efusividad.
—Yo opino que debemos conducir por unas buenas horas y quedarnos en otro hotel.— explicó Alice, mientras se acomodaba sus lentes de sol.— Estamos a ocho horas de distancia de Forks, creo que ya podemos estar seguros.
