25. EL PASADO

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UNA HORA, DOS HORAS

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UNA HORA, DOS HORAS. Isabelle Prince contó mentalmente cada segundo que pasaba en esa habitación, sintiendo que estaba demasiado ajena al mundo exterior. Allí no existían los problemas que tanto carcomían su mente, no eran unos vampiros que apenas podían controlar su sed por la sangre y tampoco habían hecho cosas terribles para llegar hasta ese día. Aunque eso era una mentira y cuando saliera de esa habitación lo descubriría por sí misma, le gustaba engañarse e imaginar que era una chica normal, después de compartir algo íntimo y hermoso con otro chico normal. Eran Jasper e Izzy, dos estudiantes del Instituto de Forks que comenzaron siendo amigos y terminaron desarrollando más de un sentimiento que los llevó por un camino totalmente diferente. Al menos, esa parte no era del todo falsa y por más que estuviera omitiendo gran parte de su historia, quería enfocarse en los aspectos buenos de lo que ocurría a su alrededor.

Su cabeza estaba acomodada sobre una cómoda almohada que tenía aroma a sábanas lavadas, le recordó a cuando era pequeña y se recostaba en su propia cama, después de ayudar a su madre con el lavado. Al igual que en esos días, se sentía con un aura diferente; creía que por más que todo se pudiera hacer trizas en menos de un segundo, como el momento antes de una tormenta, nada podía importarle a esas alturas. No sabía cuándo era el momento preciso en que tenía que hablar y qué se suponía que debía expresar en cuanto a cómo se había sentido. Nunca había leído un manual sobre las interacciones con otros humanos y mucho menos, jamás había leído sobre cómo interactuar después de tener sexo con el chico que le gustaba. ¿Acaso debía romper el silencio diciendo algún dato interesante? Era un momento demasiado bonito e íntimo como para dañarlo con algo que no estuviera relacionado y tal vez, si al ser un vampiro hubiera conservado el hecho de poder conciliar el sueño, estaría fingiendo estar dormida para no tener que confrontar con palabras lo que habían hecho. A pesar de ello, no eran humanos en lo absoluto y aquello que habían compartido en ese oasis sagrado era mucho más de lo que podía explicar con palabras mundanas.

Estaba agradecida de que ese edificio fuera tan gigante y que además, hubiera un espacio entre cada una de las habitaciones conjuntas, porque de caso contrario estaría terriblemente avergonzada. Todos podrían haber escuchado las tonterías que dijo en su momento de éxtasis y ahora estaba avergonzada de dejarse llevar, pues había tenido que morder sus labios para no decir que lo quería. Jasper se mantuvo callado desde que terminaron, por más que su silencio le otorgara algunas dudas, él no parecía para nada decepcionado y esa pequeña sonrisa que tenía en su boca la hizo sonreír.

—No soy Edward, pero puedo saber cuándo tu cabeza está yendo en muchas direcciones a la misma vez.—el susurro del rubio llegó hasta sus oídos y ella alzó una de sus cejas con pura curiosidad.— No necesito que me digas nada, Izzy. Creo que a estas instancias, ambos sabemos que no somos sólo amigos.

—¿Y qué somos?— la joven le preguntó, poniéndose de costado para estar mucho más cerca de su rostro. No quería que su pregunta sonara como una invitación a ser algo más, simplemente tenía curiosidad con ponerse en la misma sintonía que Jasper.

Tragedy ✓ ⋆ Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora