ISABELLE SE SINTIÓ DIFERENTE. Algo había cambiado, se dijo a si misma. Sus ojos permanecían cerrados, pero un nuevo sentimiento acompañaba a su cuerpo. Sus recuerdos comenzaron a aparecer, como memorias de una vida pasada. Los fragmentos aparecían y se desvanecían, le tomó un largo tiempo poder reunir los detalles suficientes como para recordar la historia. Había ido a la biblioteca para terminar su trabajo, luego... alguien la atacó. Deseó poder levantarse de un salto, defenderse y salvarse a si misma. Sin embargo, su cuerpo no reaccionó a sus movimientos. Intentó mover su mano, pero estaba rígida, no podía mover siquiera sus dedos. Se forzó a abrir sus párpados, pero su cuerpo estaba desconectado. Se preguntó si la habían drogado, si le habían dado algún tipo de medicamento para ponerla en ese estado. Estaba tan dócil, sumisa, que cualquier persona podía hacer lo que quisiera con su cuerpo. Intentó gritar, pedir por ayuda, pero ningún sonido salió despedido de sus labios.
Tenía una incomodidad en su cuello y un extraño sabor metálico en sus labios. Sabía que estaba viva, o al menos, por un rato. Escuchó voces, escuchó sirenas y escuchó latidos. Tenía sus ojos cerrados, pero pudo notar la iluminación a su alrededor. Escuchó perros ladrar y personas acercarse. Pidió y oró a Dios para que la salvaran, para que la encontraran donde se suponía que estaba. Siquiera supo si lo hicieron. Aguantó unos momentos, era como si perdiera la consciencia pero luego la recuperase. En medio de la oscuridad, pensó en su vida. Era la primera en toda su familia que asistiría a la universidad, la primera mujer negra de sangre Prince que decidía afrontar sus miedos y limitaciones, para estudiar una carrera que la llevara a la cima. Siempre había estado orgullosa con ese pensamiento, con sus planes a futuro. Sin embargo, pensó que todo había acabado en un segundo a otro. Tenía tanto miedo que apenas podía pensar a futuro, solo quería volver a su casa, a la vida que estaba acostumbrada. Ya no tenía más deseos que fuesen el estar bien. No sabía si lo estaba, su cuerpo tardaba en reaccionar y podría incluso pensar en que estaba en un estado catatónico. Las voces se habían detenido, solo sentía su espalda fría y un silencio absoluto.
Fue allí cuando se dio cuenta de que no estaba respirando.
Logró abrir sus ojos, lo único que pudo ver fue la oscuridad absoluta. Movió sus manos y sorpresivamente le reaccionaban. Puso sus manos a su alrededor, viendo que estaba encerrada en una caja de metal. Olió el aire, notando un aroma extraño. Parecía un olor profundo a químicos y a algo mucho peor. Tosió y aguantó la repulsión, algo se estaba pudriendo allí dentro. No sabía donde estaba y qué había sucedido con ella, pero necesitaba moverse. Movió sus piernas, sus pies descalzos chocaron contra una pared de metal. La golpeó varias veces y gritó por ayuda, alguien debía oírla allí fuera.
—¡Estoy aquí!— gritó, con sus cuerdas vocales adoloridas. Golpeó aún más fuerte, pero nadie vino en su rescate.
No había tenido en lo absoluto la vida que creía merecer y si ese era el momento de su muerte, se arrepentía de todas las cosas que nunca había hecho. Había estado tan enfocada en sus estudios, que nunca tuvo el tiempo de conocer realmente a las personas. Nunca había sido besada, siquiera alguna vez tuvo una simple y pasajero pensamiento de que necesitaba una pareja. No quería a nadie a su lado, porque los estudios serían los únicos que pagarían sus cuentas. En esos momentos, se arrepentía. Le hubiese gustado sentir un poco el riesgo, aventurarse en el mismo mundo adolescente que se suponía que debía pertenecer. Porque todo su esfuerzo había sido en vano. Sabía de antemano en que nunca fue demasiado amable con las personas, porque las evitaba a toda costa. En la escuela solían pensar que era un bicho raro por tener las mejores calificaciones y estaba perfectamente bien con ese hecho. Era un pensamiento anticuado, pero no le molestaba. Sus compañeros estaban cegados por estupideces y ellos no serían los que conseguirían becas en las más prestigiosas universidades de Estados Unidos. Izzy había pasado días y noches partiéndose la espalda para ser ese mismo bicho raro que todos pensaban que estaba mal. Estaba orgullosa de serlo. Incluso en esos momentos de desesperación, se dijo a si misma que si su vida terminaba de esa forma, al menos lo había intentado.
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Tragedy ✓ ⋆ Jasper Hale
FanficIsabelle Prince se sentía insaciable ante su reciente sed de sangre. jasper hale fanfic. astrolupin ©2021 historia completa