Mis ojos debieron de brillar como fuego por que se detuvieron en seco, y entonces... el que iba a atacarme ardió, ardió por completo en un abrir y cerrar de ojos, no hubo más, salieron corriendo. Sólo uno permaneció allí con la daga aferrada en una mano, ladeé el rostro y sonreí encantadora, estaba ya en su mente, le ordene venir a mí… necesitaba sangre… y ese hombre me deseaba, lo use, mis colmillos se clavaron en su yugular, bebí saciando mi acuciante necesidad hasta oír como su corazón sucumbía tras intentar resistir, luchaba antes del último sorbo lo solté su cuerpo vació golpeo el suelo con un sonido sordo que me estremeció. Si era rápida, fuerte, sabia luchar…pero no se que sucedió en ese callejón. Creo que me desplome, miles de extrañas imágenes poblaron mi mente hasta que todo se volvió negro. Al abrir los ojos de nuevo amanecía, los débiles rayos de sol impactaban sobre mi piel, me aterré y me levante de un saltó con un grito estrangulado en mi garganta hasta que me tranquilice y alargue la mano hacia la luz… nada, ¡no me pasaba nada! como en aquel sueño. Como drogada empecé a andar observando embelesada las calles a la luz del sol, sus colores, su textura… era algo tan increíble. En mi pecho se agolpaban tantas emociones encontradas… no podía creerlo, era increíble, tenía ganas de llorar de emoción, terror, tanto… tantas noches soñando con eso y ahora era real, el sol no me hacia el menor daño, su calor hacía cosquillear mi pálida piel como la caricia de un amante. Pero aquel dolor me impedía disfrutar que aquel momento, tenía que llegar a casa…
Tras eso ni siquiera sé como llegué a casa, estaba realmente aturdida y muy débil, no se que coño me habían inyectado pero esa droga me estaba afectado demasiado. Y la sangre de aquel tipo… parecía veneno en mis entrañas. Me hubiera desplomado en la entrada pero hice acopio de mi fuerza de voluntad para llegar junto a la cama, Naigel no había llegado y no sabía por que demonios me había dejado sola si tan poco le agradaba que saliera ¿le habría pillado el amanecer y se había tenido que ocultar, estaría bien? Me aterré y empecé a hiperventilar cayendo sobre la cama ya que tropecé con la banqueta y caí sobre esta desmadejada. Me adormile, Naigel era lo único que había en mi cabeza. Ni siquiera podía convertirme en bruma, ni surcar los aires… nada.
Su pelo mojado caía lacio sobre sus desnudos hombros; le faltaba el aliento y sus labios entreabiertos eran más rojos aún de cómo los recordaba pero sus placidos ojos grises se quebraban como el cristal presos del pánico apagándose en un suspiro. Cayó sobre mí resbalando hasta que su cuerpo se desplomó pesadamente sobre el empedrado sin que pudiera reaccionar. Sus rizos quedaron esparcidos sobre un charco de sangre carmesí enmarcando su pálido rostro de sirena mientras la lluvia seguía cayendo empapando nuestras ropas.
La habían asesinado, tres cortes precisos sesgaron su vida como si de un hierbajo se tratará.
Me desperté sobresaltada, había sido un sueño extraño, demasiado, era como si estuviera viviendo los recuerdos de otra persona... de un hombre. Me levante y me moje la cara, tenía cosas que hacer antes de que llegara Naigel. El corazón me dio un vuelvo al pronunciar su nombre y la imagen que aquel rostro femenino regreso a mi ¿Tenía algo que ver con él? Suspire cansada y tras echarme el pelo hacia atrás mire mi bolso.
Aquella misma noche me puse a leer el librito, me dolía todo pero tenía que aprovechar que Naigel aún no había regresado, intenté mantener los ojos abiertos, despejarme, pero por desgracia no me sirvió de nada pues el libro estaba escrito en un lenguaje que no comprendía, tan sólo entendí unos nombres: Akasha Pendragón, Pandora de Caléis, Nikta, Ablace de Marnonblack , N.S y G.P. Suspiré y lo dejé a un lado dentro del bolso. La cabeza me daba vueltas, temía dormirme de nuevo, así que cogí los expedientes y empecé a revisarlos pero nuevamente caí en una duermevela.
Me dormí, no pude aguantar más, lo que fuere que me hubieran metido en el cuerpo dolía como mil demonios.
Abrí los ojos, unas voces me despertaron, susurraban una i otra vez mi nombre, Gizhele, Gizhele. Me acerqué hasta el lugar de donde venían las voces. La puerta estaba entornada y podía ver como la luz de las velas reflejaban dos sombras largas y oscilantes, me asomé, las voces me eran familiares, ya las había oído antes y mis sospechas se confirmaron.
Eran los dos hombres que vi en la iglesia y me produjeron el mismo efecto que la primera vez, me atraían sobremanera y eran tan sensuales...
- Le ofrecí ayuda Gabriel, le dije que la protegería, pero lo rechazó- repitió el moreno, tenía los codos apoyados sobre las rodillas y hundió su rostro entre las manos.
- Lo se. Tranquilo.
- ¿Cómo demonios quieres que me tranquilice?
- Dijiste que...
- Se perfectamente lo que dije. Que ella misma se condenó, pero debo hacer algo por ella, aún no es tarde podría...- se alzó clavando sus hermosos ojos brillantes en la pared
- ¿Y que puedes hacer? Ella sabía lo que pasaría. Puede que no la conocieras...
- Algo le sucedió Gabriel. La amo a pesar de todo…
Parecía furioso, abatido, la desesperación hacía presa en sus ojos, aquélla seguridad, aquella serenidad y aquel enorme poder que desprendía parecían haber desaparecido por completo.
- Al menos tú siempre estarás para proteger a tu niña
- Silencio...hay alguien- susurró mirando fijamente hacía la puerta.
De pronto desperté aturdida, me costaba respirar e inconscientemente me lleve la mano a la muñeca y después busqué mi cadena... ¡no estaba!
Tarde un par de horas en confirmar mis sospechas, la iglesia, o lo que fuera eso, no existía al igual que mi partida de nacimiento, en resumidas cuentas no encontré nada de lo que buscaba, ni siquiera la casona o convento que aparecía en mis sueños, aunque seguramente haría años que la tiraron abajo si es que existió alguna vez. Conecté el ordenador y empecé a buscar, no sabía exactamente que buscaba pero me dejé llevar, entonces me fijé, abrí el cuaderno por una página cualquiera y finalmente tecleé en el buscador lo que ponía tras la tapa, no tuve resultado. Estaba por dejarlo cuando lo vi claro, había un juego de palabras en aquellos versos, los junté y obtuve Ank, tecleé, y bingo! Una pagina se abrió al momento, mitología, vampiros, leyendas, ordenes...¿ordenes? pinché, todo parecía normal, pero no había nada que me ayudara hasta que al echarme hacía atrás en la silla lo vi, allí estaba.
En una esquina, apenas visible había un símbolo, una imagen que ya había visto anteriormente... era aquella flor nocturna, cliqué encima y miles de páginas empezaron a saltar como en una vorágine como atravesando el tiempo. Giraban en espiral sin parar, haciéndose más profundas, aparecían miles de datos, cifras, letras a una velocidad de espanto hasta que se paro en seco. La página era negra, casi azulada con grabados en dorado, plata y púrpura, apareció un recuadro, pedía una clave de acceso. Me devane los sesos intentando averiguar cual podía ser, cerré los ojos y respire profundamente aturdida por el dolor que me sacudía y entonces deje que mis dedos se deslizaran sobre el teclado, le di al intro tras introducir unos dígitos y zas!, cargando... la puerta se abrió, Naigel había llegado.
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Gizhele
VampireLa historia de una vampira cuya sangre codician todos los suyos de la cuál ella desconoce el poder. Para Gizhele ya nada queda, hasta que una noche se cruza con Naiel, un chico de apariencia normal que le llama poderosamente la atención y que parece...