Hay algo en las sombras

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Ese día Matthew había escapado del instituto luego de entrenar con James y Lucie, caminaba inquietamente hacia una florería que era atendida por un hada llamada Lightwind.

- ¿Qué te trae por aquí cazador de sombras? Te siento un poco inquieto- le dice sonriendo como solo las hadas lo hacen.

- Hola, Lightwind ¿Cómo esta tu pequeño azulino? - le dijo cortésmente. El hada responde con un par de cejas arqueadas, su cuerpo luminoso y su pelo multicolor se tensaron.

- Muy bien chico ¿a qué vienes? - sin ningún tono en particular.

- Vine por un arreglo que encargue, se lo dejé a tu hijo- le sonrió Matt en su modo más encantador.

- Ah, entiendo – soltó un breve suspiro – olvido poner tu nombre.

- Gracias- le pago y le volvió a sonreír al recibir las extrañas flores.

Ya estaba oscureciendo, había hablado con Cordelia el día anterior: ella no podía asistir al entrenamiento de hoy, ya que su madre ya tenia 5 meses de embarazo y necesitaba ayuda con algunas preparaciones de la boda. Pero él le dijo que iría a verla al anochecer, ella le respondió con una sonrisa que ilumino su rostro, eso le daba esperanza... aunque eso a veces no era tan importante, ya que disfrutaba mucho su compañía. Pero él quería sorprenderla, así que encargo unas flores que solo se daban en las tierras de la Corte Seelie, eran de un color rosado pálido con toques tornasol, cambiaban de color al ser entregados como regalo a la otra persona refleja los sentimientos de la persona que las regala.

Ya era tarde, acordaron un lugar en Hyde Park que tenía un sendero enrejado en un arco por el que caían enredaderas, así que era un espacio relativamente cerrado, pero aun así entre las redes de las plantas se podían ver las estrellas brillantes. Una sombra se asoma con lentitud, un destello dorado en una silueta femenina, al acercarse, Matt esconde las flores y ve a Cordelia en su traje de combate y Cortana colgando en su cinturón.

- Buenas noches, señorita – le dice él tratando de no mostrar nervios.

- Hola, Matthew Fairchild ¿Qué te traes entre manos hoy? Haces que tenga que escabullirme de mi casa a estas horas – le dice acercándose a él con cara de curiosidad.

- Solo quería verte ¿no te gusta verme Cordelia? - le pregunta - ¿Cómo esta tu madre? Supongo que Alastair se iba a ser cargo de ella en la noche.

- Si, mi hermano esta cuidando de mamá, aunque ella esta en perfectas condiciones, nos preocúpanos por su estado de ánimo y cómo será la vuelta de mi padre. - dijo, después de un silencio incómodo. – Si ... digo si quería verte, sabes que me agrada tu compañía.

- Eso es bueno, yo encantado.

- ¿Cuáles son los planes?

- No muchos, te traje un regalo- y saca las pálidas flores brillantes y al entregárselas, le da un tierno beso en la mejilla. Cordelia se sorprende, admirando su color rosa tornasol a la luz de la luna. Hasta que desde el centro de cada flor comienza a salir un polvillo dorado que inunda los pétalos hasta llenar por completo cada flor, que ya se habían vuelto transparentes. De pronto el polvillo sale disparado como fuego artificial, cada luz se desvanecía al caer. Cordelia se hallaba en un trance hasta que ve la cara de Matt igual de encantado que ella, su corazón latió con fuerza, le gustaba, pero ¿Por qué no era suficiente? ¿cambiaria en algo la situación de matrimonio? No se cuestionó nada mas y se dejo llevar por el momento, se acercó y suavemente acaricio su mejilla y atrajo su cara hacia ella, sus frentes y nariz se tocaban, sentían su respiración agitada. De un momento a otro se encontraban atrapados en un tierno beso.

Cada vez que tocaban sus bocas corría una energía que iba de un lado hacia el otro, este no era un beso desesperado, sino que uno lleno de amor puro. Cordelia acariciaba la nuca con la mano libre, mientas el la tomaba de la cintura y eventualmente se separaban para que él apreciara su cara con todos sus hermosos detalles.

- Son verdes – dijo Cordelia – Matt cambiaron de color

- "...Luces azafrán llevan a la victoria, verde para curar los corazones rotos..."- recito el poema de los nefilim que narra el significado de los colores para ellos. - Increíble ¿no? Son flores de las hadas, cambian de color cuando las recibe una persona revelando sus sentimientos.

- Bastante increíble, es como si hubiesen vuelto a florecer, son preciosas muchas gracias, Matt.

- ¿podemos quedarnos unos minutos más? - le pregunta medio atolondrado

- Por supuesto señor- y le avienta otro beso rápido en la mejilla.

Se ubicaron en una banca, y una conversación imparable, el tiempo paso fugazmente hasta que Matt le indica a Cordelia que ya deberían ir en camino hacia su casa. Ellos ya se encontraban fuera de la casa, cuando sienten una voz familiar, se esconden en medio de la oscuridad y Cordelia rápidamente pone runas en ambos para poder escuchar mejor y ver exactamente quienes eran. Casi un instante paso para que los dos susurraron el mismo nombre: Grace, ¿qué hacía hablando con Alastair? Si bien Cordelia, tenia algunas Hipótesis dada la relación de su hermano con Charles Fairchild, el hermano de Matt.

- No entiendo que está pasando, pero me huele a chantaje – dice Matt

- No tengo idea, nunca había venido que yo sepa...- ella observa con detención la cara de su hermano. Se hallaba una mascara de superioridad, pero ella lo conocía mejor que nadie, sabia que se hallaba nervioso. – Pero creo que estas en lo correcto.

- Mira le está tendiendo un brazalete.

- ¿Qué? ¿otro brazalete? Pero este es dorado – No lograron entender nada de lo que discutían, pero al final solo se escucho un: "ya sabes lo que tienes que hacer".

- Pero que mierda esta...- empieza Matt

- Matthew, no hay tiempo para eso. Debes hablar de esto con Thomas y Christopher, yo hablare con Lucie.

- ¿Y Jamie?

- Sabes que no podemos, hasta que tengamos en claro que poder tienen estos regalos de Grace, y yo creo que tu tienes alguna pista que no nos has querido decir. Ahora, es momento dadas las ultimas circunstancias no podemos estar seguros si Belial volverá a actuar, y aunque no tenga fuerzas suficientes para hacerlo por si mismo, ya sabemos que tiene muchos amigos. Así que corre a hablar con ellos y mándame un mensaje de fuego, los que nos ha enseñado Magnus, así nos comunicaremos por ahora- Lo miro, y vio como sus ojos se intensificaron ante el estrés del momento- Ya nos veremos ¿de acuerdo? – él asiente y ella le da un suave beso en los labios para darle coraje o, mas bien dárselo a si misma, para enfrentar a su hermano de ahora en adelante.

Cordelia y JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora