|Capitulo#18|

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Me senté junto a la ventana comiendo nieve de vainilla, sin importarme que a fuera estuviera nevando, sin importarme la pulmonía que me dé o el maldito resfriado que amenace con su existencia. Comía hasta hartarme, las lágrimas se desbordaban de mis ojos mientras sollozaba, me detenía y bajaba la mirada, hasta que Nina y Jane irrumpen en mi habitación.

Fue por unas cuantas horas en que se quedaron conmigo, yo quería estar sola. Preguntándome ¿que había hecho mal? tal vez siendo un poco más pensativa en ese aspecto. Sus palabras habían sido balas que perforaron mi pecho de una forma más profunda, jamás pensé que pasaría dos veces, no. No con él. Como con Helen. Decepcionada, pensando en sus palabras, en lo que él había dicho. El tiempo que había tardado para reponer más de un mes, en todo dentro de mí, dentro de mi cabeza, apenas comenzaba a poner todo en orden, dentro de mí. Y todo volvió a derrumbarse más rápido de lo que había imaginado.

Pero no quería quedarme sentada, no quería. Por lo que me arregle. Salí por la ventana de la habitación y la cerré detrás de mí. Luego, en medio de la nevada, me coloque mi gorro y coloque mi bufanda azul alrededor de mi cuello, tapando mi boca y saltando desde el techo hasta el suelo, en una caída perfecta, sin hacer ningún ruido. Caminaba por la nieve, mirando hacia el frente, la nieve me cubría, pero no me importaba si me moría de hipotermia, si es que llegaba a morir esta noche.

Era una de mil opciones viables para mi muerte. Supongo que estaba más que destinada a esto, estaba predicho que debía darle tiempo al tiempo para que más pronto que tarde ahora, podría estar fugándome de la ciudad, yéndome sin importar que. Ahora nadie me perseguiría, más que solo ellos. Por ese contrato que había firmado. Yo era consciente de todo eso.

Estaba siendo condescendiente.

Tomaría esta noche como un descanso. Lejos de todo y de todos. Quizás probablemente calme un poco mi agitada mente.

Cuando al fin conseguí salir del infinito bosque, mire a mí alrededor asegurándome de la zona, hasta que mi vista se detiene justo a mi lado derecho, un poco lejos. Se encontraba Helen, y su máscara delataba que iba por el mismo rumbo que yo, a lo que solamente lo ignore. Seguí caminando.

— ¿Podría esta noche empeorar un poco más?— pienso en voz alta mientras camino, admiro el cielo nublado para luego resoplar.

— ¡Ann!

Escucho la voz de Helen, pero me limito a voltear y sigo mi camino, — ¡Ann!— exclama de nuevo, esta vez un poco más cerca de mí, por lo que me toma por la ropa y lo miro rápidamente, se quita su máscara mientras me mira de manera ansiosa.

— ¿Hacia dónde ibas?

— ¿Y tú eres?...— respondo mientras sigo caminando, — ¡voy hacia donde quiera cuando yo quiera!... ¡no veo el problema!— solté. Helen no tarda en caminar a mi lado y acoplarse a mis pasos.

— ¿En medio de la nevada?

—¿En medio de la nevada, Otis?— lo arremedo mientras lo codeo, —ya veo...— murmura metiéndose sus manos en las bolsas de su chaqueta, —quería saber algo...— dice, mira hacia el frente y yo igual, —¿qué?— dije de mala gana, luego rodee los ojos, —si es por lo de Toby, enserio que me gustaría que te limitaras a decirme lo mismo que yo te dije, ¿entiendes?, no todos tenemos los mismos problemas por lo que ¡te lo pido! no digas nada estúpido que arruine mi rudeza de ahora...— mencione de manera relajada, des acelere mi paso mientras él se acoplaba poro a poco, y yo metía mis manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta.

—Me gustaría pasar un tiempo a solas...

—Pero no te dejare sola...

—Pero te estoy pidiendo a gritos desesperados, que me dejes sola. Además, no necesito que nadie se quede conmigo ahora... No lo necesito.

Dibújame una sonrisa /Bloody Painter/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora