|Capitulo#37|

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— Saldré, Ann. Y tu padre no vuelve hasta mañana en la mañana así que no quiero que salgas tarde, duerme temprano. Por cierto ya me informe sobre la universidad, y en una semana se anuncian resultados para quienes quedaron calificados para que se presenten para el día del examen de admisión.

— ¿¡Enserio!?— exclame emocionada mientras me colocaba mi camisa favorita, de cuadros rojos y azules, por encima de mi blusa de resaque color blanca. Luego me acomode mi cabello mientras miraba a mi madre alistarse para salir.

— Enserio, cariño— responde sonriente. —Por cierto, iré a una conferencia a 45 minutos de aquí. Volveré a dar clases, Ann. Y ser invitada a un curso intensivo sobre materias de rangos más elevados, es algo sumamente exhaustivo...

— Pero al menos haces lo que amas.

— Y porque quiero ayudarte cuando entres a la universidad, cariño, además el costo de la matrícula es alto, y no quiero que pases por problemas, y me pagaran más si cubro horas extras en St. Lauren, ¿la recuerdas? creo que es una buena idea. La verdad, aun no asimilo la idea de que tan pronto tengas que irte...

— Creo que es algo normal, mamá. Aunque, pienso que papá es quien no acepta la idea de que yo me vaya muy lejos...— dije en tono burlón.

Mi madre apenas sonrió, — aja si, muy lejos— dijo sarcásticamente, termino de alistarse, tomo su maletín negro y su bolso mientras caminaba a paso lento hacia la puerta, luego me miro de reojo, mientras la seguía.

— ¿Volverás tarde, verdad?— le pregunto ocultando mi indiferencia.

Con el tiempo ya era habitual ver a mis padres ir y venir cuando ellos creían necesario, pero a mí me reconfortaba saber que volverían.

— Si, cariño, de igual manera me mantendré en constante contacto contigo...— suspiro, — pero sabes que te lo compensare, Ann. Es solo que sabes que lo hago por ti... porque no quiero que te falte nada...

— Lo sé, mamá. Yo jamás te lo he recriminado, y no lo voy a hacer nunca— dije sonriendo de manera cálida, enseguida, ella me abrazo soltando sus cosas, las cuales cayeron al suelo de golpe. Me sorprendí por unos segundos, pero le correspondí rápidamente.

— Mamá— masculle sonriente. Ella se alejó limpiando su rostro, y luego sus ojos, — ¿mamá, estas bien?

— Sí, creo que debo irme o si no llorare— abrió la puerta luego de haber recogido sus cosas, — voy a llamarte cuando llegue, cariño.

Ella se despidió, para luego irse en su auto. Estaba sola de nuevo, mientras pensaba en la universidad, opte por quedarme en la sala de estar, recostada en el sofá. Hoy no era un día el cual me hubiera gustado hacer algo diferente, solamente mis ideas me cansaban más de la cuenta y me hundía en la melancolía, no una melancolía triste, si no, una en la que busco respuestas, pensando en cualquier cosa, que no fuera tener que salir de casa.

Entonces, cuando me anime a ver la hora en mi celular, este comenzó a sonar indicándome una llamada de un numero el cual no tenía agregado en mi lista de contactos. Lo mire extrañada, y por un momento, este dejo de sonar, resople mientras lo desbloqueaba y miraba la llamada perdida en forma de notificación. Y cuando estaba por hacer un segundo movimiento, volvió a sonar, era el mismo número. Ya en signo de fastidio, conteste.

— ¿Hola?

— ¿Ann? soy Jeff...

Me sorprendí por uno segundos, hasta que solté una larga respiración, — ¿cómo conseguiste mi número, idiota?

— Deberías ser más lista al momento de dejar tu celular desbloqueado, cuando lo dejas solo por ahí...— contesta en tono burlón, — torpe... — continua mientras ríe bajito.

Dibújame una sonrisa /Bloody Painter/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora