5: MinHo; ʜᴏɴᴇʏ ɴᴏᴛ ꜱᴡᴇᴇᴛ

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Humecta sus labios con bálsamo de menta y chocolate

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Humecta sus labios con bálsamo de menta y chocolate. Estos días son más secos y sus manos lo comparten, sin embargo cuidarlas es un poco más sencillo.
Debe hacerlo si tocarán a JiSung, porque un tacto áspero no es lo que merece, pero tampoco ser besado por unos labios descompuestos.

En pocos segundos sale de casa de la mano de JeongIn, subiéndolo al auto. Ajusta el cinturón de seguridad y toma su sitio. JiSung corre hasta la entrada.
Se despertó tarde y de verdad quería despedirse, por eso al escuchar que el motor se encendía tuvo que darse prisa, incluso si solo viste un holgado suéter.

- ¡Tengan cuidado! - les grita preocupado, agitando la mano en modo de despedida.

MinHo se va y JiSung vuelve a casa.

El trayecto es silencioso una vez más, con un pequeño niño que en lugar de gritar o jugar se mantiene sentado con la cabeza agachada y las manos ocultas entre sus rodillas. Tiene frío y además se encuentra algo triste. Y MinHo no sabe qué hacer para volver a verlo sonreír, pero sabe que podría hacer cualquier cosa que el menor le pidiera.

Llegan al pequeño edificio: el Colegio de JeongIn. Color menta y con un largo jardín que recibe a quien llega. Se estaciona cerca y carga a su hijo hasta la entrada, mientras tanto JeongIn se recuesta en su hombro para descansar solo un poquito más.

Un hombre que va de salida le sostiene la puerta de vidrio para dejarlo pasar y no tarda mucho más en dejar al pequeño en la entrada de su aula y encontrar a la maestra que la mañana anterior se puso en contacto con él.

Hoy usa una camisa blanca y un pantalón de vestir; tiene muchas cosas que hacer ese día, por ello prefiere arreglarse desde temprano.

La mujer lo hace pasar a una pequeña Oficina que MinHo reconoce como la Oficina del director, pero no le parece extraño siendo que conoce la relación entre el hombre y la profesora.

Por algún motivo siente que su oreja pica en esos momentos y la presiona contra su hombro para disminuir el ardor; es inusual pero tan extraño que marca el principio de una escena que nunca olvidará.

Hace más frío cuando la mujer se sienta delante de él, luciendo preocupada. Como si las palabras para explicar el motivo de su junta no estuvieran más dentro de su vocabulario.
Tal vez MinHo es quien debe hablar primero.

- La abuela de JeongIn falleció; fue él quien la encontró sin vida y es por eso que faltó las últimas semanas. Si hay algún problema enviaré el justificante mañana...

- Lo entiendo - interrumpe la castaña - no tiene que preocuparse por eso, en serio lo entiendo. Y ya que lo aclara creo que debería llevar a JeongIn con un psicólogo.

- Lo sé, ¿pero por qué lo dice, exactamente...?

- ¿Cómo decirlo...? Conozco a su hijo desde hace casi un año, señor Lee, pero nunca antes lo ví actuar así. Sé que es un niño sensible y muy noble; extremadamente tímido, pero cariñoso. Sin embargo ayer... Es como si no estuviera aquí. No mira a nadie o a nada en específico, no habla... Es un poco agresivo cuando alguien se acerca y todas sus respuestas en los libros son, no sé, como si estuvieran vacías. Y no quiero precipitarme, menos asustarlo, pero su hijo presenta algunos síntomas de déficit de atención, aunque sin hiperactividad, o quizá... Autismo. Y eso es algo que he notado desde antes de todo esto. Pero, como le digo, le recomiendo ir a un psicólogo o psiquiatra para un verdadero diagnóstico.

- Lo haré, no lo dude. Haré todo lo posible por él.

- Eso lo sé, señor Lee. Le agradezco mucho que viniera el día de hoy.

Minho se va. El padre dentro de él dice y jura que no es verdad: que JeongIn no puede estar pasando por nada de lo que la maestra asegura, solo es un niño diferente a los demás. Pero el psicólogo que domina la otra mitad de su mente sabe desde hace mucho que hay algo malo en JeongIn. No malo porque sea malo que sea así, solo que es algo que le hace daño.

Tras dejar el colegio se dirige adonde el abogado Kang (el abogado de su madre) lo ha citado para encontrarse. Llega temprano y espera pacientemente mientras sigue pensando en su hijo... ¿Qué podrá ser lo que le pasa?

- Señor Lee - saluda el hombre bajito y de cabello blanco con puntas azules que ya reconoce de hace un par de días. Viste ese usual traje y carga un maletín completamente negro, lleno de papeles.

MinHo se imagina rodando los ojos ante el apodo que ese día ya lo tiene cansado, pero en lugar de hacerlo solo se levanta y saluda con un apretón al abogado.

- Ya se ha cansado de mí, ¿no es así? - MinHo hace una mueca enfadado ante la falta de profesionalismo del hombre y este ríe nervioso - no le quitaré mucho tiempo... Solo quiero que firme los papeles que lo convierten oficialmente en el dueño de Pentagon.

- ¿... Pentagon...? - le pregunta, siempre manteniendo su disgustada expresión.

- Es la empresa de su madre. ¿El despacho de abogados...? - MinHo asiente finalmente y Hyung-Gu saca una carpeta del portafolio - Ella trabajó duro por esto... En serio era una mujer admirable.

- ¿La conocías bien?

- Todos lo hacíamos. Pero al mismo tiempo nadie lo hacía. Era misteriosa... Yo sé mi historia, pero no la de nadie más dentro de la empresa. Pero si le dijera a usted de dónde me sacó seguramente no me creería. Ella era amable y cariñosa, pero extremadamente estricta. Y creo que hizo un gran trabajo eligiéndolo a usted como sucesor.

- No lo creo... No conozco nada sobre leyes o manejar una empresa. Mi único trabajo ha sido limpiando casas, así que... No voy a firmar.

- ¿qué...?

- Ya te lo dije: no me haré cargo de la empresa de mi madre, punto.

- Vaya... Ella sabía lo que hacía...

- ¿De qué hablas?

- Suenas como ella. En verdad harás un gran trabajo.

- Ya te dije que no.

- Pero no te estoy preguntando - sonríe - no tienes opción; de lo contrario pasa a manos de tu hijo.

- Tampoco él lo hará.

- Claro... Entonces me encargo yo, ¿no?

- Haz lo que quieras, no me importa.

- Bien. No voy a insistir - es lo que dice mientras sigue sonriendo y ordenando sus cosas para marcharse - pero que te quede claro entonces: nunca vas a saber lo que verdaderamente escondía esa mujer. Corres peligro, Lee MinHo. Yo te lo advertí.

- Espera - alza la voz en cuanto Hyung-Gu se da la vuelta con sus pertenencias en manos.

- ¿Sí...?

- Si yo firmo esa cosa... ¿Me explicarás todo esto?

- Es mi deber; yo voy a enseñarte absolútamente todo lo que tienes que saber, o al menos mi versión.

- Dame esa mierda.

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Fear 。・:*:・✿ Pαɾαɳσια [MinSung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora