Jóvenes y viejos

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Un día decidí salir por el mundo.

Agarre una maleta, mi abrigo y mis pertenencias y me fui.

El mundo me había llamado, y yo quería atenderle.

Cerré la puerta de mi casa con mi cama aun caliente y camine calle abajo hasta la plaza. Allí las palomas jugaban en mis pies como si fuera la primera vez que me vieran.

Continúe mi viaje por el museo de arte de la ciudad. Me subí por un móvil a una escultura en el patio y pase por debajo de lo que parecía un cuerpo humano sin brazos.

Pase por tres puentes, un túnel, dos escuelas y un almacén. Pase por el hospital, la casa de mis abuelos y por un canal.

Finalmente llegue a la estación. Allí me di cuenta que no sabía dónde ir.

No tenia destino pero si una sensación extraña. Esa sensación de que uno es muy joven y muy viejo a la vez. Esa que sientes cuando tienes cinco y te dicen que eres pequeño. Esa que sientes cuando tienes 19 y estas entre que te independizas de tus padres o te quedas con ellos. Esa que sientes cuando tienes cincuenta y evalúas la posibilidad de perder a algunos de tus padres por su edad.

Somos jóvenes y viejos. Somos viejos y somos jóvenes.

Pero eso no importa tanto, ya que lo importante es que en viaje continuaremos. 

Relatos, historias cortas y prosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora