Sin ti

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Zoé 

capítulo 17

Con Luke lejos solo podía pensar en que haría con mi destino, solo yo podía decidirlo y sin embargo aún no tenía nada claro.

Me encantaban las bellas Artes, y me gustaba pintar, ver mis dedos manchados de pintura que expresaban lo que realmente me gustaba, yo era el tipo de perdona que realmente sentía cada trazo que hacia, vivía cada paso que daba porque esa era yo, sin sentimientos solo era una persona vacía que no se parecía en nada a mi.

al fin de al cabo creo que ya tenía una carrera que seguir, tenía que contárselo a el, por supuesto que papá me apoyaría aunque  no fuera la carrera que el quería y eso lo apreciaba mucho, a mi circulo de amigos sus padres les habían dado opciones que les ayudarían con sus empresas, a pesar de tener demasiado dinero y poder contratar personal, claramente preferían a su familia.

Me sentía bien estando con ellos, porque no eran como los demás, ellos eran como yo, a pesar de ser de una clase social alta, teníamos ante todo la sencillez y humildad, nuestros demás compañeros eran muy distintos, nos aceptaban en su círculo siempre pero no nos agradaba que pensaran que éramos como ellos, por alguna razón eran altaneros y egocéntricos, en especial Paula Robins, ella era la líder del clan, siempre había estado en guerra conmigo por ser la presidenta del club de animadoras, pero esa etapa yo la había dejado atrás hace mucho. A Paula también le gustaba Luke, incluso lo dijo en mi presencia una vez, y una parte de mi que odiaba yo misma me hizo sentir feliz el saber que algún día ella se enteraría de nuestra relación.

Ese mismo día llegaba papá a casa y estaba muy feliz, no lo había podido ver desde California y me hacia falta un abrazo de su parte, no estaba lista para decirle lo de Luke así que abrí un hoyo en mi interior y lo enterré.

— Zoé, mi amor ¿Cómo has estado?— dijo abrazándome como antaño.

— Bien papi ¿y tu?

— Muy bien princesa, te he traído algo...

— ¿Enserio?... Ya no soy una bebé papá no tienes por que traerme cosas

— Esta te gustara bastante 

— No es uno de mis mejores días ¿sabes? no puedo dejar de pensar en ella 

— Tu eres exactamente igual a ella Zoé, imagina lo duro que ha sido para mi verte todos los días sufrir por su ausencia, cuando en realidad a veces te confundo con ella 

— Solo ya no resisto más, es demasiado— sollocé.

— Siempre estaré aquí contigo mi amor, no lo olvides— dijo abrazándome más fuerte.

— ¿ Y si no consigo superarla jamás? 

— No tienes que superarla mi amor, solo que aprenderemos a vivir con su ausencia, y mientras ella no muera en nuestros corazones, siempre estará viva... Imagina lo orgullosa que estaría al verte, tan viva, tan soñadora como ella, luchando por tus sueños, viendo que no abandonaste el Ballet a pesar de que es una conexión muy grande con ella— dijo mientras limpiaba mis lagrimas.

— No puedo entrar aún— dije entre lagrimas y papá entendió perfectamente que me refería a nuestro cuarto de baile.

— Lo sé mi cielo, todo sigue como la última vez que entraste con ella, no creí que fuera oportuno que yo entrara a un lugar que era tan propio de ustedes.

— La siento cada vez que bailo, escucho su voz corrigiéndome cuando el ángulo no es el perfecto, la siento en cada nota que sale de las teclas del piano, es como tenerla en cada instante, y... Al pintar...— solloce con más fuerza.— Sé que esta conmigo cuando el pincel con agua roza las acuarelas.

— Te daré lo que tengo pata ti, ven conmigo.

Entramos en su habitación y se dirigió al armario de mamá.

— Me dio esta caja para ti, junto a esta carta, me dijo que te la diera cuando yo pensara que era oportuno, y creo que es el momento adecuado.

— Gracias papá, te amo y sé que estarás conmigo.

Llegue hasta mi habitación pero para llegar a ella tenía que pasar por la puerta del salón de baile, y aunque me dolía la idea de entrar una vez más a nuestro lugar sin ella, me arme de valor y lo hice.

Había una capa de polvo que llevaba ahí 6 años, el piano estaba cubierto por una sábana que Lucy había puesto, y de pronto todos los recuerdos con mi madre me inundaron y empezaron a burbujear como agua hirviendo recorriendo todas mis venas, trayendo consigo más lágrimas que salían de mis ojos sin permiso alguno, solo podía sentir todo el dolor que empezaba a salir de mi pecho desbordándose cada vez más, pero algo me oprimía y me sentía cautiva del dolor, porque lloraba y realmente dolía pero algo me ataba y me ahogaba, porque gritaba con desesperación y dolor pero al mismo tiempo lloraba sin llorar, porque las lagrimas salían de mi, pero el dolor se quedaba atrapado, me desmorone en el piso y justo allí llena de tristeza y desesperación acostada en una superficie donde pasaba horas  y horas con ella  bailando el lago de los cisnes una y otra vez me sentí abrumada porque tenía su recuerdo conmigo siempre, mientras lloraba desde ahí abajo y me abrazaba a mi misma vi que en la barra estaban colgadas sus últimas puntas, mamá amaba sus zapatillas y se encargaba de que fueran únicas, les agregaba algo, en el interior de las cintas tenía bordado su nombre, tome las pocas fuerzas que le quedaban a mi cuerpo a pesar de las lágrimas, me paré y camine hasta la barra para calentar, bailaría una última vez en el salón sintiéndola debido a su ausencia, me puse sus puntas sin dejar de llorar y cuando me prepare para bailar su pieza favorita, la muerte del cisne blanco  
solloce, pensando en cuantas veces había bailado con ella, pensando en que ella me había enseñado a disfrutar y amar el ballet, pensando en que esa fue la primera pieza que me enseño a  bailar con puntas.

«Bailaré sin ti, porque aún estas en mi corazón y cada paso será par ti»

Dije para mi misma y para ella, porque bailaría por última vez entregando todo, el amor, la pasión, la precisión, a mi misma en cada paso, y mientras empezaba a sonar en mi cabeza las notas musicales, mis ojos se llenaban más de lagrimas, pero las dejaba salir, porque también la tristeza era parte de mi, y la podía palpar cuando el movimiento de mis brazos se coordinaron con mis piernas, iba justo en la mitad cuando me debilite tanto que mis tobillos no soportaron mi peso y volví al piso, y aún estando rota, decidí seguir, por ella y daba otro paso y otro más mientras las lágrimas salían de mis ojos y se perdían en mi cuello, pero la necesitaba mas que nunca, porque al bailar la tenía a ella a mi lado, porque cada vez que daba una vuelta podía olerla, porque a pesar de los años y el polvo su aroma seguía en esa habitación, y no pare e bailar hasta que el cansancio me lo impidió, pero las lagrimas no paraban, hace seis años ella ya no estaba conmigo, pero estaría toda una vida en mi corazón, yo era tan solo una humana que también sentía el dolor, que también era los días malos, era todo, todo eso me completaba y hacía que me levantara todos los días para seguir aunque no tuviera más fuerzas, me lentamente una vez más entregando hasta la última gota que me quedaba y dejándola ir, porque no podía vivir en el pasado, tenía que dejarlo volar,  aunque una parte de mi se fuera con el, sabía completamente que  podía volver a construirme yo sola una vez más, no la olvidaría, solo aprendería a vivir con el dolor.

Era hora de abrir la carta y la caja.

Al abrir la caja, estaban un par de zapatillas , eran las últimas que ella había adquirido, y como arte de magia eran de mi talla, bajo las zapatillas estaba un tutú que ella uso el día de su cumpleaños número 17, cuando bailo en el teatro de Francia la muerte del cisne blanco, después estaba la última foto que nos tomamos juntos en el viñedo.   

Entre Tu Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora