La soledad en Londres

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Capítulo 18

Dos meses después...

Luke

 Yo tenía que regresar a Londres mientras Zoé seguía en California, quien lo diría ¿no? Me enamoré de la última persona que esperaba en este planeta, hace cuatro meses la miraba como la niña caprichosa, guapa, rebelde, y a pesar de ser capaz de ser popular se rehusaba a serlo, vaya... Si que la admiraba, recuerdo cuando estuvo en el grupo de las animadoras escolares, era la presidenta y una de sus compañeras se enojaba con ella por sus habilidades, una de esas veces, yo mismo fui y saque a Zoé del colegio, me había llamado y note que estaba llorando, cuando llegue entre al edificio, ese edificio donde yo también había pasado mis años de gloria.

Entre y me importo un carajo que estuviera dentro de los baños para chicas, escuche como Zoé sollozaba desde el ultimo cubículo, cuando empuje la puerta ella ni siquiera se inmutó, estaba hecha un ovillo llorando con un chicle bastante grande pegado en su hermosa melena, estaba pegado casi al final de la cintura, ella lloraba mares, cuando sintió mi presencia levanto la cabeza, me miró y se abalanzo contra mi, sorprendiéndome con un abrazo lleno de temor.

— Luke... sácame de aquí — la abracé acariciando su espalda. —Hazlo por favor... Mira lo que me hicieron... 

— Lo sé cariño... Te sacare de aquí, pero necesito que me digas quien te ha hecho esto.

— Ya sabes quien fue Luke... — dijo abriendo sus enormes ojos marrones y mirándome, Claro que sabía quien era, era Sarah Marshall, ella siempre molestaba a Zoé y le insinuaba que algún día ella seria la Señora williams, mi esposa, pero no fue hasta la fiesta de cumpleaños de Zoé donde baile con ella, que comprendí porque le molestaba tanto que Sarah le dijera eso.

— Lo sé cariño... fue Sarah ¿No es así?— dije dándole un beso en la cabeza.

— Fue ella... Dime Luke ¿Qué le hice? — dijo Zoé llorando aún, escondiendo la cabeza de nuevo en mi pecho.

— No le hiciste nada, lo único que hiciste fue... Ser talentosa... Guapa...— pero Zoé no me dejo culminar la frase.

— ¿Crees que soy guapa Luke? porque ella me hace dudar de eso, solo mírala, tiene un buen cuerpo, una cintura envidiable y en cima de eso tiene un busto demasiado grande, y mírame a mi... — dijo señalándose a si misma.

— Tu tienes un cuerpo bonito Zoé, bien proporcionado y normal para una chica de 16 años, tu crees que no tienes cintura pero ¿qué es esto eh?— dije posando mis dedos sobre su cintura y causándole cosquillas.

— Gracias Luke...— dijo poniéndose de puntillas para darme un beso en la mejilla. — ¿Qué haré con esto?— señalo el chicle en su cabello.

— Conozco a alguien que lo puede arreglar.

La saque del colegio con un permiso que yo mismo había firmado y al ser seis años más grande que todos me dejaron retirarla del colegio. Mi madre tenía un salón de belleza en casa para si misma, le apasionaba todo lo relacionado, así que papá le había pagado un curso de estética.

la lleve hasta casa y se quedo viéndome de una manera extraña ya que teníamos que pasar una parte del bosque por carretera para entrar a la mansión.

— Hemos llegado.

— Pero esto es una casa —  dijo con los ojos aún irritados.

— No sabes lo que hay en el interior.

Llame a la puerta y mi madre salió con una cara de asombro que rápidamente disimulo en cuento le guiñe un ojo.

— Señora Williams, recuerdo que cuando dejé de trabajar para ustedes, me dijo que si necesitaba algo no escatimara en venir.

— Claro Luke ¿qué necesitas? 

— De hecho lo necesita ella... por accidente un chicle se le enmaraño en el cabello y como comprenderá yo no sé que hacer.— mi madre lo capto de inmediato y nos invito a pasar.

Dentro Zoé se perdió viendo las escaleras con la ligera curvatura hechas de mármol y la araña de cristal que colgaba del techo alto.

— ¿Qué demonios es esto Luke?— pregunto mi madre susurrando con un tono travieso.

— Una chica en el colegio que sueña con ser tu nuera le ha pegado un chicle a modo de venganza porque la eligieron como capitana del equipo de animadoras sin que se haya postulado.

— Las desventajas de ser tan bonita y tener un cuerpo de envidia.— dijo mi madre de una manera risueña.

— A ver si logras que ella lo entienda, se a puesto a llorar y la tuve que consolar.

— Zoé cariño ven acá. — dijo mi madre guiándonos hasta su salón personal.

— ¡Vaya esto es maravilloso!

— Veamos como puedo arreglar esto... Bueno puedo cortarlo si así lo deseas, o podemos probar un nuevo corte de cabello si te apetece, desde luego que no me desharía de tu hermosa melena, quizás un corte ángel te vendría bien, solo que lo haría grande para no perder largo. — dijo mi madre encantada, ella y la madre de Zoé eran amigas pero nunca llegaron a conocerse con Zoé hasta ese momento.

— Vale... como tu desees.

Quizás desde ese entonces vi a Zoé más mujer, y no como una adolescente, desde que me abrazo sin pensar en las consecuencias. Ella se adueño de mi corazón sin pedir permiso, y desde luego que tuve mi propia lucha mental respecto a que me gustará pero no pude hacer mucho, el amor me alcanzó.

Zoé llegaría a Londres en una semana, nos habíamos llamado un par de veces pero en algunas ocasiones por el cambio de horario nos costaba coincidir o por mi trabajo y la maestría. Ya quería tenerla conmigo y estar juntos en los momentos en los que tuviéramos tiempo.

Estar en mi piso me encantaba, era un lugar encantador, desde luego que escuchaba siempre música, porque para Zoé y para mí, era nuestro motor.

Entre Tu Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora