Once años atrás...
—¡Tierra a la vista!— se escuchó que gritaban desde la cubierta y las toscas pisadas sobre la madera del barco comenzaron a escucharse.
Todos se preparaban para arribar a puerto luego de tres largos meses en alta mar. La Isla de Naipes se podía divisar a lo lejos y eso les llenaba de alegría, al fin tomarían un descanso de su extenso viaje. Adiós las largas noches de soledad y trabajo en el navío, podrían disfrutar de los placeres que ofrecía una isla pirata, al menos hasta que su capitán decidiera que zarpasen nuevamente.
Mientras los marines de esa embarcación se preparaban eufóricos para desembarcar en tierra, en el interior de su nave habían dos personas que nadie tenía conocimiento de su estadía por allí. Bajando las escaleras hasta lo más bajo del lugar, en un almacén poco visitado, oscuro y húmedo; se encontraba una enorme caja y dentro de ella...
—No te muevas tanto, Sussan— se quejó.
—Lo siento, Dianne, es que me hago pis— dijo la pequeña Sussan haciendo puchero y Dianne solo rodó los ojos.
—Por lo que más quieras, Sussan, solo aguanta un poco más, estamos a punto de llegar.
—¿Qué pasará si nos descubren? No quiero morir, Dianne— le dijo casi llorando.
—Sussan, por favor, nunca dejaría que nada te sucediera, así que no tengas miedo— respondió y se asomó por una de las rendijas de la caja de madera—. Viene alguien, no hagas ruido— le advirtió y notó como abrían la puerta del lugar.
—El capitán dijo que debíamos sacar toda esta mercancía. Les hicimos una buena jugada a esos ingleses— comentó uno de los piratas que venía entrando con el que tenía al lado riendo.
—Creo que el capitán podría comprar el castillo de Naipes con esto— bromeó el otro y ambos soltaron una carcajada mientras tomaban una de las cajas para sacarla de allí.
—Esto es malo— susurró Sussan.
—Sussan, aún no se han ido— la reprendió Dianne desesperada y la niña solo hizo poner sus manos sobre sus labios.
—¿Escuchaste eso?— preguntó uno de los hombres y el otro asintió.
—¡Rayos!— musitó Dianne notando como se acercaban a la caja.
—Creo que hay un polizón por aquí— advirtió el otro y ellas sintieron que levantaban su caja en el aire.
Dianne tenía los ojos fuertemente apretados de la molestia y podía sentir el corazón de Sussan latir con fuerza por lo asustada que estaba. Llevaban tres días ahí escondidas y venían a descubrirlas a punto de llegar a tierra, menuda forma de venir a morir en la orilla. La luz que comenzó a entrar por las rendijas les dejó saber que las habían llevado hasta la cubierta, tendrían que ingeniárselas para poder librarse de ese aprieto en el que se habían metido.
—¡Capitán, creo que tenemos un polizón por aquí!— exclamó uno de los hombres y las chicas sintieron como rodeaban la caja varias personas.
—Vaya, así que un polizón— se escuchó decir desde fuera seguido de una risa—, esto será divertido.
Ese hombre solo hizo callarse y ya estaban abriendo la caja. La luz del sol las dejó sin ver por algunos segundos, ambas pestañeaban para poder divisar lo que sucedía a su alrededor, pero la verdad es que la vista dejaba mucho que desear. Mugrientos y salvajes piratas era lo que rodeaban la caja, observándolas con sus ojos brillantes, parecía que habían encontrado oro y no dos polizonas.
—Pero si tenemos aquí un regalito de los ingleses— comentó el que antes había hablado mientras reía y Dianne pudo divisarlo con más claridad cuando se retiró el antebrazo del rostro.
ESTÁS LEYENDO
Love You in Black & Blue (Dark Angel IV)
FantasyHistoria inspirada en la canción Diamond Heart de Allan Walker. Love You in Black & Blue (Amarte en negro y azul) es la segunda parte de Diamond Heart, así que si aún no la has leído, deberías pasarte por allá para poder entender esta, estoy segura...