16- La Mafia

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Keigo estaba siendo llevado a un lugar totalmente desconocido para él, tenía su rostro cubierto por una bolsa de tela negra y lo estaban arrastrando hasta que le sacaron lo que impedía su visión. Lo primero que el visualizó fue una "habitación" de 4x4 totalmente descuidada, despintada y arruinada por la humedad, en esta había un "colchón" solo eran un par de frazadas juntas y un inodoro.

Los hombres que lo estaban arrastrando lo empujaron dentro de la habitación tirándolo al suelo, ocasionando que tanto sus manos como rodillas se rasparan por el suelo- ¡¿Dónde estoy?!- gritó Keigo, pero los tipos cerraron la puerta con candado y se fueron- ¡¿Qué quieren conmigo?!- el miedo que sentía no era nada a lo que alguna vez pudo haber sentido en toda su vida, lloraba desconsoladamente pensando en lo que le deparaba el futuro, abrazaba su abdomen porque de alguna manera se sentía más seguro así.

Pasaron horas desde que estuvo solo en esa habitación, hasta llegó a pensar que lo iban a dejar ahí para siempre para que se muera de hambre o sed, pero sus conclusiones se cayeron cuando escuchó un griterío y par de golpes acercándose hacia el- ¡Dejenme ir!- gritó alguien, su voz le parecía conocida a Keigo- ¿Qué quieren de mí?- llegaron hasta la puerta de la habitación, el rehén y el rubio se miraron a los ojos, ninguno de los dos podía creer lo que estaban viendo.

De la misma manera que hicieron con Keigo lo hicieron con el nuevo prisionero, lo empujaron dentro de la cárcel y lo dejaron tirado en el suelo- ¡Jefe!- exclamó el rubio acercándose a Enji Todoroki- ¿Se encuentra bien?- preguntó ayudándolo a levantarse.

-¿Qué haces aquí?- preguntó serio.

-Desearía saberlo- contestó el bajo- ¿Qué está pasando?

-La "Liga" está pasando- contestó preocupado lo cual fue raro para el rubio, nunca había visto a su jefe de esa manera- Son una mafia liderada por un tal Shigaraki, habíamos hecho unos negocios hace unos años, obviamente yo desconocía totalmente a quien verdaderamente le estaba negociando y cuando me di cuenta fue demasiado tarde- se quedó en silencio mirando el suelo.

-¿Q...Que pasó después?- preguntó con miedo.

-Ellos recibían un gran porcentaje de las ganancias de mi empresa, hasta que un día decidí frenar todo y sacar a los parásitos de ahí, pero no todo salió como esperaba, al parecer me tenían vigilado por alguien al que le tenía mucha confianza- Enji elevó la mirada y la dirigió directamente a Keigo.

El rubio sintió el juzgamiento de su jefe, pero tenía mucho miedo como para defenderse- Tu rubio, ven aquí- ordenó un guardia afuera de la habitación.

El corazón de Keigo palpitaba a mas no poder, sus piernas temblaban demasiado y no reaccionaban, estaba paralizado del miedo- ¡Ven aquí!- gritó enojado el guardia, el rubio trató de moverse, pero no podía.

El guardia suspiró furioso, abrió la puerta rápido y con una pistola apuntó a ambos- ¡Tú al piso ya!- ordenó a Enji, este hizo caso rápidamente- ¡Y tú, pedazo de mierda, ven aquí!- agarró a Keigo por los pelos y lo sacó de la habitación, luego lo empujó contra el piso- ¡Levántate!- gritó mientras cerraba la puerta.

Keigo hacía caso mientras sus ojos chorreaban lágrimas a mas no poder, su abdomen le dolía de los nervios y su respiración se paró cuando sintió una pistola apoyada en su cabeza- Camina, el jefe te quiere ver- lentamente caminaba a donde le indicaba, no quería que pensara que se iba a escapar o algo por el estilo y que luego sea asesinado por un tiro en la cabeza.

Llegaron hasta una puerta bastante más linda que las demás y la puerta se abrió revelando una habitación espaciosa y elegante, con muebles de roble y decoraciones en oro. En el medio de la habitación había un escritorio y sobre este había un hombre vestido con una camisa blanca, un chaleco de vestir gris y unos pantalones elegantes del mismo color que el chaleco- Vete- ordenó al hombre que lo había escoltado hasta aquí, Keigo sintió como la puerta se cerraba detrás suya- ¿Pues que tenemos aquí?- preguntó el hombre acercándose hacia él- Bonitas facciones- acarició su rostro, una sensación de asco recorrió todo el cuerpo del rubio- Unos ojos seductores- sintió como bajó un parpado con su dedo- Una linda boca carnosa- la mano del hombre apretó fuertemente la mandíbula del omega y luego lo soltó- Exteriormente te ves apetecible.

Lo agarró de la remera y lo arrastró hasta el escritorio haciendo que la mitad superior de su cuerpo se acostara sobre este- Veamos el interior- las manos del hombre desabrocharon su pantalón.

Keigo rápidamente se movió de posición- ¡Por favor no!- suplicó alejándose lo que más podía de su agresor, pero su espalda se golpeó con la biblioteca, solo consiguió alejarse unos cuantos metros.

El hombre sonrió y luego lo abofeteó- ¡Vuelve al escritorio rápido!- ordenó enojado.

El omega obedeció llorando más que antes- Por favor- suplicó con un hilo de voz.

El hombre continuó lo que estaba haciendo, desabrochó los pantalones de Keigo y los bajó incluyendo su ropa interior- Veamos la entrada- habló y con sus dos manos separó los glúteos del rubio- ¡Wow! Nunca vi una entrada tan apetecible- halagó- Tu miembro podría estar mejor, pero está perfecto para un omega sumiso como tú- rio entre bajos- Bueno estás en condiciones para tu nuevo trabajo, espero nos sirvas bien o te mataremos- subió los pantalones de Keigo y lo dio vuelta.

-¿Tra...trabajo?- tartamudeó.

-Sí, comienzas hoy en unas horas, ya te van a buscar para que te puedas arreglar- sonrió- Por cierto, mi nombre es Kurogiri- le guiñó el ojo.

El mismo hombre que lo escoltó a la oficina de su ahora nuevo "Jefe" entró a buscarlo para llevarlo de vuelta a su celda- Por favor que alguien me ayude- suplicó para sus adentros Keigo.

Encuarentena2 (DabiHawks) -Omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora