30- Sorpresa inesperada

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-Mmh- Keigo se quejaba mientras dormía debido a que una lengua áspera le estaba lamiendo la cara.

-Miau- maulló su gata Piper y siguió lamiendo su rostro.

-5 minutos más- habló dormido, a lo que la gata reaccionó mordiéndole la nariz- ¡Ay!- se levantó de un sobresalto sobándose la nariz- ¡Piper!- retó a su gata y esta solo respondió con un tierno maullido- ¿A quien engaño? No me puedo enojar con vos, gordita preciosa- habló en su acento bebé.

-Miau- Piper se dirigió a su plato de comida, el cual estaba vacío.

-Que raro, usualmente Touya lo llena antes de irse a trabajar- habló extrañado, pero no dio muchas vueltas al asunto y sacó la bolsa de comida de la alacena.

-¡Miau, Miau!- gritó eufórica la gata.

Colocó la comida en el plato de su mascota y esta comenzó a comer desaforadamente haciendo el sonido que tanto le gustaba oír a Keigo, el famoso "ñam ñam".

Luego de darle la comida a su mascota, se dirigió al baño a hacer sus necesidades y a lavarse la cara- Johana, ¿estás en tu casa/ mi casa?- preguntó por llamada a su amiga- Digo por si quieres que desayunemos juntos.

-Ehh... No estamos en la casa, sorry- habló la chica.

-Ah ok, nos vemos después- Keigo cortó la llamada con un sabor amargo en la boca.

Se preparó un café y sacó de la alacena un paquete de galletas que había sobrado del día anterior, agarró su teléfono y no tenía ningún mensaje de sus amigos o por lo menos de su padre.

-Capaz se olvidaron, no pasa nada- habló el rubio a su gata que se había sentado a su lado.

No podía evitar sentir un dolor en el pecho, pero no quería sentirse mal ese día así que se puso un abrigo, el barbijo y bajó al lobby de su apartamento para dirigirse al negocio de al frente.

-¡Buen día, Keigo!- saludó la kiosquera.

-Buen día, Doña Rosa- devolvió el saludo y se puso a buscar un pastelito entre la mercadería de la ya mencionada kiosquera.

-Serían 40 pesos- habló amable la señora.

-Sírvase- dijo Keigo mientras le entregaba el dinero.

-Gracias vuelva prontos- se despidió la kiosquera.

-Adiós- saludó el rubio y volvió a su apartamento.

Ya en este abrió su pastelito y le colocó una pequeña vela en el centro, la encendió y comenzó a cantar- Que los cumpla feliz, que los cumpla feliz, que lo cumplas "Mi mismo", que lo cumplas feliz- sopló la vela y con una tristeza en sus ojos se mandó todo el pastelito a la boca.

Mientras superaba su tristeza alguien comenzó a tocar la puerta constantemente- ¿Quién es?- preguntó Keigo, pero al no haber respuesta se enojó- No estoy de humor para estas pelotudec...- abrió la puerta y era Toga.

-¡Keigo! Rápido algo le sucedió a Johana- habló preocupada.

-¿Qué cosa?- preguntó el rubio.

-¡Ven!- Toga se dirigió hacia el apartamento donde se estaba quedando que era justamente al lado de donde estaba Keigo y abrió la puerta.

-¡Feliz Cumpleaños!- gritaron todos al unísono sorprendiendo a Keigo.

-¡Oh dios!- dijo Keigo avergonzado por haber pensado mal de sus amigos.

Johana fue la primera en irlo a abrazar- Feliz cumpleaños trola pelotuda- lo insultó cariñosamente.

-Gracias boluda- sonrió Keigo.

-Feliz cumple, perdón por hacerte preocupar- dijo Toga mientras lo abrazaba.

-Perdonada- respondió feliz.

-¿Are you lost babygirl?- habló Touya con voz ronca a lo que Keigo largó una carcajada.

-Basta no te sale- rió el rubio y el pelirrojo lo agarró de la cintura.

-Feliz cumpleaños Pollito- lo felicitó y luego le dio un tierno beso en los labios.

-¡Ahora a celebrar!- gritó Johana y descorchó un champagne.

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Pasaron unas cuantas horas y estaban todos completamente alcoholizados, habían tomado champagne, fernet con coca, vodka con jugo, etc. Estaban completamente dados vueltas.

-Hora de abrir los regalos- dijo Johana entregándole una caja a Keigo- Espero te guste- le guiñó el ojo.

Keigo a duras penas abrió el regalo y cuando lo sacó se volvió totalmente rojo-Es para cuando no tengas a Touya en esos momentos de necesidad- todos rieron.

-Jajsaja gracias- dijo Keigo y su regalo comenzó a vibrar- Viene con vibración y todo mira que bueno, capaz te reemplazo- bromeó a Touya.

-Toma el mío- dijo Toga entregándole una cajita- No sabía que regalarte, así que espero que te gusten.

De la cajita sacó dos aritos que uno tenía una ala de plata y el otro una espadita de plata -¡Ahh!- suspiró contento- ¡Gracias, te amo!- dijo abrazándola exaltado- Hace mucho que quería comprarme piercings nuevos- dijo emocionado.

-Bueno, los míos son dos regalos- habló Touya- Uno te lo doy ahora y el otro cuando volvamos- le guiñó el ojo provocando un sonrojo en Keigo.

-Apa- dijo Johana.

-Como vi que últimamente estaba obsesionado con esto decidí comprártelos- dijo entregándole una caja.

-¡Wow!- dijo sorprendido Keigo al ver que era unos lentes que hace rato quería- ¡Gracias!- se le abalanzó encima y lo llenó de besos por todas partes.

Se separaron y justo tocaron la puerta- Yo voy- dijo Keigo entusiasmado y se dirigió a la puerta, al abrirla todo ese entusiasmo cayó en picada.

-¿Quién lo diría? Aún me podes abrir la puerta- habló un señor serio.

-P...P...Pa- Keigo comenzó a tartamudear.

-¿Cuántas veces te dije que dejaras de tartamudear mientras hablas? No se te entiende nada carajo- el señor entró a la casa con una valija lo que puso los pelos de punta al rubio.

-¿Quién es usted?- preguntó Touya junto con los otros tres.

-Mi papá- respondió seco Keigo.

Encuarentena2 (DabiHawks) -Omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora