Capítulo 7. Se acabó la paciencia

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Paciencia

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Paciencia. Mucha paciencia había que recurrir. Ojos cerrados evitando escucharla. Alguna que otra vena en la sien estaba a punto de explotar. Los pobres alienígenas estaban sufriendo con esta ridícula cita y ___ no se daba cuenta de ello. Ella era la mar de feliz estando con los cuatro, aunque a veces pensaba que no podía quedarse con todos ellos. Deberá escoger a uno para formar una bonita familia, pero no dejará la oportunidad pasar. Hit no paraba de preguntarse en que lío se había metido. Él se conformaba en ir a una misión, asesinar a alguien y que le paguen.

Jiren estaba igual, aunque con otro pensamiento distinto. Salvar planetas de esos rufianes por intentar asustar o esclavizar a las personas. Él era justo y una criatura demasiada poderosa. Saonel estaba suplicando por todos los dioses que lo sacasen de esta locura, y Piccolo estaba igual. Escuchar la voz de esa mujer lo irritaba demasiado, incluso le daban ganas de salir volando e irse a otro planeta. O que ___ se largase. Caminar por la avenida no era nada divertido. Al contrario, era una verdadera tortura para los cuatro.

___ no dejaba de sonreír como una loca enamorada porque estaba sujetando el brazo del hombrecillo morado. Sus manos percibían lo musculado que estaba esa criatura. Además, era apuesto. Cualquier chica no pararía de mirarlo. Hit era una persona solitaria. No necesitaba la compañía de una mujer. Le bastaba con vivir solo y seguir con sus misiones. ___ se fijó que estaba serio, así que fue a sujetar el brazo de Jiren. Él la miró de reojo un tanto incómodo. Nadie lo había tocado excepto en el Torneo de Fuerza. Esta humana no le veía con miedo.

Piccolo prefería que estuviese lejos de él y que molestase a los otros. Ya tuvo suficiente en cuidar a Gohan cuando Goku estaba muerto, incluso de la pequeña Pan cuando su alumno y su esposa estaban trabajando. Todo lo raro y perturbado le perseguían. Sí, para él esa mujer era una loca desquiciada. Soportarla era uno de sus mayores retos. Sus gruñidos no funcionaban con ___. Parecía inmune. Lo peor de todo era las siguientes palabras que le dijo: «te ves muy mono cuando gruñes».

—Imaginaos de las cosas que podíamos hacer juntos. Pero me entristece que tenga que coger a uno de ustedes para casarme y tener hijos.

Jiren se tensó completamente ante esa propuesta. Hit rodó los ojos a un lado ignorándola. Piccolo hizo algo. El único que se puso nervioso era Saonel. ¿Casarse? ¿Tener hijos? Él era un Namekiano. Su cultura era diferente al de los humanos. Estuvo a punto de decir algo, pero el otro hombrecillo verde le detuvo. Con la mirada que le estaba echando, le indicaba que ya lo intentó y no sirvió de mucho. Definitivamente, no iba a tener mucha suerte, aunque debía intentarlo.

—No sé si Piccolo te habrá contado, pero nosotros dos no podemos porque somos transexuales —dijo Saonel.

—¡No importa! Yo le dije que podríamos adoptar a un niño.

—Por eso te dije que no lo intentaras —le advirtió Piccolo—. Esa mujer te da respuesta de todo.

La cara de Saonel fue de puro terror. A ella no le importaba en absoluto su sexualidad; prefería ser feliz, ante todo. La mujer más extraña que haya visto en todo el universo y, seguramente, la más loca.

Obsesión alienígena (Dragon Ball x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora