Capítulo 16. Depredador y presa

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Hacía un buen día para tomar el sol y Bulma lo sabía perfectamente. Aprovechó la ocasión para ir a la piscina de su casa, mientras Bra dormía plácidamente sin escuchar ningún tipo de ruido. La peli-azul llevaba un bikini rojo que destacaba su piel blanca y tersa. Ojalá tuviera veinte años para tener un cuerpo diez porque sus pechos se habían caído un poco al dar luz a la pequeña princesa Saiyan. Y aún así se veía bella. Pero no podía igualar con su amiga ___ que se encontraba a su lado, en una de las hamacas también tomando sol.

La peli-(c/c) portaba un bikini completo negro y los bordes eran de color dorado que brillaba a la luz del sol. Bulma la invitó para que disfrutase y tuviese la mente despejada porque pasó por muchas cosas. Ahora tenía la costumbre de hacerse una trenza mostrando así lo largo que era su cabello. Cualquier hombre que la viese se quedaría embobado, aunque ella solo tenía ojos para cuatro personas. Sin embargo, aún se preguntaba si ellos se fijarán en ella por todo lo que había pasado. ___ intentaba todo lo posible para ser neutra. Ser una chica normal y corriente que aún conservaba amor por ellos.

De repente, un ruido robótico la alarmó que alzó la vista viendo a un robot aproximarse con una bandeja de comida. ¿Dónde estaba ese tal Pilaf y el resto de su grupo?

—Están atendiendo a Bills-sama y a los otros dioses —respondió Bulma. Vaya, no pensaba que su amiga le leyera el pensamiento.

—¿Son peligrosos?

—No sé cómo son los otros, pero Bills-sama es un dios egocéntrico y que sólo piensa en comer. Si necesitas ayuda, la única forma de convencerlo es dándole un buen plato de comida.

—Lo único que no entiendo es cómo es que Whis-sama sea su maestro y su sirviente al mismo tiempo.

—Ya ahí no me meto.

Una duda sin resolver, aunque no tenía mucha importante. Solo que le llamaba la atención de que Goku y Vegeta fuesen entrenados por Whis y no por el Dios de la Destrucción. Y pensar que ella era una pariente lejana del ángel. Se acomodó en la hamaca para comer los minis bocaditos que trajo el robot. «Salado», dijo al probar el tomate bien rajado y combinado con queso y jamón. Una combinación extraña e intrigante. El sol era agradable, pero había que tener cuidado por los rayos UVA. Entonces era preferible darse un buen chapuzón.

Al terminar de comer, se dirigió al borde de la piscina y se sentó, dejando que sus pies tocasen el agua. Estaba fría. Suficiente para darse un buen baño. Poco a poco se iba metiendo, dejando que su piel se erizase. El agua le llegaba hasta la altura de sus pechos. Le importaba poco que su trenza se mojase. Siempre estará perfecto. Nadó un poco de un lado para otro disfrutando de este gran momento. Al estar al otro lado apoyó los brazos en el bordillo para descansar y relajarse completamente. Su cabello brillaba a causa de los rayos del sol. El viento soplar en su cara era increíble.

Obsesión alienígena (Dragon Ball x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora