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Capítulo XVI

—¿Encontraron algo?

—No señor— el soldado temía ante su superior —Tenemos cinco bajas.

—¡Maldita sea!

—¿Qué se sabe de las causas de la muerte de Jiménez?

—Fue ella... señor.

🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒

⏳Flashback

—Shh, nos van a descubrir— me susurra Khalid y una risilla nerviosa le sale detrás de mí.

—Odio el suspenso— me quejo.

—Ahí están las galletas— caminamos en puntillitas hacia nuestro objetivo.

—Lo hicimos, ahora de...— Khalid no logra terminar la frase.

—¿Quién anda ahí?— una voz gruesa y fuerte retumba desde algún lugar de la tienda. Khalid y yo intercambiamos miradas, la adrenalina corría por nuestras venas, por nuestra cabeza pasa el mismo pensamiento.

—Ya tenemos suficiente, ya vámonos nos van a pillar— y como si lo hubiéramos llamado con los susurros, el hombre de la tienda nos descubrió, pero no nos atrapó ya que salimos corriendo como si fuéramos Sonic.

Nos detenemos al percatarnos que el vendedor ya no nos persigue, sin aliento por el momento, nos miramos y comenzamos a reír, nunca había hecho este tipo de locuras, a pesar de solo tener trece años.

Esta situación me llevó al pasado. Me hubiera gustado recordar eso en otras circunstancias. No en el momento en que nuestras vidas corren verdadero peligro.

Nos podrían dejar aquí por siempre, nos podrían matar, o experimentar con nosotros, tal vez sacar nuestros órganos y venderlos en el mercado negro.

Muchas cosas se cruzan por mi cabeza. Tal vez absurdas, pero no sabíamos en que lío nos estábamos metiendo.

Mis sentidos me llevaron a recordar que tenía la pistola que me había dado Adio al iniciar esta locura en la parte baja de mi espalda.

Analizo con el rabillo del ojo la posición del hombre, mis instintos de supervivencia estaban al máximo, solo me queda confiar en mi misma.

—No volveré a preguntar ¿Quiénes sois?— sabía que con cada segundo que pasaba, el hombre estaba más cerca.

Marek estaba pálido, no daba crédito a lo que presenciaba, Adio continuaba estático, sin moverse, como si quedándose en esa posición no lo fueran a notar.

Con una maniobra rápida agarre la pistola y disparé.

Sentí confusión al percatarme que el hombre no sangraba, ni tampoco gritó de dolor. Solo se retorció tipo, Niña del exorcista, el disparo fue una descarga eléctrica bien intensa. Sentí un enorme alivio al saber que no lo asesine.

No nos tardamos ni un segundo más y salimos echando chispa del lugar. Encontramos una puerta con aspecto similar a la anterior, aunque esta tuvimos que forzarla para abrirla.
Hayamos otro túnel igual al del principio, pero esta vez no habían escaleras. Tenía otro tipo de salida. Aquello parecía más bien la salida de una cueva.