Capítulo XIX

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⚠️⚠️⚠️Advertencia: en este capítulo se presencian escenas violentas y contenido delicado. Queda bajo tu responsabilidad seguir.⚠️⚠️⚠️
Nota de autora al final del capítulo.
Sin más que decir disfruten.

—Fui yo quien mate al monstruo de los caramelos— murmura Desa perpleja por lo que acababa de escuchar.

—Ese no es el único enemigo que nos queda Green, en esta historia hay más de lo que crees.

🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒

Khalid Price

—Muy bien, comencemos de nuevo, Tamara— mi hermana suspiró en un intento por cargar el limite de su paciencia el cual ya habían cruzado hace mucho tiempo—¿Quién te ayudó a escapar?— nuevamente silencio.

El fuerte puño de Kara impactó nuevamente en el rostro de aquella mujer que comenzaba a hincharme los huevos. Tamara comenzaba a reír abiertamente disfrutando con cada golpe que le proporcionaba Kara.

—Puedes golpearme todo lo que quieras, no te diré una sola palabra.

—Quería ser buena contigo, pero no soporto que me hinchen los ovarios— mi hermana se giró a por las dos pinzas y conectarlas en la silla de metal donde se hallaba aquella mujer.

Le lanzó un cubo con agua helada encima y junto a esto, puso los pies descalzos de la mujer en otro cubo con agua. Su sonrisa se borró inmediatamente en cuanto dedujo lo que planeaba Kara. Ahora sí estaba aterrada.

—¿Q-Qué vas... qué vas a hacerme?— una amplia y malévola sonrisa se dibujó en el perfecto rostro de mi hermana.

—¿Sabes qué es esto?— le pregunta Kara disfrutando de ese momento. —Sé que sabes lo que es, pero te lo voy a recordar— hizo una pausa para agregar tensión —Cada vez que gire esta palanquita, te caerá una descarga eléctrica que puede ocasionarte múltiples daños, tal vez si llego al final, de allí arriba...— le señaló justo encima de la cabeza de la golpeada —...puede salir disparado un rayo para partirte a la mitad... así que tú decides, o me cuentas como demonios te saliste del hospital y con ayuda de quien... o tu vida ficticia se va por el caño cuando te devuelva a la realidad.

Esa es mi hermanita

Sin esperar respuesta comenzó a subir a la palanquita lentamente, el puntero del voltaje cada vez iba siendo más alto y Tamara ya se sentía un buen número de volteos recorriendo por todo su cuerpo.

—Fue la Brent— gritó a todo pulmón. Mi hermana paró y volvió la palanca a su lugar, volteó para ver a la mujer prestando mucha atención a sus palabras.

—¿Cómo has dicho?— esto se iba a poner interesante.

—Fue Anel Brent.

—Sabes que si mientes...— negó rápidamente con la cabeza.

—No, n-no miento, Anel Brent no murió, ella... ella sigue ahí, está viva.

—Cuéntame más— Kara subía nuevamente la palanca.

—Ella... no es... ella— se más específica. Por suerte mi hermana les da voz a mis pensamientos.

Price [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora