Capítulo XX

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—¿Cómo carajos te escapaste?— pregunta Nara agitada de tanto correr.

—¿Por qué demonios tu padre te trajo a este lugar?

—Yo pregunté primero— a Desa no le quedó de otra que contestar.

—Pues digamos que sé correr— Desa respira cogiendo aire, también agitada —Te toca.

—Sufro de unas tres enfermedades mentales y según ese hombre que dice ser mi padre, aquí pueden curarme— el pitido del ascensor anunció que habían llegado a su destino.

🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒

En los cuadros que decoran la sala de estar de la mansión, se pueden apreciar las típicas fotografías familiares, las cuales todos salimos sonrientes, alegres, como si nuestra vida fuera perfecta, sin defectos, sin obstáculos, solo nos vemos nosotros aparentando ser la familia que todos envidian.

Había una foto que destacaba más que las demás, una que se podía apreciar la miseria en la que estábamos hundidos, a pesar de la fortuna que tuviéramos en miles de bancos y en pedazos de plásticos como las tarjetas de crédito.

Se aprecia como mi padre le pasaba el brazo derecho a mi madre por los hombros, a ella se le dibujaba una hermosa sonrisa que hacía el cuadro más real y agradable al apreciarlo. Mi madre enamorada, observaba a mi padre de reojo. El porte de mi padre era un poco más serio, pero se le notaba sereno, tranquilo y feliz. Detrás de esta apariencia se ocultaban tantos secretos que solo nosotros sabíamos el precio de aquello.

Delante de mis padres, estaba una yo de doce años, con una sonrisa de boca cerrada y la mano de mi mamá puesta en mi hombro, mi mirada irradiaba completa alegría, o eso aparentaba. A mi lado, Diego, este tenía una de mis manos entrelazada con la suya, mi padre sujetaba su hombro como mamá el mío, aquel monstruo que no me tuvo piedad ni una vez, me miraba de soslayo con una sonrisa mostrando su impecable dentadura. Cualquier ajeno a mi familia, podría describir, que mi hermano me observaba de manera dulce. Pero nadie sabía lo que sentía mi piel solo con el rose de su piel con la mía en un simple abrazo.

Era el cuadro perfecto de una de las familias más famosas de Howland.
Solo nosotros, sabíamos lo que escondía cada mirada, cada sonrisa, cada mano de nuestros padres en nuestro hombro, aquel momento.

Mi padre sentía un total resentimiento por todos aquellos criminales que tuvo que defender y jodieron su vida tantas veces que tuvimos que cambiar de hogar más veces de las que pudiera contar estos tres últimos años. Mi madre bajo esa sonrisa amorosa hacia mi padre, sentía un miedo que solo ella podía saber la magnitud, su mano sobre mi hombro era signo de que intentaba protegerme a pesar que le era imposible, teniendo a dos monstruos como estos viviendo junto a nosotras. Mi hermano, escondía su asquerosa personalidad bajo las sombras de la noche, en su mirada hacia mí, solo le urgía que llegara el momento de drogarme y abusar de mi pequeño e inocente cuerpo, eso sin hablar de toda la mierda que lo rodeaba aparte de su otra cara, aún más peligrosa.

Y yo, en mi mirada se escondía las ganas que tenía de salir corriendo de allí, no me sentía a salvo ni con un abrazo de mi madre. Mi sonrisa mostraba mi miedo y la impotencia de no poder defenderme. Mi mano entrelazada con la de Diego, la cual estaba fuertemente agarrada por él y solo quería soltarla, agarrar cualquier arma mortal y acabar con la vida de un ser tan repugnante como lo era él.

Aún estoy en shock, analizando cada una de las palabras que Khalid mencionó anteriormente. Intentando digerir cada detalle que me contó y enlazándolo con cada flashback que he tenido desde que comencé a recordar. Mi cuerpo emite una sacudida abrupta, señal de que acababa de darme cuenta de que estaba completamente rota.

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