Capítulo XVIII

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—Hemos hecho todo lo que hemos podido— comunica el doctor a la familia y a los allegados de Desa. —La paciente ha entrado en estado de coma.

El pasillo solo lo inundaban caras desesperadas, tristes y llantos.

—¿No hay nada que se pueda hacer?— preguntó uno de los Price sin poder contenerse.

—Solo nos queda esperar.

🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒

Comenzaba a asquearme todo mi alrededor. Me sentía mal con cada recuerdo que volvía a mi cabeza, y por mucho que quiera recuperar gran parte de mi memoria... seguía odiándolo cada vez un poco más.

Mis padres me habían convencido de venir a este lugar con la excusa de intentar calmar mi mente, alejarme de todo lo que me puede alterar, o provocarme gran estrés al punto de caer en el colapso. Sin embargo, he tenido más ataques de pánico en un mes que en toda mi vida.

No dije ni una palabra camino a la universidad. Accedí a que Adio condujera mientras yo analizaba cada momento de mi vida, o bueno, lo poco que recordaba.

Comparándolo con lo mucho que he cambiado en tan poco tiempo con personas que apenas conozco. A pesar que ya estuvieron presente alguna vez, seguían siendo desconocidos para mí.

Todos bajamos de nuestros vehículos como aquella escena de la película de Crepúsculo parte uno —escena digna de admirar—. La diferencia es que ellos se adentran en sus coches, nosotros salimos como todos unos dioses.

No me gusta mucho llamar la atención, pero era imposible al estar rodeada de personas como los hermanos Price.

Todas las chicas babeaban por cada uno de ellos y hasta algunos chicos se les iba la mirada al percibir tales personas robarse toda la atención.

Seguía siendo jodido y escena digna de película de Hollywood adolescente, cuando todos teníamos los casilleros tan unidos. Adio, Caín y Kara, tenían sus taquillas frente a las nuestras en el lado izquierdo del pasillo. En cambio, Khalid, Tarik y yo compartíamos la misma línea de taquillas a la derecha.

Aquello parecía tan planificado, que todos terminamos de coger los libros y al mismo tiempo cerramos nuestro casillero para, sin decir una palabra dirigirnos a nuestras clases, aun con la mirada de medio estudiantado sobre nosotros. Me frustraba que todos les guardaran ese gran respeto y sumisión.

¿Qué habrán hecho estos como para ser literalmente los reyes de TRUE?

Mi primera clase no coincide con ninguno de ellos —por suerte— no es por nada malo, solo que he tenido suficientes miradas por hoy. Decido sentarme en la última fila ya que es una de las clases que más odio.

—¿Me puedo sentar?— supe instantáneamente de quien provenía esa voz, no pude evitar mi ceño fruncido por ver a una cabellera rubia teñida sentándose a mi lado.

¿Cuándo he dicho yo que sí?

Fue imposible no darle un repaso a la chica que se acababa de sentar a mi lado, mi rostro de seguro tenía una mueca rosando lo asqueada.

¿En qué momento he entrado en un universo paralelo? ¿Nara Hall? ¿Siendo amable?

—Okey, no puedo soportarlo más— era obvio que ella se estaba esperando mi pregunta —¿Se puede saber que bicho te picó?

Price [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora